Meritocracia

Para el día de hoy (17/08/11):
Evangelio según San Mateo 20, 1-16

(Luego de leer una vez el Evangelio para el día de hoy podríamos concluir en razonables parámetros de justicia social y en la reivindicación de tantos que trabajan como esclavos de lo que pueden o encuentran.
No está mal, es claro, pero una rumia confiada conduce nuestra mirada más allá de lo aparente, hacia serenos campos de sinceridad y humildad.

Nuestra imagen de Dios es a menudo sólo una caricatura sometida a nuestras conveniencias y estados de ánimo, y ello concluye en una fé condicionada al cumplimiento estricto de normas y preceptos, de asistencia al culto, de repetición mecánica y numerosa de oraciones.
Entonces la fé se reduce a una meritocracia, es decir, exigir a Dios salarios, premios y recompensas directamente proporcionales a nuestros esfuerzos.
No está mal, es claro, pero ello esconde unas ganas terribles de construirnos un ídolo a nuestra imagen y semejanza, un Dios manipulable y almas que se rigen con espíritu comercial.

Pero la gran revelación de Jesús es que Dios es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida, y toda idea utilitarista queda fantásticamente derribada.
Dios es Abbá, nó un patrón pagador y no se rige por nuestros acotados conceptos de justicia -aún cuando a menudo le hagamos reclamos de tipo gremial-.

En su corazón infinito de bondad y misericordia, no prevalecen los beneficios para algunos pocos, sino el bien de todos.
Es el tiempo nuevo de la Gracia)

Paz y Bien


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