Nuestras lámparas

Para el día de hoy (28/08/09):
Evangelio según San Mateo 25, 1-13

(El Maestro siempre ha buscado ejemplos sencillos, de la vida cotidiana para enseñar el camino del Reino de los Cielos.
En los tiempos de su caminar por Israel, el aceite era un elemento indispensable tanto para cocinar como para encender las lámparas de las casas.
Por lo indispensable, quedarse sin el mismo trasluce una negligencia rayana en el desprecio y la torpeza.
Quedarse sin aceite implica no cocinar -no comer- y permanecer en la oscuridad.

Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, pero el mismo señalaría estar atentos a cuando el nivel de aceite en la lámpara disminuye, y aprovisionarse de ese combustible para tener disponibilidad suficiente en caso de necesidad: no vaya a ser que venga la noche y nos quedemos a oscuras.

Ese mismo sentido común, quizás, debería aplicarse a las cosas de Dios.
Estar atentos y preparados, especialmente a los detalles que nos parecen menores, pues hasta en ese mínimo gesto del aceite y la lámpara está el llamado del Padre Bueno.
-No vaya a ser que nos quedemos en penumbras y no podamos hacer nuestra la fiesta del Reino-)

Paz y Bien

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