Orgía de corrupción

Para el día de hoy (31/07/10):
Evangelio según San Mateo 14, 1-12

(Es una constante falaz: se considera a la corrupción solamente en su aspecto político, acentuando las variables parciales de sobornos, cooptación, nepotismo, prebendas... Es claro que se trata a menudo de ello, pero sus raíces son mucho más profundas y sus frutos mucho más nocivos, tóxicos y de consecuencias no medidas.

Porque principal y especialmente, la corrupción está íntimamente relacionada a la degradación y a la muerte. Allí está la enfermedad, las otras graves cuestiones -dineros saqueados, tráfico de influencias, etc.- son sólo dolorosos síntomas.

Así como basta que la luz se haga presente para que se disipen las tinieblas, así sucede con las mujeres y los hombres en los que resplandece la verdad, en los que palpita en todo su ser el Reino.
Ellos dejan en evidencia flagrante a la muerte y a la degradación.

El profeta, con su vida, deja bien a la vista al corrupto. Y al hacerlo, se juega la vida, porque a la fidelidad y al amor el poderoso y el corrupto las consideran grave amenaza; en línea con su núcleo primordial, los hijos y hermanos de la corrupción reaccionan con violencia mortal.

Es el durísimo ejemplo de la Palabra para el día de hoy: la suerte de Juan, del magnífico Juan, del fiel Juan el Bautista, que anunciaba una vida nueva y denunciaba todo lo que se oponía a ella, iba a decidirse en el banquete de cumpleaños de un reyezuelo subordinado al Imperio, prepotente, supersticioso e impávido ejecutor del poder absoluto, rodeado de los poderosos de Galilea.
Es dable imaginarse que, detrás de cumplir con la palabra empeñada con la danzarina hija de Herodías y el temor a la burla de los comensales, Herodes encontró la excusa perfecta para deshacerse de un peligroso hombre al que temía, y al que el pueblo tenía en gran estima.

Es el mismo camino que luego conocerán los pies del Maestro. Y es la posibilidad cierta que pueden esperar los discípulos de Jesús cuando, con su vida, dan testimonio anunciando el tiempo de la Gracia y la Misericordia, y denunciando toda opresión y toda violencia, ajenas al Corazón Sagrado del Dios de la Vida.

No es sencillo; quizás nos hemos acostumbrado en demasía a buscar la calma individual, y dejamos de lado ese compromiso que nace en el propio Bautismo.

Pero no hay que desesperar: la Vida prevalece, y Dios se pone abiertamente del lado de los pequeños y los humildes.

Como lo cantó María, como lo vivió y siente su Hijo, que prefiere eternamente el banquete de la Vida a la orgía tenebrosa de la corrupción)

Paz y Bien

El escándalo del Hijo del carpintero

Para el día de hoy (30/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 54-58

(La rutina que se entrelaza en lo cotidiano no implica necesariamente conocimiento profundo del otro. Y suele suceder, en lo interpersonal, el aferrarse a una superficialidad que no se atreve a mirar más allá de lo evidente.

Así le sucedió al Maestro con sus paisanos, gentes que creían conocerlo bien; se había criado allí, lo vieron crecer, conocieron a sus padres y a sus parientes... ¿qué cosas nuevas podrían ver en ese hombre, si ya lo sabían todo?

Llama poderosamente la atención lo que sucede: por un lado, se admiraban de los milagros que realizaba y de la forma en que hablaba... más, sin embargo, pasaban rápidamente a escandalizarse de Él.

En realidad, esa admiración que nos cuenta la Palabra es relativa; desde el vamos, ya tenían a Jesús medido y clasificado; posiblemente era uno más, un hombre común y corriente, el hijo del carpintero José y de María. Un farsante al que unos cuantos locos le atribuían poderes y facultades que no era capaz de realizar.

No fueron más allá de lo que querían ver, no quisieron ir a lo profundo de su persona, allí mismo en donde están las respuestas, en donde resplandece la verdad.

Es un tiempo nuevo, el tiempo signado por la Gracia que es tiempo de Dios y el hombre.
Jesús está allí, para ellos, y ellos lo rechazan de plano por sus prejuicios y preconceptos inconmovibles: por eso el Maestro no hará allí casi ningún milagro.

Tiempo de Dios y el hombre: Dios obra milagros cuando hay mujeres y hombres que se abren a la .

No está demás preguntarnos si a menudo no obramos del mismo modo: por rutina religiosa creemos saber quien es Él... y sin embargo, no lo conocemos.
Cerramos los ojos al milagro de la vida que se renueva día a día, impedimos que suceda la maravilla infinita de la conversión.
Y nos pasa con los cercanos: podemos convivir años con otras personas por vecindad, por trabajo, por lazos familiares y nunca llegar a conocerlos verdaderamente.

Habrá, quizás, que volver a descubrir al Hijo del carpintero y de María, y asombrarse. Y permitir la bondad del Altísimo, que en océanos de ternura nos pide permiso para hacer milagros, que damos desde una vida de .

Nuestro hermano y Señor, Jesús el carpintero)

Paz y Bien



Nuestras Martas


Santa Marta

Para el día de hoy (29/07/10):

Evangelio según San Juan 11, 19-27

(Entre nosotros, en cada barrio, en cada pueblo, en cada metrópoli, en cada nación podemos encontrar a esas Martas, maravillosas Martas del servicio y del testimonio aún inmersas en las aguas gélidas del dolor y la tristeza.

Martas amigas de Jesús, Martas amadas por el Maestro, Martas que saben que el Señor anda por nuestras calles y salen a su encuentro a abrazarlo.

Martas que pueden equivocarse en sus razonamientos, pero que por sobre todo confían en su Amigo. Martas que -aunque todo señale lo contrario- confían en su Amigo, saben que no quedarán defraudadas en su esperanza.

Martas que saben que en Jesús y por Jesús prevalece la Vida, saben que si Él se hace presente la muerte no tiene la última palabra.

Martas que, desde esa confianza, no vacilan en suplicar a Jesús por la vida del hermano sumido en las tinieblas y en la muerte diaria.

Martas que desde un corazón enorme, confiesan en cada respirar, en cada gesto, en cada latido de su pecho, en cada palabra y en cada silencio a ese Jesús, Hijo de Dios y Salvador.

Martas que nos animan desde su vida a seguir confiando, a seguir encontrándolo pues Él viene, a reconocerlo pues la Vida no tiene fecha de vencimiento.

Esas Martas son hijas dilectas de la Gracia, amadas por Dios y son una luz que brilla en las oscuridades en las que solemos sumergirnos)

Paz y Bien

El tesoro encontrado, la perla más buscada

Para el día de hoy (28/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 44-46

(Dos senderos, un mismo camino, un mismo destino.

