Una estrella amiga


Epifanía del Señor

Para el día de hoy (06/01/11)

Evangelio según San Mateo 2, 1-12

(Sabemos que los Evangelios no son libros históricos en el sentido estricto del término: son, ante todo, escritos teológicos, es decir, textos espirituales plenos de signos y símbolos.
En este orden de ideas, exégetas y estudiosos han sostenido la improbabilidad de un fenómeno cósmico -una estrella movediza- que guíe a esos sabios venidos de Oriente y que, milagrosamente, se detiene en la pequeña Belén de Judá, exactamente sobre el pesebre en donde ha nacido el Mesías.
Más aún: la Escritura menciona a unos "sabios" venidos de Oriente; la cuestión de tres reyes magos nos viene por ciertas tradiciones y costumbres a través de los siglos.

Así, quizás erróneamente, se habla de este día como día de Reyes Magos; tal vez sea necesario detenerse un momento en esa inercia espiritual a la que posiblemente nos hemos acostumbrado mal y recuperar el sentido profundo de esta fiesta. Pues Epifanía significa manifestación, y es cada vez más imperioso redescubrir cómo se manifiesta ese Dios que ha venido a salvarnos.

Es extraño: los poderosos lo rechazan, y sin remilgos buscaran matarlo. Los eruditos y entendidos lo ignoran con un intenso desprecio.
Ese Mesías reniega de templos y palacios, del poder ajeno al amor y del culto formal vacío de corazón.
Es el rey del universo que se manifiesta en un Niño Santo que llora su hambre y su frío en la noche en un altar de pañales. A ojos serios, su linaje real no es evidente: la Madre de ese rey es una muchachita judía -casi adolescente- y su padre un tekton nazareno, carpintero galileo pobre que sabe de sacrificarse por ganar el sustento para los suyos. Una corte de sospechosos amigos de lo ajeno -pastores nocturnos- lo rodean con miradas plenas de asombro.

Dios se manifiesta, y lo hace de modo sorprendente.
No hay sucesos espectaculares, declaraciones de heraldos reales, palacios en clima de fiesta: sólo un Niño escondido en la historia. Y sin embargo, todo el universo conspira de ternura y apunta hacia Él.

En la noche de la humanidad, Dios se manifiesta y brilla la luz de la Salvación, una estrella amiga -movediza, imposible de atrapar- que señala caminos ciertos a mujeres y hombres de buena voluntad, corazones grandes y nobles como los de esos magos venidos de Oriente.

Dios se manifiesta y es un Dios que declara abiertamente que no es propiedad de algunos... por ello pertenece a todos, especialmente a los más impensados.
Sale al encuentro de la humanidad, y sin embargo anda exiliándose de poderosos y sabios oficiales: lo encuentran plenos de asombro oscuros pastores e ignotos extranjeros, ajenos a toda especulación de pertenencia.

En cada noche de la existencia, Dios se manifiesta: una estrella amiga e inquieta -encendida por ese Espíritu que es compasión y misericordia- está siempre disponible para las almas dispuestas a mirar y a ver, corazones capaces de todo despojo, mujeres y hombres que le restan importancia a preconceptos y orígenes y que atesoran el encuentro con ese Niño que es la Vida que se abre paso desde los pobres, desde los márgenes.

Quizás debamos recuperar a ese niño capaz de asombrarse y alegrarse por los regalos en promesa, ojos de asombro y alegría frente a lo dado generosamente.
Ésa es la Gracia)

Paz y Bien

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Feliz día de Reyes Ricardo!
Un fuerte abrazo

♥Alicia dijo...

Querido Ricardo, ¡Feliz Día de Reyes!
Y qué como aquellos "magos de oriente" estemos siempre dispuesto a seguir la Verdad y dispuestos al Encuentro con Jesús.
Un abrazo fraterno.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Mis queridos Alicia y Claudio, su compañía constante es un regalo invaluable y una Gracia que no merezco... y también es un signo cierto de la Misericordia de Dios
Un abrazo grande en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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