Zaqueo


Para el día de hoy (17/11/09):
Evangelio según San Lucas 19, 1-10

(Zaqueo no las tenía todas a favor, todo lo contrario.
Era jefe de publicanos, es decir, jefe de los recaudadores de impuestos para Roma; recordemos, para sus paisanos los publicanos tenían la misma estatura moral de las prostitutas.
Y si de altura hablamos, Zaqueo era de escasa estatura... Por esos días pasaba Jesús por su ciudad, y movido por la curiosidad y por la fama que precedía al Maestro, trataba por todos los medios de conocerlo.
Sin embargo, la multitud impedía que pudiera verlo; urgido por una rara necesidad, corrió hasta un árbol, y encaramándose, esperó desde allí arriba el paso de Jesús.

Quizás aquí debamos detenernos un momento, y observar no tanto las piruetas que realizaba el pequeño Zaqueo, sino su afán por conocer a Jesús...No le bastaba lo que le habían contado acerca de Él.
Pero afanoso por estar en un buen lugar para verlo cuando pasara, se le adelanta el Señor, y lo vé.

Siempre Dios vá por delante de nuestras ansias...

El Maestro vé en lo profundo de los corazones, y le pide a Zaqueo que se baje pues quiere hospedarse en su casa.
Y este pedido desata la alegría de Zaqueo.
Cuando Cristo quiere venir a habitarnos en nuestra casa-corazón, pide permiso... Y cuando entra, todo se trasnforma, brota la alegría y cambia la vida, muy a pesar de aquellos que puedan pensar que determinados sujetos no son pasibles de conversión.

Para el Dios de la Vida nada es imposible.

Jesús se instala en la casa de Zaqueo, y hay una sola respuesta: una conversión profunda, una fé que responde con hechos concretos y no se queda en la declamación figurativa.
Zaqueo dá la mitad de sus bienes a los pobres y dá su palabra de reparar cualquier injusticia que haya causado.
Ésa, y no otra, es la respuesta auténtica de un alma que ha sido habitada por Jesús y que ha renacido a su justicia.

Señor, ayudanos a bajarnos de estas ramas donde solemos encaramarnos.
Vení a quedarte en casa.
Queremos reparar tanto daño que hemos hecho, queremos vivir tu vida, porque vos nos ves siempre en lo profundo, y rescatás lo bueno que tenemos, por pequeño que parezca.
Amén)

Paz y Bien




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