De servidores, recompensas y privilegios


Para el día de hoy (10/11/09):
Evangelio según San Lucas 17, 7-10

(Nos suenan duras las palabras de Jesús.
¿Cómo es eso: viene el servidor, el esclavo, luego de un día de arduo trabajo y además, debe prepararle la cena a su Señor, sin recibir ningún tipo de reconocimiento, y recién al final, cuando todo está terminado, puede sentarse a comer y beber? ¿Y además, no debe esperar otra cosa que reconocerse como siervo inútil?

Es un golpe muy fuerte a nuestras estructuras mundanas.
Dá de lleno contra esa corteza que hemos ido pacientemente acumulando alrededor del corazón, mediante la cual todo lo que hagamos debe tener su reconocimiento, en donde cada acción "para" Dios recibe su merecida recompensa -y quizás más en la otra vida que en esta-.
Nos hemos vuelto esclavos de la idolatría del éxito, cultores de una fé que busca los premios a las virtudes. De allí la dureza que nos traen las palabras del Maestro.

Y el Reino de los Cielos viene desde abajo, en silencio, gratuitamente, está presente entre nosotros.
Y -¡Alabado sea Dios!- no se deja circunscribir por lógicas humanas.

Hay que decidirse a entenderlo de una vez por todas: Dios no tiene necesidad de nosotros...
Dios nos ama.

Por eso es maravilloso considerarse desde los fondos del alma siervos inútiles, que sólo saben cumplir con la tarea que les corresponde, sin buscar contraprestación, recompensa o reconocimiento.

María lo sabía: -Yo soy la esclava del Señor...Hágase en mí según su Palabra...-

Y Jesús, Señor de la Historia, verdadero Hombre y verdadero Dios se humilló totalmente haciéndose servidor de todos... Por ello, les manda a sus amigos -los doce de aquel entonces, nosotros mismos ahora- que el que quiera ser primero, sea el esclavo de todos.

El privilegio del servidor no radica en lo realizado, sino más bien en haber sido elegido para servir a los hermanos, y ser partícipe de la vida divina.

Somos hijos de un Dios que no posee nada, pues es donación permanente.

Somos un pueblo nuevo privilegiado por la mirada de Abbá Padre de Jesús y Padre nuestro, que sin necesitarnos, nos invita a unirnos a Él en hacer presente su Reino en esta tierra)

Paz y Bien



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