Ese hombre encuentra un tesoro escondido en el campo. Lo esconde, no hace alarde del mismo. Ese encuentro desata su alegría de tal modo que vende todo lo que tiene para adquirir el campo en el que está el tesoro.
Es tan obvio que se nos escurre ante una mirada rutinaria: el tesoro no era buscado, se lo encuentra "por casualidad", de improviso, subrepticiamente.
No obstante, a pesar de su infinito valor y de no ser buscado, ese tesoro estaba allí en el campo.
Sucede que el Reino esta allí, escondido y latiente en la vida; solemos pasarlo de largo, hasta que un día lo descubrimos y todo cobra un nuevo sentido, todo adquiere un valor insospechado. Mejor aún, nada hay más valioso que ese tesoro encontrado.

Por el contrario, el mercader de perlas finas es un buscador consecuente y tenaz: es su oficio, es su tarea diaria, lo que mejor sabe hacer es buscar las mejores perlas.
Esa búsqueda sin desmayos sus frutos: por fin se encuentra la perla mejor, la más valiosa, la más hermosa. Y es dable vender todo para adquirirla, es decir, no hay nada más valioso.

El Reino está oculto y palpitante en la vida; aún sin buscarlo, está allí. El Reino sucede en la existencia diaria, en el aquí y el ahora con una fuerza insospechada, con un valor inigualable.
Quizás haya que reflexionar que si está allí, escondido y latiendo en la existencia, vibrante y silencioso, ese descubrirlo nos haga mirar a toda la creación de otro modo, valiosísima y sagrada, impregnada de la bondad del Creador que se nos regala -sin mensurar méritos, sin cuantificar premios o castigos- Él mismo.

Y otro color no menor: el Reino acontece, sucede, está escondido pero también se deja maravillosamente encontrar para el buscador tenaz y honesto.

No hay nada más valioso: quizás por ello el Maestro llame felices, bienaventurados a quienes lo busquen y lo encuentren.

El tesoro del Reino es la alegría perpetua, la felicidad que se brinda para toda la humanidad sumida en la tristeza y la oscuridad.
Está allí, está aquí, sólo hay que encontrarlo)

Paz y Bien

Desde la paciencia


Para el día de hoy (27/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 36-43

(Jesús se alejaba de la multitud y regresaba a la casa en donde residía en ese momento. Allí se le acercan los discípulos y le piden que les explique la parábola de la cizaña en el campo.
El Maestro ha sido claro en su enseñanza, las gentes lo han comprendido; pero en sus amigos quieren aprender en profundidad, dejar que les enseñe, comprender desde un ambiente de intimidad y amistad.

Allí está la clave de nuestra espiritualidad; mejor aún, de nuestra existencia. Sólo desde una escucha atenta, en una íntima amistad con Él podemos aprender y comprender lo que nos enseña.
Cualquier otro intento es incompleto, hasta estéril, pues queda en el plano de la razón pura. Su Palabra ha de transformarnos.

Aunque portemos la buena semilla, la cizaña aflora en nuestro sembradío y a nuestro alrededor. Pero errado es pretender arrancarla: el trigo mismo se pone en peligro.
Hay que confiar: el trigo -que tiene destino de pan- finalmente resplandecerá al sol, más allá de toda cizaña que amenace su crecimiento.

No somos dueños del terreno; sin embargo hemos de estar atentos a como actúa el Dueño del campo.
Él tiene paciencia, una paciencia infinita que expresa ternura y misericordia.
Siempre hay tiempo para crecer y florecer al sol. Hasta la cizaña más fiera puede transformarse en trigo fuerte y noble.

Como pequeños sembradores, o mejor aún, como hijos, hemos de seguir los pasos del Dueño.
Paciencia, paciencia y más paciencia que erradique toda violencia. La cizaña puede ser molesta y peligrosa pero no tiene otro destino que el de perecer.

Tal es la paciencia del Dueño que hasta los Caifás, los fariseos y los Pilatos de todos los tiempos tienen posibilidad de dar frutos buenos y santos.

No hay mucho más que pensar: Él cree y confía en nosotros, infinitamente más de lo que nosotros creemos y confiamos en Él)

Paz y Bien

Gastar la vida


GASTAR LA VIDA

Jesucristo ha dicho: “Quien quiera economizar su vida, la perderá;
y quien la gaste por Mi, la recobrará en el vida eterna”.
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes, para evitar los riesgos.
Y sobre todo está la cobardía...
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.
Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;
hacer un favor al que no va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aún al fracaso, si hace falta,
sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos;
solamente entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio, y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos, y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad,
como el agua de la vertiente,
como la madre da el pecho al niño,
como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible está tu Gracia y tu presencia;
no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos,
porque Tú estás esperando en la noche,
con mil ojos llenos de lágrimas.

Luis Espinal SJ

sacerdote y mártir

Desde los insignificantes y los derrotados


Para el día de hoy (26/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 31-35

(La desproporción es contundente: Dios ha elegido -a través de la historia- lo que es insignificante, lo que es minusvalorado, lo que no es tenido en cuenta, lo aparentemente derrotado para que surga su Reino aquí y ahora entre nosotros.

Sin embargo desde allí se construye la Vida plena. Es una maravillosa contradicción que a menudo dejamos de lado.

Serios y racionales ojos mundanos no pueden darse cuenta: pues esa mínima semilla -es tan grande la obviedad- lleva una extraña y potente fuerza vital dentro de sí. Esa semilla debe caer en tierra y romperse, morir a sí misma para que germine el pequeño brote se convierta en el mayor de los arbustos.
Tan grande que pueda dar cobijo a muchos pájaros.
Esa semilla -en apariencia - elige la derrota de la tierra. No busca crecer, importa el árbol que viene después.

Así también la levadura: el fermento implica degradación, cierto símbolo de morirse y disolverse en la harina. Sin embargo, la harina se transforma de simple polvillo blanco en pan para toda la familia.
No tiene otro fin en sí misma excepto que el de hacer levar la masa, toda la masa.

El mundo no es enemigo; -mi Reino no es de este mundo- dice el Maestro, pero no reniega de él.
Otro mundo y otra vida son posibles, si nos reconocemos pequeños, si renegamos de una buena vez de esa espúrea cultura del éxito y la eficiencia.
Descubrirnos insignificantes y aparentemente derrotados será el primer paso.

Con la certeza del campesino, con la confianza de la madre en la cocina, hay una fuerza escondida que se nos ha puesto en nuestras manos y que todo lo transforma.

Jesús, nuestro hermano y Señor, ha sido el ejemplo para todos y cada uno de nosotros.
Un carpintero pobre de un ignoto poblado galileo, que hablaba con la misma sencillez del pueblo, que aparentemente fué vencido por las tramas herodianas, fariseas y romanas.

Aún así, Él esta vivo, ha resucitado. La vida prevalece desde los pequeños.
Habrá que volver a descubrir nuestra justa medida, nuestra estatura exacta y abandonar esas ganas de éxito, esas ansias de poder, esas seguridades de triunfo.

Es una extraña victoria la de Jesús, en la que no hay vencidos, no hay caídos en combate.
Es el regalo de la donación de la Vida, por tragedia que se nos aparezca.

Todo comienza en los pequeños granos de mostaza que, a veces, se asoman en una sonrisa, en una simple cortesía, en una escucha atenta al dolor del otro, en compartir el pan)

Paz y Bien


La oración de los hermanos: pedir como niños, buscar el Reino, llamar al alejado

Para el día de hoy (25/07/10):
Evangelio según San Lucas 11, 1-13

(En algún punto del camino hemos perdido el rumbo; nos pasa que preferimos quedar librados al arbitrio de los estados de ánimo y renegamos de la brújula que nos lleva a puerto seguro, inclusive atravesando aguas turbulentas.
Esa brújula es la oración.

Tenemos todos y cada uno de nosotros vocación de pescadores, y sin embargo hemos preferido echar la pesada ancla de la petición y de la re-petición.
No sabemos pedir, no sabemos lo que pedimos, olvidamos a Quien le pedimos: y así, a menudo, pedimos -quizás sin darnos cuenta de tan acostumbrados- muchas culebras y otros tantos escorpiones.
Y la repetición: tal vez nos hemos aferrado a la falacia del mucho bláblá, de esa matemática estéril de que a mayor cantidad de oraciones replicadas maquinalmente lograrán obtener los favores divinos...

A Jesús le pedían los discípulos que les enseñara a orar: sin dudas, querían tener la misma relación de intimidad y conocimiento que Él tenía con Dios, y que ellos descubrían cuando Él oraba.
Y el Maestro enseña.

No hay una fórmula secreta, ni magia ni conjuro esotérico: revela -quita los velos que ocultan- el gran misterio, que Dios es Abbá ¡Papá!, y que ama con la solicitud y las entrañas de una Madre.

Esa es su esencia y nuestra raíz.
Por ese Ser Infinito que se nos descubre como Padre, maravillosamente somos hermanos pues somos hijas e hijos.
-La filiación es cuestión de amor que se nos ha regalado por Jesús, nuestro hermano y Señor-

No debemos engañarnos: el primer paso, las primacías le pertenecen por entero.
El Verbo -Logos, la Palabra- se ha hecho uno de nosotros para quebrar nuestro mutismo.
Y es Espíritu que nos hace reconocer al Creador como Abbá; ese Padre Misericordioso se dirige con ternura, paciencia y solicitud constantemente a cada uno de sus hijas e hijos, y quiere hablar con ellos. Así entonces, la oración -más que iniciativa nuestra- es más bien respuesta a ese Viento que nos hace latir y respirar.
Quizás haya que redescubrir la oración como una necesidad espiritual sí, pero totalmente afectiva: uno no le la espalda ni tapona sus oídos a quien ama, antes bien, son imperiosas y apremiantes esas ganas de hablar con el Amado.

La oración es misterio que nos sumerge y renueva en el misterio de Dios, Vida que se dona.
Por eso, a través de la oración de Jesús hacemos propias las cosas de Dios y del hermano, justicia y eternidad, pan y perdón, santidad y liberación.

Los hermanos de Jesús saben que tienen que pedir, y más todavía, pedir como niños. Un niño tiene necesidades concretas, se sabe carente de muchas cosas, y confía plenamente en su Padre. Sabe que ese Padre no lo defrauda ni lo abandona.
Y tiene cada vez una mayor ansia de pedir, porque se descubriendo pequeño y necesitado, y porque por sobre todo, como todo niño, se le colman los ojos de alegría cuando recibe regalos.
Quizás el fruto del pedir y descubrirnos limitados y menesterosos sea el sendero de la justicia de nuestra existencia, eso que llamamos humildad.

Los hermanos de Jesús piden como niños. Y no se quedan allí.
Ese Dios que les habla constantemente y les sale al encuentro no los deja librados a sus miserias, por eso esa fraternidad identificada desde el corazón con el Maestro busca el Reino y su justicia, vida plena y abundante para todos aquí y ahora con destino eterno, pues saben que la muerte no tiene la última palabra.

Los hermanos de Jesús llaman a la puerta del hermano perdido, del hermano que se ha alejado; llevan el pan caliente del perdón y la reconciliación, aceite y vino que cure las heridas que separan y dividen.

El Dios de Jesús, tu Dios, mi Dios es un manantial inagotable de agua fresca que alivia nuestros desiertos.
El Maestro nos convida en su copa a refrescar y volver fértiles tantos baldíos resecos, no tanto desde la oración, sino desde vidas orantes.

Los hermanos de Jesús, antes que repetir su plegaria a ese Padre tuyo, mío y nuestro... hacen que su vida cotidiana sea una plegaria.
Y se les nota en la mirada)

Paz y Bien




Espigas de Misericordia

Para el día de hoy (24/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 24-30

(La pequeña semilla que germina en la tierra fértil tiene un indefectible destino de pan.
A pesar de ello, por entre los brotes buenos se entremezcla la cizaña, y al ojo más avizor se le antoja peligrosa, una amenaza que debe ser arrancada de cuajo.

La reacción primera frente al mal que se asoma es generalmente violenta: hay que preservar la pureza del trigo...

Pero lo decisivo es la Palabra del Dueño del campo.
Él conoce bien la fuerza y la vida que anida en la semilla, y confía en las bondades de la tierra.
Por eso, con ternura aguarda pacientemente el crecimiento del trigo, aún cuando haya múltiples cizañas por allí.
Crecen espigas de misericordia que serán pan de vida y harina de compasión.

Habrá que ver y mirar en silencio como crecen seguras esas espigas, a pesar de tanta hiedra venenosa .
Pues cuando se busca la solución rápida y efectista de pretender arrancar la cizaña, se pone en peligro la nobleza del trigo.

Hay que confiar, y asumir como propia la paciencia del Dueño del campo, que sabe esperar, que sabe que no todo es blanco o negro sino que también hay varias escalas de grises, que prefiere la paciente y silenciosa confianza de la Misericordia a la rápida y justiciera aplicación de la hoz.)

Paz y Bien



Madre de los cansados - una canción -

Sabemos que camina con nosotros.
Sabemos que hace suyas nuestras lágrimas y comparte nuestras alegrías.
Sabemos de su ternura para con los más pequeños y olvidados.
Madre y hermana, compañera y consuelo,
la del sí incondicional para con Dios y para con sus hijos,
muchacha que alza la voz festejando a ese Dios
que exalta a los humildes y derriba a los poderosos.
¿Cómo no cantarle?
Esta magnífica canción tiene por autor al padre Esteban Gumucio sscc,
y sus intérpretes son nuestros hermanos de Chile, Los Perales.
Que sea un motivo de oración y encuentro.
Paz y Bien
Ricardo

Madre de los cansados

Madre de los cansados,
Reina de los pañales,
las escobas y los panes
y el trajín de la cocina.
Todos los pobres la miran,
Señora de la pobreza,
hoy le golpeamos la puerta
para pedir por favor
que la tenga siempre abierta
porque es mucha la aflicción.

Señora de San José,
tejedora de chalecos.
Para ayudar a su sueldo,
Madre de los brazos firmes,
tan animosa y humilde,
consejera de humillados,
tiene los pies cansados
de tanto buscar carbón.
Va nuestro pueblo a su lado
aprendiendo su lección.

Mujer llena de fe,
compañera de la ruta.
Madrina de la ternura
que muestra Dios a sus hijos.
Educadora de Cristo,
socia de nuestras penas,
amiga dulce y discreta,
ya no se puede vivir
con el sueldo recortado:
ayúdeme a discurrir.

Y usted, Virgen María,
fue la Mamá del Señor.
Yo se que lo acompañó
hasta el destierro de Egipto,
no lo dejó en el camino,
lo siguió por todas partes.
Discípula y escuchante,
lo acompañó hasta la muerte
con esperanza gigante
Madre de toda la gente.
Madre de los cansados,
Madre de toda la gente.

Padre Esteban Gumucio sscc

aquí puede escucharse:

Tierra que late, escucha y comprensión

Para el día de hoy (23/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 18-23

(Jesús, el Emmanuel -Dios con nosotros- ha inaugurado el tiempo nuevo de la Salvación; ese tiempo está signado por la Gracia, es ciertamente la Nueva Alianza, una Alianza tan especial e increíble por la que Dios, al hacerse uno de nosotros en Jesús, se une íntima y definitivamente con la humanidad.
Por ello, la Resurrección es un triunfo de Dios y del hombre a la vez.
Por ello, el Reino de Dios tiene por color que lo distingue el aquí y el ahora: el Reino creciendo en el silencio profundo de los corazones y se despliega en la historia a través de las mujeres y los hombres de buena voluntad.

Así entonces la enseñanza del Maestro en el Evangelio para el día de hoy.
La Palabra de Dios es Palabra de Vida y Palabra Viva que tiene una fuerza imparable y transforma la existencia cuando hay un alma dispuesta a la escucha y a la comprensión.

Y porque es el tiempo de Dios y el hombre, esa semilla-Palabra -para germinar, crecer y dar frutos abundantes- requiere de almas de tierra fértil, tierra latiente, almas de humus sagrado.

Puede que andemos necesitados de renovar el terreno, que se nos pase el arado pues, tal vez, mucha piedra y mucha cizaña nos estén impidiendo una buena cosecha.
Está claro que el pase del arado se nos vuelva cosa dolorosa, pero es necesaria.

Quizás el arado de la escucha y la comprensión implique renunciar alegremente a esfuerzos vanos de poner en primer lugar un entendimiento que quede solamente en la razón, en lo intelectual; allí estamos frente a una máquina expendedora de muchas palabras... y negamos así a la Palabra.

Entonces, con el auxilio del Espíritu que renueva la faz de la tierra, se nos haga urgente e imprescindible descubrir que la escucha es ante todo hacer un silencio fecundo, permitir y permitirnos que la Palabra nos transforme.
Que sea una experiencia vital, tan pero tan especial que cada día se nos haga Nueva y la descubramos Buena a esa semilla que, si queremos, crecerá y nos asombrará por su fuerza escondida.

Tierra latiente, tierra andante, tierra fértil: nada más que eso y todo eso, de la mano del Dueño del campo, aquel que logra el mejor de los trigos, el que tiene destino de pan para los hermanos)

Paz y Bien

Esa mujer, apóstol de los apóstoles


Santa María Magdalena

Para el día de hoy (22/07/10):

Evangelio según San Juan 20, 1-2.11-18

(Ciertas tradiciones mezquinas no han tratado con bondad a María Magdalena; involuntariamente -o no tanto- se minimizaba su figura y desdibujaba su importancia.
Es más, se la utilizó -detrás de un guión falaz e insostenible histórica y bíblicamente- para obtener un pingüe negocio editorial y cinematográfico.

Pero quizás el primer error esté en detenerse en lo histórico, en lo biográfico... cuando en realidad se trata de una búsqueda espiritual del Resucitado.
En esa búsqueda orante de María de Magdala podemos también descubrirnos todos y cada uno de nosotros.

En María de Magdala está todo aquel -nosotros mismos- que busca en su vida la presencia viva y real de Jesús en su existencia; ¡el Señor está allí! pero no lo vemos, pues nos hemos puesto los anteojos de nuestros propios esquemas, nos convence más la imagen que nos conviene antes que verlo allí, descubrirlo vivo, tal como Él es.
Pero a pesar de todo, hay una búsqueda que tiene un trasfondo de amor, esa necesidad de estar junto al Amigo a quien se ama. Es insostenible e insoportable estar separados de Él.

En María de Magdala están esas gentes -nosotros mismos- quizás confundidos, quizás agobiados de tristeza y doblegados por el dolor, en un preguntarse los porqués y tratar de comprender el misterio del dolor, y que trata en soledad de encontrar soluciones que no existen.
Pues solos, individualmente, no somos capaces de ser fraternos y solidarios: la caridad expresada en el darse a los hermanos es ante todo, don del Espíritu del Resucitado.

En María de Magdala está el camino y la misión de todo discípulo: ella, con su tristeza y su tesón, con sus errores y sus miedos derrotados, se vuelve capaz de descubrir a quien había visto morir en la voracidad de la Cruz, vivo y junto a ella. Ella se vuelve la primera testigo del Resucitado, la que descubre a su Maestro... pues éste la ha llamado por su nombre, por su identidad única, tal como nos llama ahora, en este preciso instante que yo escribo y tú lees.

El Maestro está vivo, y nada ni nadie puede detener ese fuego que impulsa a llevar la mejor de las noticias a los hermanos.
Por amor, una mujer -esa mujer- se vuelve apóstol de los apóstoles.

Nosotros también, a veces, andamos necesitados de unas cuantas Magdalenas que nos digan a los gritos ¡He visto al Señor, Jesús está vivo!, para sacudirnos la modorra de la comodidad, para despertarnos del adormecimiento de la rutina, para desempolvar las esperanzas enmohecidas.)

Paz y Bien

El extraño sembrador y la buena tierra

Para el día de hoy (21/07/10):
Evangelio según San Mateo 13, 1-9

(Sin lugar a dudas, se trata de un Sembrador particularmente extraño: confía más en la fuerza de la pequeña semilla antes que en el terreno en donde ésta ha de caer.

Es tenaz, y tiene una certeza que no puede explicarse racionalmente: sabe que muchas semillas pueden caer en terrenos poco adecuados para la siembra. Sin embargo, no se detiene y continúa con la siembra.

Todo lo suyo está condensado en una semilla, tan extraña como Él: parece tan pequeña y frágil, y no obstante ello, lleva en sí una fuerza imparable y un destino cierto de fruto abundante.

