La dignificación del trabajo


1. La palabra "trabajo" debería sugerirnos a todos no sólo un medio para ganar la vida sino una colaboración social.

2. ... El trabajo podría ser definido "el esfuerzo que se pone al servicio de la humanidad: esfuerzo personal en su origen, fraterno en sus fines, santificador en sus efectos"

3. Por el trabajo el hombre da lo mejor que tiene: su actividad personal, algo suyo, lo más suyo: no su dinero, sus bienes, sino su esfuerzo, su vida misma.

4. Trabajar en condiciones humanas es bello y produce alegría.

5. ...La sociedad vive por el trabajo de sus ciudadanos, sin el trabajo no habría riqueza ni sociedad.

6. Así como hay condecoraciones para los que realizan hazañas bélicas o llevan adelante con éxito gestiones diplomáticas, debería haber condecoraciones para los "héroes del trabajo", héroes ocultos sin los cuales no progresa la humanidad.

7. La sociedad debería vivir en un acto continuo de acción de gracias a todos los que laboran su grandeza espiritual, intelectual, manual y consiguientemente de respeto a todo trabajador.

8. Siempre el que recibe el esfuerzo de un hombre, recibe más que lo que le da al entregarle en cambio billetes de banco o monedas, aunque fuesen de oro legítimo.

9. Es necesario que cada uno ocupe el sitio que le corresponde conforme a su naturaleza humana, que participe de los trabajos, pero también de las satisfacciones, como conviene a hermanos, hijo de un mismo Padre.

10. Es horrible el contraste entre quienes nadan en la abundancia y quienes se ahogan en la desesperación de la indigencia.

11. Es imposible predicar a estómagos vacíos.

12. Nada puede hacer tanto daño a nuestra religión como, ese horrendo contraste entre la predicación oral de una doctrina que pone como corona de virtudes y distintivo de su fe a la caridad y el egoísmo práctico, la vida encerrada en sí misma de quienes dicen profesar esa doctrina... Los hombres que son testigos de tal contraste no sólo condenan a los hombres, sino que desprecian su fe.

San Alberto Hurtado, S.J.

8 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

No hay pobres,sino personas mal pagadas. Toda persona, por pequeña que sea produce cuando realiza un trabajo, y ese trabajo debe ser remunerado con lo suficiente para tener una vida digna: casa decente, educación libre con posibilidades de formarse y capacitarse, asistencia médica que garantice una buena salud y acceso a todo lo necesario que suponga tener una vida digna.
El problema empieza y termina cuando uno quiere apoderarse del trabajo del otro y pagarle según le convenga y tendiendo a conseguir él más beneficios que el dueño de su propio trabajo. El problema empieza y termina cuando unos están interesados en que sigan existiendo ignorantes a los que poder engañar y explotar, para seguir ellos comodamente en la barca y que sean otros los que remen. El problema no es de crisis, sino de egoísmos.
continuemos en la lucha de denunciar y proclamar, haciéndolo saber, todo aquello que atenta contra la dignidad de la persona humana.
Un abrazo en XTO.JESÚS.

La Turca y sus viajes dijo...

Hola!!!!!!!

ME GUSTO MUCHO TU ARTICULO SOBRE EL TRABAJO, HAY MUCHAS VERDADES, tenemos que enseñar a nuestros jóvenes sobre el trabajo y de apoco inculcar la “cultura al trabajo”, porque la hemos ido perdiendo.

Que pases un buen fin de semana junto a los tuyos y disfrutes de este sábado hermoso.


Un besote y abrazo de oso.

SD dijo...

Interesante aporte amigo, en cuanto al trabajo, aprendí una vez de un fraile franciscano que todo trabajo que sea lícito podemos realizarlo y eso nos dignifica.
Y por otro lado, el modo asumido por los monjes en su regla: ora et labora, como una máxima de su vida.

Gracias por el tema.
Saludos,
SB

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Salvador: es como dices, se trata de egoísmo...Es cuestión de darle más valor a las cosas que a las personas, y de ello hablas con muchísima claridad en tu reflexión "Las fronteras matan". Hay libertad absoluta para el tráfico del dinero, para mercancías licitas -o no tanto- pero se restringe cada vez más el tránsito de las personas. La dignidad de cada persona se ignora alevosamente, y es cosa nuestra denunciarlo y anunciar que otra realidad es posible y que otra Vida nos espera. Un gran abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Hola Común! Gracias por tu presencia y tus palabras. Y es así: perdimos algo muy valioso, algo que cuando lo tuvimos no supimos apreciarlo, la cultura del trabajo, y está especialmente en nosotros recuperarla. La alegría y la bendición del Resucitado para vos y los tuyos, y que tengas una excelente semana. Un abrazo fraterno en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

SB, a eso me orientaba con las reflexiones de San ALberto Hurtado: al hecho de que mediante el trabajo uno se dignifica, pues no se trata sólo de la sal/salario, es mucho más. Quiera Dios permitirnos redescubrir el aspecto sacramental del trabajo. Un abrazo fraterno en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo

Unknown dijo...

Yo creo que es el ser humano el que dignifica al trabajo y no al reves... el que siempre es digno, y no solo cuando produce, es el ser humano.

Unknown dijo...

Yo creo que es el ser humano el que dignifica al trabajo y no al reves... el que siempre es digno, y no solo cuando produce, es el ser humano.

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