La mesa de los ningunos

Para el día de hoy (18/08/11):
Evangelio según San Mateo 20, 1-16


(Esta parábola es, cuanto menos, polémica y es dable desear que desate ciertos espantos en almas enquilosadas. Y que a nosotros también nos despierte ciertos fuegos hoy dormidos.

Vá más allá incluso de cualquier interpretación razonable de justicia social. Revela la locura santa del Reino, que hace un convite universal a celebrar un gran banquete en donde ninguno falte y que estén todos, buenos y malos, especialmente aquellos que vagan por el mundo abandonados a su suerte, los que están a la vera de la vida, los que languidecen en encrucijadas de miseria, soledad y olvido, aquellos que nadie sentaría habitualmente a su mesa.

Hay que reconocerlo: no es para nada infrecuente encontrarnos con algunos que deciden apropiarse de ese espacio -a menudo en nombre de Dios- dejando sin lugar a tantos por estar clasificados duramente como réprobos, pecadores, distintos, heterodoxos y varios crueles etcéteras.
Sin embargo la consecuencia es inversa: al negar a muchos un lugar en el banquete, esos mismos que rechazan a tantos se autoexcluyen de la mesa de la Salvación.
Más aún: con sólo rechazo a nuestras mesas, también corremos igual destino.

Quizás hemos de ansiar humildemente volvernos mensajeros de esa fantástica e increíble invitación, a pesar de tantos riesgos que están allí como sombras ominosas.

Tal es la radicalidad del Reino, y se expresa en el infinito misterio de ternura de la Eucaristía.)

Paz y Bien


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