Una pacífica urgencia

Para el día de hoy (04/07/10):
Evangelio según San Lucas 12, 1-12.17-20

(Son setenta enviados: no se menciona sus nombres, no se indica su origen, no pertenecen al núcleo de los Doce, ni siquiera se nos indica que fueran discípulos que caminaban con Jesús.

Jesús no envía expertos comunicadores, exégetas expertos, sabios doctores en las Escrituras o hábiles y entrenados predicadores.
Signo y símbolo de nuestra identidad, allí estamos entre ese grupo de enviados, expectantes a la Palabra del Maestro: digámoslo sin ambages, seguir a Jesús -eso de ser cristiano- tiene necesariamente una impronta misionera.

Es un extraño ejército de mujeres y hombres el que se pone en marcha, con perentoria urgencia.
Están armados hasta los dientes de oración y confianza en la Providencia de Aquel nunca los abandona.
Van convenientemente despojados de todo equipamiento: sin calzado, sin mochila, sin bagajes. Por ello andarán con pies ligeros, sin la carga inútil de las propias seguridades.

El combate es más extraño aún: la misión implica un Shalom eterno hecho presente y tangible.
Presentarán batalla, cara a cara, contra sus propios egos; la paz que portan en el pecho no es ausencia de conflictos, sino mensaje de plenitud.
Esa paz tiene por destinatarios a toda mujer y todo hombre en búsqueda de esa paz que es hija dilecta de la fraternidad y la justicia. La logística estará dada por subordinar las capacidades propias a la edificación de esa paz por todos los medios, a ser conciliadores, a no generar escándalos, a ser generosamente abundantes en la solidaridad.
Allí está la raíz de nuestra catolicidad, de hacedores de puentes -¡pontífices!-: a menudo, los receptores de ese Shalom de Dios, saludo pleno de ternura, se encontrarán en los lugares menos esperados.

Soldados mansos, corderos en medio de lobos, estarán siempre dispuestos a un sólo derramamiento de sangre: el propio.
Es tal la urgencia, que no hay que detenerse en el camino por ningún motivo.

No es cuestión individual, claro que : de dos en dos, humildemente y en silencio Jesús va construyendo comunidad.

Allí en donde los mensajeros se hacen uno con los destinatarios del mensaje, cuando comparten sus vidas -hogar, comida, lenguaje, cultura- allí brota fuerte y sana la semilla imparable del Reino, aquí y ahora.

Por allí se asoma eso que llamamos felicidad, alegría plena: no por el éxito -falacia estéril de las almas- sino por saberse querido y amado tal cual uno es por un Dios Padre y Madre de Misericordia.

Allí se renueva la faz de la tierra: el amor nos urge y apremia.

Seguramente, habrá que sacudirse la tierra que se pegue a los pies en donde la Buena Noticia no se reciba, en donde el Reino sea rechazado.
A no engañarse nuevamente con nuestro éxito: se trata de que cuando se rechaza la alegría, la justicia, la liberación -el Reino- sólo queda un horizonte de muerte y una vereda que desemboca en el exterminio.

Vamos enviados por Aquel que no vacila en darse y no cesa de alentarnos y sostenernos.
Desde un estridente silencio profundo, diremos entonces:-Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído- Hch 4,20)

Paz y Bien


8 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Ricardo, hoy no te hago comentantario al evangelio, vengo a darte las gracias por estar a mi lado, estamos unidos a Cristo en oración por todo cuanto se nos encomienda,México es una emergencia, creo que María del Rayo nos escribió al mismo tiempo y ambos corrimos para que todos juntos orásemos. Gracias por tu amistad, que Dios te bendiga
Con ternura
Sor.Cecilia

Unknown dijo...

Solo hacen falta dos, al menos dos, para que lo pedido o, mejor aun, actuado, sea una realidad.
Para que Cristo mismo se congratule con, por y para nosotros.
Sois más de dos los que pedís por vuestra tierra madre que es nuestra tierra hermana
Como María: madre, hermana
Tranquilos, no puede andar lejos de Su Corazón
En el Amigo, Al + Mc

Salvador Pérez Alayón dijo...

Nuestro primer y único compromiso es ser misioneros. Significa eso que, por nuestro Bautismo, tenemos y debemos que evangelizar, y eso es "mostrar a Cristo".

¿Dónde? Primero, con mi presencia, no lejanía ni ausencia... Segundo con mi testimonio, mis actos, mi vida y su obrar... Tercero con mi diálogo, que al estar presente inicio con mi prójimo (familia, trabajo, amigos...etc) y cuarto, cuando ya conozco algo del que tengo al lado, o del que la vida me ha puesto, y su búsqueda o fe se ha despertado, le hablo según sus deseos y apetencias de que JESÚS es nuestro mayor logro y meta, porque en ÉL encontraremos la felicidad y eternidad que tanto buscamos.

Estar entre los 172 es tomar conciencia que en mi Bautizo estoy comprometido a ello, porque llenarme de la Vida de la Gracia es derramar Gracia en abundancia y esto contagia.

Un fuerta abrazo en XTO.JESÚS.

Anónimo dijo...

Exacto. Hablemos de Dios y mantengamos la union con El a traves de nuestras palabras en el mundo.
Llevemosle en nuestro corazon y atravesemos el de los demas con su Luz.

Un abrazo.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida Sor Cecilia, no puede haber demoras cuando un hermano está en peligro. Tenemos en nuestras manos la fuerza infinita de la oración y no debemos dejarla de lado.
Un abrazo grande para usted y sus hermanas, y un especial agradecimiento por estar siempre presente.
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Hermano, si pide María...el Hijo hará de tanta agua vino nuevo de fiesta, transformará tantas cruces en Resurrección.
Gracias por tus palabras y tu presencia.
Un abrazo en el Dios de la Vida
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Es verdad, querido Salvador: a veces nos confundimos cuando pensamos que la vocación misionera es para algunos hermanos y hermanas determinados. Si la Iglesia no es misionera, pervierte el mandato primordial del Maestro del -¡Vayan!-
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida Oceánida, nada más cierto: habitados por el Espíritu, no podemos quedarnos quietos ni callados. Portamos una luz que no se apaga, y que brilla aún más cuando se comparte, llevándola hacia donde vayamos.
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba