Santos hundimientos

Para el día de hoy (07/08/11):
Evangelio según San Mateo 14, 22-33


(Es tristemente usual: nos aferramos a imágenes y esquemas de Dios que suelen resultarnos muy convenientes. Es decir, suele prevalecer en nosotros esa fotografía de un Dios creado a nuestra imagen y semejanza, a favor de nuestras comodidad y que alimenta falsas seguridades y egos hambrientos.

Pero el Dios del Universo no se circunscribe a ningún molde, y predomina libremente por sobre cualquier presunción: sucede lo maravilloso e inimaginable, y entonces ese Cristo al que nos gustaría dejar acotado a los altares o a un romanticismo vano se nos hace fantasma.

Más aún: a menudo, las trivialidades cotidianas y esos egoísmos habituales se mancomunan en tormentas bravas, tan recias que parece que todo se hunde, especialmente cuando nos alejamos de la costa de las apariencias seguras.

Allí sobreviene la angustia que nos ahoga, y que es la certeza de que esa barca que llamamos existencia es frágil, muy frágil, y que puede fácilmente venirse a pique.

Sinceramente, a veces es más que necesario hundirse para recuperar la capacidad de la plegaria y el grito suplicante.
Allí, con el agua el cuello y a punto de zozobrar, aparece la mano salvadora de Aquél que nunca permitirá que perezcamos. Esa mano amiga siempre está dispuesta; podrá haber reconvenciones por nuestra falta de fé...pero primero y seguramente, estaremos a salvo.

Bendito sea Dios por la turbulencia de nuestras aguas)

Paz y Bien

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