Como discípulos y seguidores de Jesús, también tenemos misión de siembra.
Podrá presentarse terreno rocoso, algunas aves se comerán nuestras semillas, habrá parcelas aparentemente estériles e inadecuadas para recibirlas.
Pero se trata, como en el caso del Sembrador, de la calidad de la semilla.

La siembra es Gracia, y la semilla se esparce generosamente por doquier, aún en terrenos-corazones que a simple vista presentan la tarea como ardua e inútil. Es generosidad sin medidas del Sembrador.

Nos queda volvernos tierra buena en donde germine y crezca fuerte la semilla, y los frutos serán incalculables, magníficamente desproporcionados como ese agua convertida en vino en una boda, como los cinco panes que alimentan a una multitud y llenan además doce canastas...

Jesús, Maestro y Sembrador, tomaba escenas de la vida diaria de su pueblo -compuesto especialmente de campesinos y artesanos- y desde esas experiencias cotidianas enseñaba las cosas del Reino presente ya entre el pueblo. Y las gentes lo escuchaban con agrado, y buscaban el sentido de las parábolas que les regalaba.

En ese sino de volvernos tierra fértil, está también el volver a imaginar como sembramos... Si hablamos de las cosas del Reino a partir de lo que la gente vive a diario, con sencillez y sin demasiadas vueltas.
Pero, ante todo, anunciar desde la propia vida aquello que se quiere transmitir.)

Paz y Bien

Una gran familia


Para el día de hoy (20/07/10):
Evangelio según San Mateo 12, 46-50

(Él estaba rodeado de una multitud, que bebía sus enseñanzas.
Allí fuera estaban su Madre y sus parientes. Tal vez no podían pasar por el gentío, tal vez la intención era sacarlo de allí; quizás sólo querían recordarle su origen.

Hay una actitud que se repite, traducida de muchos modos a través de la historia: que Jesús le pertenece a un clan, grupo, familia, religión o Iglesia determinada.
Es difícil negar la tentación de creer que Él es sólo nuestro...

Pero con el Apóstol de los Gentiles, afirmemos: Cristo es todo en todos.

Los parientes se quedan fuera esperando que se someta a los reducidos cánones de la tribu; sin embargo, con un gesto Él los invita -y nos invita- a ir más allá de los lazos biológicos.

No hay que apresurarse en caer en razones falaces, en argumentos que induzcan a error: el Maestro no está aboliendo los lazos familiares tradicionales, sino que abre una puerta para que desde ellos, se haga más profunda y trascendente nuestra relación con los demás.

Así como se puede llegar a un conocimiento profundo del otro en el seno familiar, así es su convite: escuchar -que no oír- la Palabra y hacerla vida.
Encarnar en la existencia, en cada latido, en el recorrido de la sangre la Buena Noticia.

Es decisión cordial; es una gran familia en la que cada uno de sus integrantes es reconocido en su identidad y como tal, se vuelve único, irrepetible, sagrado por una cuestión primordial de filiación.

Tiempo nuevo para la Humanidad en la que toda mujer y todo hombre puede reconocer en el otro a un hermano a partir de su origen: un Padre común.

Quizás haya que volver a descubrir con ojos plenos de asombro a esta gran familia a la que hemos sido invitados, y que llamamos Iglesia)

Paz y Bien

Señales de vida

Para el día de hoy (19/07/10):
Evangelio según San Mateo 12, 38-42

(La búsqueda de lo instantáneo, de las resoluciones espectaculares a los problemas no es una novedad.
Como tampoco lo es el buscar signos que se adecuen a nuestra ideología, a nuestras estructuras religiosas, a nuestras comodidades.

Signos que no incomoden, señales que no conducen a otro lugar que no sea el abismo.

La tentación está allí: esas ganas siempre presentes de que Dios haga lo que nos plazca, de lograr sus favores mediante el trueque pseudo piadoso... Y olvidamos y -peor todavía- nos volvemos incapaces de ver los signos que están allí, señales de la presencia constante del Dios de la Vida que nos busca incansablemente.

Por eso mismo Jesús rechaza duramente ese pedido que le hacen de ver un signo: en realidad, hiciera lo que hiciera lo iban a rechazar de antemano.
El ancla del pasado y de la soberbia estaba demasiado clavada en sus fondos.
Por eso mismo el Maestro los define: son gentes inmersas en su per-versión, pues se han vuelto -a conciencia- incapaces de con-versión.

¿Y qué a nosotros?
Hay que levar anclas. El ancla de la superstición, de la comodidad, de lo milagrero que no acepta el milagro de cada día, del egoísmo que mira y no a los preferidos de Dios, los pobres, los olvidados, los excluidos, los marginados, los pequeños.

El gran signo, la señal por excelencia es el Señor Resucitado.
A Él nos remite la señal de Jonás: por más grande que sea la amenaza que pretenda tragarnos, prevalece la vida.

Hay que levar anclas, y navegar llevando señales de vida, hacerse signo de Resurrección.
No pasa por lo televisivo, lo mediático, lo espectacularmente mágico: antes bien, es esta pequeña barca que es nuestra existencia y que dando sencillos destellos de vida... A veces esos destellos que renuevan la esperanza son una palabra de aliento, una escucha atenta al que está agobiado, un apretón de manos sincero, una palmada compasiva, un trozo de mi pan.

Señales de vida, canción que saben cantar los seguidores incansables del Resucitado)

Paz y Bien


Hay que construir la vida - una canción-

A pesar de la indiferencia que tanto duele,
más allá del desprecio y del olvido,
haciéndonos abrazo y pan para el olvidado y el que sobra,
porque la esperanza no se apaga, porque otra vida es posible,
esta maravillosa canción que, desde Chile, interpreta el padre Alex Vigueras ss cc,
y que integra una obra excepcional, Nosotros los leprosos,
dedicada a Damián de Molokai.
Un domingo manso para todos y una fructífera semana.
Paz y Bien
Ricardo

HAY QUE CONSTRUIR LA VIDA

Hay que construir la vida
Hay que sembrar de esperanza
Hay que regarla de sueños
Hay que abonarla de amor

Hay que andar estos caminos
Hay que vencer el cansancio
Hay que levantar los ojos
Hay que mirar hacia el sol

Hay que acariciar las manos
Hay que vendar las heridas
Hay que abrazar el dolor

Hay que romper los silencios
Hay que irrumpir con el canto
Hay que secar este llanto
Hay que dar el corazón

Hay que calmar los dolores
Hay que ser fuerza y consuelo
Hay que abrazar a este pueblo
Hay que abrazar el dolor

Hay que acariciar las manos
Hay que vendar las heridas
Hay que abrazar el dolor

Fernando Neculpan

aquí puede escucharse:

La hospitalidad de la escucha

Para el día de hoy (18/07/10):
Evangelio según San Lucas 10, 38-42

(Marta y María, María y Marta.
Se ha reflexionado y escrito largamente a través de los siglos acerca de esta lectura; muchas veces, intentando contraponer las actitudes de las dos hermanas.
Quizás esa interpretación no le haga justicia al mensaje principal que la Palabra de Vida quiere dejar germinar en nosotros.

