Aguas turbulentas


Para el día de hoy (30/06/09):

Evangelio según San Mateo 8, 23-27

(Cuando nos aferramos a la frágil estructura de la existencia, la menor turbulencia nos atemoriza y nos hace creer que vamos a perecer.

Sin embargo, en nuestro barquito de papel que flota en el mar embravecido del devenir diario, el Señor duerme tranquilo.

Y duerme tranquilo... no está sólo descansando su cuerpo, tiene la serenidad de quien deposita la confianza sólo en Dios.

Arrecia la tormenta, pero el Señor no se despierta por el bramido de las aguas turbulentas... Se despierta por nuestros gritos angustiados cargados de desesperanza.

-¡Señor, salvanos que perecemos!-

El Maestro nos reprende por nuestra falta de fé.
Así y todo, no se queda en el reproche, pues no hay nada que pueda oponer resistencia a Su Palabra.

Será cuestión de confiar y aferrarnos a la insumergible madera de su cruz, que es Vida que se abre paso entre la muerte.)

Paz y Bien

5 comentarios:

Eduardo dijo...

Que cuesta pues sí y bastante! Pero tenemos que pedirle fortaleza a nuestro Señor Jesús para que nos de la confianza necesaria para seguir adelante. No solo decir con palabras que confiamos en él, sino hacerlo tambien en la realidad. Depositar nuestros temores y que las aguas turbulentas no nos quiten la paz.

Francisco Cavada dijo...

Excelente escrito, felicitaciones. Nada más que agregar, porque lo que planteas, es lo que debemos vivir en la realidad.

Un abrazo fraterno.

Fray Marcos dijo...

Coincido con Eduardo, es lo más dificil...pero es lo mejor.

Un abrazo. Pza y bien.

Anónimo dijo...

Saber saltar al vacío es aprender a vivir en la voluntad del Señor en medio de las turbulencias, vivir en fe, por que solo El Padre sabe por que y para que vivimos nuestros problemas, gracias por esta entrada.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Eduardo: nada más cierto, si no hay coherencia entre lo que profesamos y lo que practicamos, estamos a merced de cualquier vaivén que se nos cruce. Gracias por tus palabras.

Francisco Javier: muchas gracias por tus palabras y por tu participación

Marcos: a veces no nos queda otra opción que el camino difícil, es fácil perderse y ahogarse. Gracias por andar siempre fraternalmente por aquí.

Queoquina: soy yo quien debe agradecer la profundidad y certeza de tus palabras en esta simple entrada, porque es muy pero muy cierto, el Padre nos conoce y sabe qué y porqué pasa lo que nos pasa.

A todos, les ruego me disculpen la demora en contestar sus comentarios, que me son tan gratos y valiosos.
A todos, un afectuoso abrazo en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

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