Melodía del reencuentro


Conmemoración de todos los fieles difuntos

Para el día de hoy (02/11/10):

Evangelio según San Lucas 24, 1-8

(A pesar del dolor y de la carga de la ausencia, con toda la incertidumbre y la soledad que puedan agobiarnos, tenemos una certeza: la muerte no tiene la última palabra.

Es claro: fácil es decirlo detrás de un teclado, en una monotonía de convenientes abstracciones.
Todo cambia cuando cala hondo la pérdida y se agota cualquier razonamiento.

Sin embargo, pueden faltarnos las palabras más siempre está la Palabra para sostenernos. Cuando enmudecemos, surge su Voz.

Extraña y maravillosa es nuestra esperanza: cuando parece que nos hemos vuelto capaces de oír solamente marchas fúnebres, comienza a sonar suave y persistente una melodía de reencuentro que brota de una tumba vacía.

Jesús fué maldecido y torturado, ha sufrido el desprecio, el escarnio y soportó los horrores mortales de una cruz voraz.
Pero aún en esa noche más cerrada, ha clareado el amanecer de la Resurrección.

Él ha abierto la ventana en donde ahora mismo podemos asomarnos: la vida eterna comienza en el aquí y ahora, y es don y misterio, gracia y ternura.
Abbá Padre de Jesús y Padre Nuestro es el Dios de la Vida: por ello mismo, la muerte ha de ser para nosotros no un vocablo de dolor sino más bien Palabra de esperanza, Pascua y comienzo.

Con nuestras lágrimas y nuestra tristeza al hombro, es día de serena celebración.
Sabemos que habrá un reencuentro con Él y con todos los que nos han precedido en estos caminos. Sabemos que también todas las estructuras de muerte no prevalecerán.
Tenemos inscrito corazón adentro un destino de vida abundante, plena e interminable.

Jesús ha Resucitado, y la humanidad tiene a su alcance -con todo y a pesar de todo- un comienzo y un renacer de feliz común unión de los que viven para siempre)

Paz y Bien

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