Como en todo el Evangelio según San Lucas, el camino del Maestro es un ascenso peregrinante hacia Jerusalem, al encuentro de su Pasión.
Y en ese caminar construyendo comunidad, y con esas entrañas maternas del Dios de la Vida, gestando discípulos.

En ese caminar -literal y simbólico- pasa por un pueblo que se presupone Betania.
El camino puede agotar, y es necesario el descanso: ¿qué mejor lugar para ello que en casa de amigos?

Hemos de estar atentos a los signos, señales que tratan de dirigir nuestra mirada a lo realmente importante...

Si por un momento contemplamos este pasaje de la Escritura desde un punto de vista estrictamente literario, vemos que tiene un tinte indeleblemente femenino: Marta y María son el paradigma del servidor y el discípulo.
Dos mujeres: Jesús supera toda especulación de género, y su enseñanza se nos vuelve realmente revolucionaria, en ese entonces y en nuestro tiempo también.

Las hermanas brindan su hospitalidad a un viajero; sin embargo, no es un viajero más. Es, ante todo, un amigo y es su Maestro.

Marta lo recibe en su casa, y prepara la mesa.
María lo recibe en su hogar, en su corazón.

El Maestro ama por igual a las dos.

María está sentada a sus pies, todo su ser bebiendo del agua viva que brota de las palabras del Maestro: María está allí como dócil discípula de la Palabra, y se deja llevar por la fuerza de vida que emana del Señor.

Marta está preocupada por todas las tareas que involucra recibir en casa a tanta gente; Jesús no iba solo de camino, por lo que es dable pensar que en esa casa se recibieron, al menos, a trece personas. Quiere hacer gala de la hospitalidad, quiere honrar a su amigo y Maestro, pero se deja llevar por la fuerza centrífuga de la ansiedad.
Sin dudas también quería escuchar y conversar con su Amigo; pero se perdió en el laberinto que a veces nos fabricamos cuando nos perdemos en la pura praxis, cuando perdemos la dirección y el sentido.
Marta no se equivoca: como en pocas ocasiones en los Evangelios, no lo llama Jesús, lo llama Señor, lo reconoce como su Salvador.

Pero la absorbe el fragor de las cosas, y se dispersa y nos dispersamos: creemos que las cosas las hacemos solos, y nace el reclamo a Dios -¡no puedo hacer todo, no te das cuenta!-

Aún así, el Maestro no reprende. Antes bien, habla con palabras cálidas y calmas, y llama a Marta y a cada uno de nosotros por nuestros nombres. Todo es personal.
Y más todavía: no es reprochable la actitud de Marta, -¡todo lo contrario!-
es muy buena... sin embargo la actitud de María es la mejor, pues ha sabido descubrir lo decisivamente importante, lo que en verdad cuenta: no se trata de todo lo que se pueda hacer por Jesús, sino que el Maestro ha venido a casa, a nosotros y quiere Él hacer todo por nosotros. Quiere que tengamos una nueva vida, y eso sucede cuando hay una escucha atenta de la Palabra, de tal modo que la Palabra nos transforme de una vez y para siempre. Nada será igual, y nadie podrá quitárnoslo.

Quizás -descubriéndonos en ellas dos, en Marta y en María- nos reencontremos con lo primordial: que tenemos un destino de servidores porque, ante todo, hemos sido llamados a ser discípulos.
Y nuestra respuesta ha sido brindar una cálida hospitalidad a la Palabra en el hogar de nuestro corazón.
Allí comienza todo, allí está arraigado el génesis de nuestra existencia.

Una última mención: quizás las cosas más sencillas se nos vuelven obvias y por eso mismo, se nos escurren como arena entre los dedos.
Esa María discípula, a los pies del Maestro dejándose invadir y transformar por la Palabra nos remite a otra María a la que Jesús conocía muy pero muy bien.

María, su Madre, su hermana, la primer y mejor discípula)

Paz y Bien




Desde la humildad y la mansedumbre


Para el día de hoy (17/07/10):
Evangelio según San Mateo 12, 14-21

(Jesús se estaba volviendo molesto y peligroso; tal era la amenaza que proyectaba sobre fariseos y herodianos -porque para los poderosos, el amor es una amenaza- que éstos tramaban la forma de eliminarlo.

A pesar de todo, Jesús no los enfrenta, ni se resiste a esa violenta hostilidad en ciernes. Antes bien, al enterarse de lo que se preparaba en contra de Él, se retira del lugar y continúa firme y sin desmayos su misión.

Son dos cauces del río de agua viva los que se abren: uno, Jesús se retira porque aún no es el momento de su Pasión, ni el más peligroso de sus enemigos podrá tocar uno solo de sus cabellos si Él no lo permite. Su Pasión será fruto de su aceptación total y libre, decisión de lo profundo de su Corazón Sagrado antes que resultado del accionar del enemigo.
El otro cauce de este río es signo, señal: ni la más seria amenaza, ni la nube más ominosa puede acallar la voz del profeta. Nada ni nadie puede detener la fuerza de la Buena Noticia.

Cuando hay violencia, el Señor se : quedan atrás los poderosos en sus oscuras maquinaciones, y lo sigue el pueblo que confía desde su corazón en Él.

La misión de Jesús -que es la nuestra- es misión de Misericordia: esas gentes humildes y sencillas que lo siguen no quedan abandonadas a su suerte, su ventura queda signada en que todos son curados desde esa compasión que vibra en cada fibra de su ser y es expresión del Dios de la Vida, Él mismo viviendo entre nosotros.

Sin embargo, algo puede parecer fuera de lugar: con la misma energía con que cura a todo doliente, manda que no se le descubra... Es necesario que las gentes -todos y cada uno de nosotros- descubran que no bastan los milagros para ver claramente al Salvador: ante todo, está la escucha silente y atenta de la Palabra, los signos son señales que conducen a Él desde la misma Palabra de Vida y Palabra Viva.

Su misión -que es la nuestra- es misión de Misericordia que se expresa y hace eficaz desde la mansedumbre y la humildad.
No levanta su voz, pues nada ha de imponerse por la fuerza ni por el que grita más, ni por "ganar" discusiones o debates... Ante que torcer esquemas racionales e ideológicos, está el converger hacia otro horizonte del corazón -eso que llamamos conversión-.
No busca enemigos por doquier: aunque sabe que los hay, y algunos de ellos son harto peligrosos, tiene por prioridad el socorro y el consuelo del caído.

Primum non nocere, dice el apotegma médico, primero no hacer daño; hay muchas hijas e hijos de Dios convalecientes de muchas dolencias físicas y de graves daños del alma, a los que hay que tratar con suavidad y delicadeza.
Y aún cuando parece que todo está perdido, Él no afloja: aunque haya una pequeña luz, pequeñísima mecha humeante, mínimo signo de vida presente en el que late aún la posibilidad de ser mejor, de vivir libre y pleno.
Sólo desde Su mirada.

Su misión es la nuestra: debemos pensarnos y mirarnos cada día como discípulos y como familia -Iglesia- y aceptar que a veces queremos imponer religión antes que buscar con el Maestro la conversión y el perdón. Nos gusta demasiado la ostentación y las demostraciones de poder. Tenemos encendido el detector de enemigos. Apagamos a menudo a pisotones las pequeñas llamas de vida que de modo ténue aún flamean en el corazón de aquellos que clasificamos como réprobos o perdidos.

Quizás -sólo quizás- debamos dejar atrás toda ansia de poder e imposición y volver a mirar con Su mirada, hablar con sus Palabras mansas y reconstruirnos desde su Corazón Sagrado humildes: somos discípulos y servidores: nada más... ni nada menos)

Paz y Bien

María, Madre y hermana

Nuestra Señora del Carmen

Para el día de hoy (16/07/10):

Evangelio según San Mateo 12, 46-50

(María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

La sabemos presente y nos reconocemos entre sus manos orantes.

Madre de Jesús, hermano y Señor nuestro y su primer y mejor discípula.
Ella tiene las primacías de quien ha escuchado la Palabra y la ha hecho vida: Ella, como nadie, hace la voluntad de Dios.

Por eso es Madre y hermana al mismo tiempo: Madre por donación increíble de su Hijo agonizante en la cruz.
Hermana, porque todo el que vive la Palabra, el que hace la Voluntad del Padre, es Madre, hermano, hermana de Jesús.

Los lazos familiares se extienden al infinito desde el corazón que se entrega.

Somos tierra que anda; podemos ser tierra fértil en donde florezca y crezca la semilla del Reino, Dios con nosotros.

Ella, Tierra sin Mal, camina a nuestro lado.

¡Salve, Madre de Dios!
¡Salve, María del Monte Carmelo!
¡Salve, María, Madre y hermana nuestra!)

Paz y Bien

Del andar ligeros

Para el día de hoy (15/07/10):
Evangelio según San Mateo 11, 28-30

(El yugo es un instrumento curvo de madera pesada con el que se uncen los bueyes o las mulas; el objeto primero es doblegar las cabezas de los animales y asegurarse a la fuerza su docilidad, obligándolos a recorrer huellas predeterminadas.

Los doctores y escribas de Israel utilizaban esta figura literaria para adoctrinar al pueblo acerca de la Ley: ella debía ser el yugo que doblegara la cerviz más dura y obligara a los descarriados a ir por el camino recto.

Buenas intenciones, buenísimas intenciones. Lástima que con tantas buenas intenciones se ha pavimentado más de una autopista infernal.
El yugo que habían impuesto sobre el pueblo era insoportable de tan pesado, intolerable de tan gravoso.

Esto no no es extraño ni ajeno. Con sólo un pequeño abrir el corazón podemos ver los yugos que agobian a tantos hermanos, unciones intolerables e imposibles de sobrellevar.

Pero el Maestro, desde los sucesos de la vida diaria y desde lo que conocemos, nos invita a descubrir un nuevo significado, el de la Palabra, el que trae la alegría de la Buena Noticia.

Su yugo no es carga ni sumisión, no es causa de opresión ni de docilidad impuesta... Toda sumisión que no nazca del amor es productora en serie de una larga fila de esclavos.
Esclavos de almas presas, esclavos del dinero, esclavos de códigos y cánones, esclavos de egos y soberbias, esclavos, esclavos, nunca libres...

La Buena Noticia de que Dios es Padre y nos ama como una Madre revelada en Jesús, nuestro hermano y Señor, es una Noticia de alegría y liberación.

Él intercambia con ternura y gratuidad -¡Gracia!- su carga con la nuestra. Él lleva en sus hombros nuestros dolores y opresiones, toda carga que portemos sin importar su tamaño, y nos arropa con su yugo, esa unción que nos hace andar ligeros, con paso firme, peregrinos que a pesar de sus miserias no se detienen.

La invitación está allí, al alcance de todos; y esa invitación plena de bondad y generosidad ha de ser para nosotros también un compromiso... El de aliviar muchas espaldas doblegadas de tantos hermanos pequeños y olvidados, tirados a un lado del camino que aún no han podido ponerse en pié, que no pueden levantar cabeza y mirar de frente y con plenitud al sol.

Andar ligeros para mayor Gloria de Dios y para la liberación del hermano cautivo: semillas inclaudicables de la vida nueva, el Reino aquí y ahora)

Paz y Bien

Rodolfo Ricciardelli, 2 años

Ayer, 13 de julio, se cumplieron dos años de la partida hacia la casa del Padre, del padre Rodolfo Ricciardelli, presbítero de la Arquidiócesis de Buenos Aires, párroco de María Madre del Pueblo.
¿Se puede decir algo más que supere la mera nota necrológica o el recordatorio formal?

Claro que sí. Sin lugar a dudas.

Porque, amigas y amigos, hermanas y hermanos, nadie se vá del todo.
Y quien ha amado hasta el fin y se ha hecho pan para los pobres, un Cristo caminante, incansable compañero entre nosotros, se vá para quedarse más plenamente.

Hay que escaparle como a la peste a la apología y a la declamación. Máxime, si se tratan de tejer unas torpes y mínimas líneas de quien viviendo a pleno la Buena Noticia, junto al Maestro se hizo presencia y esperanza para los más pobres, para los excluídos, para los que sobran.

¿Acaso hay palabras suficientes que reflejen a quien ha entregado sin dudar su vida para que otros vivan?. Creo que nó.

Un 13 de julio de 2008 partió hacia la Casa Grande del Dios de la Vida mi amigo, hermano y compañero el padre Rodolfo Ricciardelli. Y no nos permitimos olvidarlo, porque él sigue presente y vivo, intercediendo por sus hermanos abandonados.

(¿Rodo, hermano, tenés idea de cuanto te extrañamos?. Vos sabés, hace treinta años habías levantado allí detrás de la capilla el Rescate, para tanto pibe librado a su suerte... y parece que tiene hoy más vigencia que nunca. Que lo parió, que paradoja Richar, la ternura sigue latiendo pero a la vez las cosas siguen sin cambiar. Y para colmo, horas y horas de televisión, kilómetros de papel, miles de palabras hablando de cosas que son de interés de unos pocos... y tu Cristo y el mío sigue allí, humillado, crucificado, rostro sufriente que resplandece en cada pibito hambreado, en cada laburante ninguneado. Pero vos me enseñaste algo con tu vida, che: no hay que rendirse, no estamos solos, no hay que abdicar de la esperanza. Yo te imagino -y no es sólo una fantasía- haciendo de las tuyas allí, en los campos de Dios Padre y Madre junto al padre Carlos, al padre Jorge, a las queridísimas Leonie y Alice y a tantos otros tipos incansables en la búsqueda aquí y ahora del Reino. Me dijiste alguna vez que el santo es el que vive con Dios, y aunque te joda, vos habitás allí. Aunque nunca me atrevería a suplicar el "descanse en paz"...justo a vos, que siempre andabas urgido y apremiado por el amor, al igual que tu Maestro y el mío. Me dicen que tus restos van a encontrar lugar allí en tu capilla, y allí estaremos con Ely y los chicos. Rezá con nosotros, rezá por nosotros, cuidanos al padre Pepe y a los otros -las aves negras de las drogas se los quieren llevar puestos- y acompañá a mis viejos. Seguro están allí, también inquietos como vos e incansables. Un abrazo grande Rodo. Paz y Bien. Ricardo)


Berakhah de los pequeños y sencillos

Para el día de hoy (14/07/10):
Evangelio según San Mateo 11, 25-27

(Berakhah, en la tradición religiosa del pueblo de Israel, es una breve bendición y alabanza que se eleva a Dios, en la misma línea de los profetas y salmistas.

Más esta bendición que eleva Jesús es fuera de lo común.

Al Dios del Universo lo llama Padre, el Señor del Cielo y la Tierra: Él se identifica plenamente con Dios y Dios plenamente con Él, de tal modo que Jesús es Dios y Dios es Jesús.

Esa es la gran Revelación, es decir, quitar los velos a lo que estaba oculto a los ojos humanos.
Y más allá: agradece a su Padre por haber revelado este misterio especialmente a los pequeños, a las almas sencillas...
En cambio, esta Infinita noticia -única para la humanidad- sigue permaneciendo inaccesible para algunas miradas.

Pues el Dios de la Vida que se nos revela en Jesús, se manifiesta con particular y especial ternura a los pequeños, a los que el mundo no tiene en cuenta ni considera, a los que están libres de toda rigidez intelectual y cordial y son capaces de ver los signos vivos de la presencia de Dios en el Maestro.

Quizás haya que volver a pensarse como niños, recuperar nuestra capacidad de asombro y alegría espontánea, volver a saborear la felicidad que nos traen los regalos, lo dado por amor sin condiciones... en especial, como María, redescubrirnos pequeños y, no obstante, destinatarios del mensaje de Salvación que cambia de una vez y para siempre la historia de la humanidad)

Paz y Bien

El dogma de la indiferencia

Para el día de hoy (13/07/10):
Evangelio según San Mateo 11, 20-24

(Jesús pasó haciendo el bien.
Muchas ciudades y pueblos fueron testigos de su Palabra de amor y esperanza y de los enfermos sanados, los espíritus liberados, los excluidos redimidos y reintegrados a la comunidad.

Pasó haciendo el bien, y regaló una multiplicidad de signos -milagros- que reflejaban el amor incondicional de Abbá Padre de Jesús y Padre nuestro.

Aún así, fué mejor recibido en las comarcas habitualmente defenestradas por se paganas o consideradas herejes, mientras que en los pueblos y ciudades de Israel -pueblo elegido y bendito- la Buena Noticia fué recibida con indiferencia y rechazada.

Nada de esto nos es ajeno.

En innumerables ocasiones el Maestro ha pasado por nuestras vidas, por nuestras comunidades, por nuestras ciudades, por nuestras naciones; hemos sido testigos privilegiados de su presencia, de su ternura, de lo que ha hecho por todos y cada uno de nosotros.
Es dable preguntarse cual ha sido nuestra respuesta y nuestra reacción a su paso.

Pues tampoco nos es ajeno que a veces nos volvemos cómodos, desoladamente conformistas y aferrados a dogmas que nos inventamos para nuestra conveniencia. Esas estructuras cerradas y aparentemente inamovibles nos vuelven tan indiferentes que nada nos parece nuevo ni bueno.
Parecería que nos basta con algunas imágenes prediseñadas que tenemos de Dios y de la vida en Dios... y es precisamente todo lo contrario.

Porque el Reino implica que la Buena Noticia es novedad diaria, siempre es Buena y siempre es Nueva, y eso trae consecuencias en nuestra relación con Dios y, por lo tanto, con los hermanos.

Quiera el Espíritu sacudir y derribar estos anaqueles de indiferencia que tanto daño hacen, que no nos dejan ver el paso de Jesús en nuestras vidas y por consiguiente, nos volvemos ciegos de reconocerlo en el rostro del hermano)

Paz y Bien

Los pequeños ladrillos del Reino

Para el día de hoy (12/07/10):
Evangelio según San Mateo 10, 34-11, 1

(Sucede algo extraño: el Reino que predica este Rabbí galileo trasunta irracionalidad, paradojas y situaciones impensadas.

Ese tal Jesús se muestra como motivo de disenso y contradicción: su Palabra es una espada muy afilada. Esa Palabra -cuando es vivida- se vuelve motivo de enfrentamiento y discusión.
Este hombre ha venido a decirnos en pleno rostro que para ser dignos de Él ¿hay que romper lazos familiares? ¿Hay que renunciar a la propia vida?

En esa lógica podemos quedar atrapados si no miramos con su mirada.
Porque si la Palabra es filosa y cortante, quizás sea preciso suplicar que nos pegue un buen tajo...

De tal modo que no amemos sólo a los que estamos ligados por vínculos familiares y sanguíneos, sino que podamos amar más allá de lo evidente y cotidiano, es decir, hacernos prójimo/próximo del otro, amar al otro como si fuera mi padre o mi madre... especialmente si el otro es mi enemigo que busca hacerme daño, que se empeña en mi destrucción.

Magnífica locura que a ojos mundanos se hace tragedia; sin embargo, renunciar a la propia vida para que el otro viva, significa que la vida se expande, se acrecienta, se vuelve grata por el desinterés de la donación.

Más aún: no se nos pide volvernos como Él, sino antes bien que Jesús se identifica con nosotros.
Suele suceder que nos volvemos faraónicos hacedores y ampulosos proyectistas de acciones que podemos hacer por Dios, por la Iglesia, por los necesitados... y quizás olvidamos que el primer paso le pertenece, que Él quiere lavarnos los pies, que Él se identifica con nosotros.

En la lógica irracional y eterna de la Misericordia, el Reino crece y se edifica fuerte con ladrillos pequeños. Cuanto más pequeños son los ladrillos, más se acrecienta ese hogar con habitaciones para todos, en donde todos son únicos, sagrados e irrepetibles.

El Reino comienza con pequeños ladrillos, tan pequeños como un simple vaso de agua que se ofrece para calmar la sed.

Para la vida diaria: el Reino florece en los pequeños gestos de respeto, cortesía, tolerancia, buen humor)

Paz y Bien

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