Mensajes mansos o palabras voraces

Para el día de hoy (23/06/10):
Evangelio según San Mateo 7, 15-20

(Si hay algo que debemos tener siempre presente es que la Palabra es Palabra de Vida y Palabra Viva.
Así, lo que fué escrito inspirado por el Espíritu en determinado tiempo histórico, tiene implicaciones directas en nuestro presente: Dios nos habla hoy, ahora, en este momento.

Por ello, quizás se nos vuelva más que necesario que la enseñanza del Maestro no nos conforme, antes bien, que nos interpele, nos conmueva y desestabilice, nos tale la cizaña con el fin de que la semilla del Reino germine franca y fuerte alma adentro.

Si por un momento nos detenemos del ahogo de la rutina, podemos darnos cuenta de algo fundante: Jesús siempre nos habla desde cosas sencillas, con palabras claras, sin irse por las ramas de discursos vacuos... Y entonces, tal vez caigamos en la cuenta de los que hacemos las cosas complicadas, intrincadas y a menudo incomprensibles somos nosotros.
Es dable pensar que a veces, una consecuencia de eso que llamamos pecado sea lo que inútilmente complicamos, y sin embargo es tan sencillo y diáfano como el pan.

Por eso la advertencia del Maestro: -Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán...-
Es una antítesis imposible de conciliar, a menos que el lobo abandone su voracidad.

Sabemos de muchos lobos, que suelen atacar en manada; la clave está en el discernimiento del corazón.
Porque el lobo con disfraz puede hablar palabras veraces, pero lo hace movido por la voracidad de su egoísmo y su codicia, mientras que la oveja puede hablar las mismas palabras pero lo hace porque ha escuchado primero la voz de su Buen Pastor, y es fértil en frutos mansos de generosidad, solidaridad y desapego de sí mismo.
Ese desapego la vuelve tan fiel al dar testimonio de lo que es de Dios y lo que es del César, que se vuelve molesta, intolerable y peligrosa para los poderosos como su mismo Pastor, acusado de profeta falso y por ello, ejecutado.
A menudo los lobos voraces que se ensañan con las ovejas fieles tienen visibles pieles de hombres y mujeres bienintencionados y piadosos.

Por ello hemos de andar con cuidado, especialmente allí en donde se nos arraigan el trigo y la cizaña... Porque a veces nosotros mismos también nos volvemos hambrientos y violentos lobos de afiladas buenas intenciones.

Será cuestión no tanto de prudencia.
Será cuestión de decidirse, con el coraje que el Espíritu y que anima el amor, a tener un claro y perceptible aroma a oveja, y una piel que no esconda nada, aún a riesgo de las manadas rapaces que puedan salirnos al paso.

El Buen Pastor nos cuida)

Paz y Bien


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