Trabajo de pesca, misión de vida

Para el día de hoy (02/09/10):
Evangelio según San Lucas 5, 1-11

(Nada mejor nos retrata.
Somos, en cierto modo -y cada uno en su quehacer- pescadores avezados, conocedores en mayor o menor medida de lo que podemos llegar a hacer.
Y así, como a Pedro y a los otros, nos sobreviene la noche y el esfuerzo estéril -quizás no haya tanto que nos duela como el sacrificio en vano-.

Sólo cuando el Maestro viene a bordo de esta pequeña barca que es nuestra existencia, todo cambia.
Sucede que nos descubrimos miserables, pequeños, limitados y hasta indignos. Sin embargo, más allá de toda consideración y cálculo, nos levanta esa Palabra cálida de Jesús, expresión cabal de su Misericordia que mucho más allá de cualquier balanza justiciera humana.
En ese -No temas- se reafirma nuestra esperanza.

Quizás no nos hemos dado cuenta de que el Dios de la Vida está muy cerca y, a la vez, nos mira con una mirada lejana: lejana no por distancia, sino porque nos ama y es capaz de ver todo lo que podemos llegar a ser a pesar de lo que somos. Eso que llamamos plenitud, eso que conocemos por felicidad.

Sea cual fuera nuestro oficio, todos tenemos destino de pescadores... El camino de la Buena Noticia es mantener con vida a tantos pequeños peces como sea posible. No hay nada más importante ni más urgente.

Esa misión de vida se vuelve fructífera y eficaz cuando el Maestro viene al timón)

Paz y Bien

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