Berakhah de los pequeños y sencillos

Para el día de hoy (14/07/10):
Evangelio según San Mateo 11, 25-27

(Berakhah, en la tradición religiosa del pueblo de Israel, es una breve bendición y alabanza que se eleva a Dios, en la misma línea de los profetas y salmistas.

Más esta bendición que eleva Jesús es fuera de lo común.

Al Dios del Universo lo llama Padre, el Señor del Cielo y la Tierra: Él se identifica plenamente con Dios y Dios plenamente con Él, de tal modo que Jesús es Dios y Dios es Jesús.

Esa es la gran Revelación, es decir, quitar los velos a lo que estaba oculto a los ojos humanos.
Y más allá: agradece a su Padre por haber revelado este misterio especialmente a los pequeños, a las almas sencillas...
En cambio, esta Infinita noticia -única para la humanidad- sigue permaneciendo inaccesible para algunas miradas.

Pues el Dios de la Vida que se nos revela en Jesús, se manifiesta con particular y especial ternura a los pequeños, a los que el mundo no tiene en cuenta ni considera, a los que están libres de toda rigidez intelectual y cordial y son capaces de ver los signos vivos de la presencia de Dios en el Maestro.

Quizás haya que volver a pensarse como niños, recuperar nuestra capacidad de asombro y alegría espontánea, volver a saborear la felicidad que nos traen los regalos, lo dado por amor sin condiciones... en especial, como María, redescubrirnos pequeños y, no obstante, destinatarios del mensaje de Salvación que cambia de una vez y para siempre la historia de la humanidad)

Paz y Bien

2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Cuando las cosas extraordinarias son hechas por personas relevantes, capaciatadas y dotadas de grandes talentos y cualidades, lo logíco es pensar que lo normal es que las hagan. Y no nos sorprendería mucho verlas y comprobarlas.

Ahora, cuando desde la pequeñez, la humildad y pobreza, incapaz de poder hacer nada, y menos obras extraordinarisa, se realizan prodigios que no nos lo explicamos sino desde el misterio del milagro, se manifiesta la Gloria de DIOS.

Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Hermano, qué importante es que recuperemos la capacidad de asombro. Es vital y es propia de una vida plena de la Palabra
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba