Visitación, pedagogía del encuentro

Visitación de la Virgen María

Para el día de hoy (31/05/11):

Evangelio según San Lucas 1, 39-56

(María se pone en camino -comienza la Palabra en este día- y es toda una definición espiritual y una declaración de principios: la existencia de mujeres y hombres de fé siempre es camino, ponerse en marcha hacia el otro, con el impulso de Aquel a quien sabemos camino mismo.
Y en ese ir al encuentro del otro, sucede lo impensado, lo maravilloso, trascendencia y profecía porque Dios se revela en lo cotidiano y se hace presente cuando nosotros -a su vez- nos hacemos presencia.

María se pone en camino al encuentro de Isabel -o Elizabeth-, un encuentro entre dos mujeres desiguales, muy desparejas si se quiere.
María es una muchachita campesina de aldea ignota en provincia despreciada -Galilea de los gentiles-, comprometida con un carpintero pobre, con un embarazo sospechoso y peligroso en ciernes.
Isabel es una mujer mayor, casi abuela en su edad, de la Judea de la ortodoxia y el poder, casada con todas las de la ley con un miembro del clero, Zacarías el sacerdote.
Se nos sugiere el parentesco entre ambas: lo familiar entre ellas dos no pasa por lo sanguíneo, sino más bien por ser dos mujeres de fé, un lazo que supera largamente la biología y que salva las distancias y diferencias.
Nos sucede a diario, los encuentros acontecen entre diferentes que deciden acortar distancias.

Los pies descalzos de María se animan en el camino peligroso e incierto de las rutas para una mujer sola: la mueve la solidaridad y la empatía con esa abuela que será pronto madre, con las urgencias de un parto cercano. La solidaridad y el socorro no admiten demoras ni excusas. Pero también sale con prontitud en busca de refugio y protección: la ley mosaica no mira con buenos ojos ni hace gala de compasión y tolerancia para con las madres solteras y los embarazos sospechosos. Una joven madre y su hijo creciéndose en su interior encuentran aliento, alegría y bienvenida por creer, por la esperanza, por la solidaridad que transgrede cualquier mente precavida, parámetros predeterminados sociales y anquilosamientos etáreos.

Es el encuentro de lo antiguo y lo nuevo que no desprecia lo viejo, sino que más bien lo resignifica y lo toma de la mano, echando a andar juntos.
En ese encuentro hay un reconocimiento del otro como tal, y por ello mismo se abren las puertas al asombro, al apacible sobresalto, al júbilo.
Cuando nos decidimos a hacernos presencia, acontece el encuentro y acontece Dios mismo, pues todos somos portadores vivos de esa Palabra que se nos encarna.

La voz de María es fuerte y clara: allí donde dos almas se conjugan por la vida y para la vida, se revela y nos rebela ese Dios que es alegría, que defiende a los pobres, que derriba a ricos y poderosos, que es Misericordia y que se inclina con abierta parcialidad del lado de los más pequeños)

Paz y Bien





La vida en el Espíritu y las consecuencias de la fidelidad


Para el día de hoy (30/05/11):
Evangelio según San Juan 15, 26 - 16, 4a

(Hay ciertas lecturas que no sólo deben hacernos reflexionar y volvernos corazón adentro para la conversión, para navegar mar adentro con el Maestro; hay ciertas lecturas que es menester nos duelan, nos lastimen y, desde allí, persista nuestra esperanza.

Los discípulos y seguidores de Jesús de Nazareth tienen por misión el dar testimonio en su favor y en su memoria, haciendo que acontezca el Reino allí en donde la comunidad abra espacios de vida y libertad. Tienen al Defensor, el Espíritu que los enciende e impulsa, que les espanta los miedos y que no los deja huérfanos, el Espíritu de Verdad y Vida; es el Espíritu de Aquel que resucitó pero que aún conserva las huellas de la crucifixión, las llagas del sufrimiento.

Es el Espíritu de Sabiduría, que da sabor a vidas opacas, que transforma a mujeres y hombres en sal y levadura para que esta vida sea digna de ser vivida, mandato primordial de ese Dios Padre y Madre revelado en las palabras y las acciones de Jesús.
Así también ese Espíritu que nos vuelve sal y luz no admite un mensaje diluido, banal, vago y sin definiciones; el anuncio de la Buena Noticia divide las aguas entre vida y muerte, e impulsa a ponerse decididamente del lado de los pobres y los oprimidos, en favor primero de los caídos y los más pequeños.

En esa fidelidad, no serán ajenas las persecuciones y extraños los sufrimientos, dice el Señor.
Lo hemos padecido en las persecuciones de los primeros mártires -aquellas exhibiciones obscenas en circos de muerte y dolor- y en todos nuestros hermanos que asumieron en carne propia la contundencia de la violencia que no puede apagar la luz que perdura. Lo hemos conocido en aquellos que han sido humillados y vituperados como herejes y delincuentes: la fidelidad -aún cuando nuestras limitaciones supongan errores- molesta e interpela.

Desde estas latitudes, y sabiendo que es práctica común en todas partes, suplicamos el auxilio del Espíritu para permanecer en fidelidad... pero también para que la rígida y rápida vara de la ortodoxia sea antes abrazo y compasión antes que castigo, silenciamiento y sumisión.
Porque los golpes duelen más cuando provienen de aquellos que creemos propios o consideramos cercanos.

Aún así y con todo ello, no hay que desanimarse.
El Espíritu sopla en donde quiere, y sigue floreciendo la vida, más allá de los límites de instituciones, ideologías y poderes imperantes)

Paz y Bien

Lo que prevalece, lo que permanece

Para el día de hoy (29/05/11):
Evangelio según San Juan 14, 15-21

(Allí en donde parece reinar la rutina y la mera supervivencia, el devenir monótono o uniforme, el acostumbrarse a las sombras, allí mismo, en la vida diaria se define nuestra identidad y se decide la totalidad de la existencia.

Es difícil, claro está: la tentación de adaptarse al transcurrir y volvernos meros consumidores de doctrinas y liturgias está siempre latente, ya que el mundo agrede de continuo con miseria y opresiones, con relativismos y dictaduras, con imperialismos y violencias, con egoísmo concienzudo y militante.

Aún así, en estos campos yertos y en estas ciudades en donde campea la muerte en todas sus formas y aunque se nos velen los ojos, a la mirada de la fé se hace presente Aquel que está vivo y presente entre nosotros.

No estamos solo, no estamos huérfanos, no quedamos librados a veleidosas y azarosas venturas. En Dios está nuestra suerte y el destino es urdimbre común entre el hombre y el Creador Padre y Madre.

El Espíritu nos hace vivir entre tantas necrópolis, es Jesús mismo habitándonos, sostenidos en el amor, libres desde la verdad, fortalecidos para la justicia.

Desde el Espíritu que nos sostiene y defiende, habrá entonces que volverse señales de auxilio para nuestra gente, encendidos en ese fuego que no se apaga, que prevalece y permanece a partir de la gran verdad: Dios es amor sin límites ni medidas, amor que se desvive para que sus hijas e hijos -todos, sin excepción- vivan el día a día en plenitud.

A pesar de nuestras limitaciones, nuestros quebrantos, nuestras torpezas, el Espíritu sigue aquí, corazón adentro, y hemos de hacer espacios de la única manera posible: amando.

Sabedores de que no estamos solos, podemos edificar desde esa verdad perenne el ámbito en donde todos son valiosos, todos son reconocidos en sus diferencias y por su identidad: ese lugar de santidad y crecimiento que llamamos comunidad)

Paz y Bien

Seguridades mundanas

Para el día de hoy (28/05/11):
Evangelio según San Juan 15, 18-21

(Antes de partir, Jesús establece la comunidad en la que su Espíritu -Él mismo- ha de permanecer, y que ha de ser signo de salvación, señal del Reino.

Esta comunidad -ingenuidad para muchos, alabado sea Dios- se establece desde el amor, y aún más, desde el amor expresado en amistad. Es decir, entre los que pertenezcan a ella prevalecerá la igualdad a pesar de las diferencias, el bien común por sobre el individual libremente aceptado, la trascendencia encontrada y descubierta desde el gesto más sencillo, el cuidado y la protección de cada uno como único y sagrado.

Frente a esto, el Maestro advierte que el mundo ha de ofrecer ciertas seguridades.
La seguridad de que el egoísmo y la avaricia son rectores de almas a cualquier costo, aún cuando suponga devorarse la vida de millones.
La seguridad de que habrá paz imperial, la paz de la sumisión, la calma de los cementerios.
La seguridad de que la exclusión y la miseria son dables, deseables y justificables.
La seguridad de vidas violentas, de ideologías impuestas a los golpes, de la disidencia mansa acallada con la prisión y la tortura.
La seguridad de que toda dignidad será atropellada, menoscabada y vulnerada en el culto al cruel dios Mercado.

Por eso mismo, seguir con fidelidad los pasos de ese Jesús que vá con nosotros por delante, nos trae certezas de persecuciones y de odio profuso.
A medida que nos crezca el corazón desde la oración y en la comunidad, el mundo se nos hará cada vez más ajeno,terriblemente contrario, dolorosamente adverso.

Sin embargo y a pesar de todo, ese odio también es tarea y mandato.
Con el auxilio del Espíritu es posible renovar la faz de la tierra, tarea santa de los seguidores del Resucitado que se sumergen voluntariamente y con alegría en esas aguas turbulentas y mundanas)

Paz y Bien

Como El


Para el día de hoy (27/05/11):
Evangelio según San Juan 15, 12-17

(Clave de Reino, llave de toda existencia es el amor.
Sin embargo, quizás sea menester buscar el real sentido de este mandato, que es envío e invitación antes que imposición. El término amor nos puede traer todo tipo de reminiscencias y significados múltiples, pues se lo interpreta de acuerdo a conveniencias particulares o a modalidades muy transitorias.

Clave del Reino, llave de toda existencia es amar como Él.

Como Él, compartiendo su vida con amigos, con parientes, con desconocidos.

Como Él, desviviéndose por el enfermo, por el excluido, por el pobre, por el olvidado.

Como Él, sin rechazar a nadie, sin hacer acepción de gentes, universal en su mano amiga y solidaria, tan universal que literalmente debería traducirse como católico.

Como Él, que es ante todo servidor -¡esclavo!- de todos, inclusive de sus enemigos y de los que lo odian.

Como Él, en quien prevalece la amistad y la fraternidad por sobre cualquier ambición de dominio y supremacía.

Como Él, dispuesto a morirse para que otro viva.

Como Él, sabedores del castigo de la soledad, floreciendo en comunidad.

Como Él, constructores de puentes solidarios y de senderos de amistad, en los que resalta la libertad y el desprendimiento, sin condiciones ni prebendas.

Como Él, descubriendo en todas las gentes el rostro de Dios Padre y Madre, y en todas las cosas -aún en las más ínfimas- su mano bondadosa.

Ésa es nuestra fé, compromiso y don, misterio y urdimbre a la que se nos invita para vivir y no sobrevivir, para permanecer y no andar a la deriva, para vivir y no morir jamás)

Paz y Bien

Alegría bandera

Para el día de hoy (26/05/11):
Evangelio según San Juan 15, 9-11

(Las comunidades cristianas deberían tener por identidad específica la alegría, abandonando acartonamientos y formalismos vacíos de corazón -al fin al cabo, tomarse las cosas en serio no implica tener necesariamente el ceño fruncido-.

Más aún, la alegría es la bandera que enarbolan los amigos y compañeros de Jesús, nuestro hermano y Señor, distintivo que prevalece más allá de cualquier sufrimiento, inconveniente o traspié. Y desde esa alegría los seguidores de Cristo recrean la vida en la solidaridad, en la generosidad, en la liberación.

No son necesarias demasiadas explicaciones, ni es menester ahondar en razonamientos: mejor es darse cuenta que somos queridos, conocidos y re-conocidos en nuestra identidad única, con todo y a pesar de todo, mas allá de cualquier quebranto, desde la fidelidad y la ternura de un Dios que se revela Padre y Madre desde Jesús de Nazareth.

Es alegría duradera que tiene destino de plenitud -eso que solemos llamar felicidad- pues hunde sus raíces en el amor y en la libertad: se ama sin condicionamientos, abandonando todo interés personal, en entera libertad y más todavía: el bien del prójimo se antepone a todo, y se hace horizonte.

Por esa misma libertad primordial, la alegría está íntimamente unida a la amistad: no existe la amistad por conveniencia -afirmación falaz-, antes bien, la amistad es el salir de uno mismo e ir al encuentro del otro decididamente, liberando espacios en nuestros corazones para que nos habite el Espíritu que da vida.

Nos queda entonces animarnos a enarbolar esa alegría bandera de nuestra identidad cristiana esencial, fundante, señal primera de pertenencia y permanencia)

Paz y Bien

Frutos de compasión y justicia

Para el día de hoy (25/05/11):
Evangelio según San Juan 15, 1-8

(En el lenguaje del Antiguo Testamento, Israel es descripto alegóricamente como la vid del Señor, vid cuidada por su Dios para que diera frutos buenos, vid que se podaba para quitar el ramaje estéril de los quebrantos e infidelidades.
A la vez, en los tiempos de Jesús y para culturas como la galilea -suelos duros, no demasiado pródigos en las cosechas- toda cuestión relativa a frutos era de vital importancia: en los frutos obtenidos se determinaban las bondades del árbol, ligados directamente al sustento y a la supervivencia.

El Maestro asimila estas dos vertientes y las hace suyas: habla y enseña desde el lenguaje que la gente entiende y conoce, y asume en su propia existencia la historia de su pueblo para transformarla.

Probablemente hemos dejado de lado cosas tan raigales para este camino y este don que llamamos fé: es imperioso volver a asumir desde las honduras del corazón, desde las entrañas, a ese mundo que habitualmente nos es tan ajeno y adverso, asumirlo como propio desde el barrio, la ciudad, la Patria, el pueblo, para transformarlo, renovarlo y recrearlo, hablando con palabras habituales, con el mismo lenguaje de la gente más sencilla, abandonando por una vez ciertas tendencias a las abstracciones y a la difusión doctrinaria que, a menudo, están muy distantes de la realidad concreta y vital.

En ese talante, mandato e invitación del Maestro de permanecer frutales, de atarse a Él para liberarse, de unión esencial, de savia nutriente del Espíritu, la cosecha se nos vuelve frutos de compasión y de justicia: esa historia asumida en la propia existencia poco a poco vá abandonando el rictus formalista y cultual, y por la poda santa de la Palabra glorifica a Dios en la compasión hacia el hermano más pobre, en la búsqueda apasionada e incansable de la justicia.
Allí comienza el culto verdadero, allí se vé la frondosidad y la calidad de la vid, en el vino nuevo y abundante que somos capaces de compartir.

El agua de la purificación ha dejado paso al vino de fiesta, a las tinajas llenas de las bodas en Caná, al vino que es Él mismo, lo que corre por sus venas e impulsa su corazón)

Paz y Bien


Shalom total

Para el día de hoy (24/05/11):
Evangelio según San Juan 14, 27-31a

(Naturalmente humano es aquello de resguardar lo dado y retener lo dicho en los momentos previos a su partida de quien se nos ha ido.
Los últimos gestos y palabras de quien se vá muy difícilmente queden en el olvido, y esto lo intuye quien se vá y aquellos que, por ahora, nos quedamos.

Lo sabe el Maestro, lo presienten los discípulos. Jesús se vá para quedarse en forma definitiva -maravillosa ilógica del Reino- y en esa instancia clave y última les deja y desea para todos ellos su paz, Shalom santo.

Sin embargo, su paz no queda relegada a un margen escaso de buenas intenciones, ni tampoco a una paz del tipo mundana.
La paz de Jesús no es la paz del mundo, la paz que solemos conocer.

Esta paz mundana supone la ausencia de conflictos, el equilibrio del poder bélico, la pax romana impuesta por los diversos poderes imperiales desde los césares hasta nuestros días, paz que se impone por la fuerza, paz que a menudo encuentra su hogar primero y natural en los cementerios. Paz decidida por los poderosos desde el miedo y la supervivencia.

El Shalom de Jesús es total, abarca la totalidad de la existencia, el exilio del temor. la abdicación de la cobardía, el saberse valioso por un afecto mayor e infinito antes que por el reconocimiento de los propios méritos, paz que se edifica a diario desde corazones renovados, paz que se propone y no se impone, paz que se expresa desde la mansedumbre y el abandono de todo interés personal, paz que se siembra y crece imparable, contagiosa, hermana gemela de la justicia e hija dilecta de la verdad.

Shalom que es la constante del Maestro y revela la voluntad de Dios Padre y Madre, la plenitud deseada para todas sus hijas e hijos sin condicionamientos, pura ternura de quien es capaz de morirse para que otros vivan)

Paz y Bien

Clave de aprendizaje

Para el día de hoy (23/05/11):
Evangelio según San Juan 14, 1-12

(En contraposición a la manifestación diáfana del Reino, al mundo -a nosotros mismos- le cuesta cada vez más ir leyendo, entendiendo y comprendiendo el paso de Dios a través de la historia.
Un paso que no está definido ni acotado a la espectacularidad sino que se expresa en una presencia constante, en los gestos y hechos más sencillos.

Sin embargo, muchos tenazmente persisten en descubrir a cada instante la presencia paterna y materna de un Dios que en su misma esencia es amor. Son los que aman con todo y a pesar de todo, y ven más allá de las apariencias, y reniegan de toda ceguera impuesta, multiplicando la acción redentora y re-creadora del Altísimo en los demás, acercando al alejado, acercándose, haciéndose próximo/prójimo.

Para nosotros, para los que nos falta ver y mirar a ese Dios Padre y Madre bueno que nos sostiene y nos cuida, el Maestro nos regala una clave de aprendizaje: el amor ejercido en todo momento, practicado sin límites, pulsado en cada momento de nuestras pequeñas existencias.
No es sensiblería o romanticismo banal: se trata más bien de salir de nosotros mismos e ir al encuentro del otro, del mismo modo que Jesús, que no ha guardado nada para sí, Dios despojado que vá hombro con hombro en el andar humano.

No estamos solos: su Espíritu nos sostiene y nos alienta, nos dá vida, nos enseña y nos despierta la memoria para recordar en nuestro presente el paso salvador de la Misericordia.)

Paz y Bien

Multiofertas

Para el día de hoy (22/05/11):
Evangelio según San Juan 14, 1-12

(Los que creíamos cercanos, vinculados por algún tipo de parentesco, no lo están.
Nos ofrecen una amplia gama de dioses, reflejo fiel de sus esquemas y comodidades y de su ambiciosa necesidad de dominio sobre los otros, dioses armados a la medidas de los diversos caracteres y necesidades que somos y portamos.

El dios institucional, al que se accede siguiendo normas puntuales y específicas, dios apropiado y escamoteado por algunos a partir del estricto cumplimiento de normas.

El dios de la resignación y de la sumisión, del todo está escrito de modo predeterminante, el dios de la conversión inútil, el dios que se conforma y acepta toda opresión y sufrimiento.

El dios de los comedidos cultores de la precaución y la cautela, el dios del no arriesgarse, de no jugarse por los demás.

El dios del yeso y el cemento, dios cultivado y venerado en hermosas imágenes e imponentes templos, dios consecuentemente negado en los templos vivos que son sus hijas e hijos.

El dios de los violentos, de los que atropellan voluntades, el dios del que me importa tu tiempo, dios celebrado en la sangre ajena derramada.

El dios del dinero, productor consuetudinario de esclavos, cuyo culto se ofrece cotidianamente en los altares del mercado.

Dioses múltiples ofrecidos para adormecer las preguntas primeras y las necesidades primordiales de la humanidad, dioses sucedáneos, dioses alternativas, dioses impuestos.

Frente a estos dioses que a través de los siglos nos hemos convenientemente construido, está el Dios de Jesús de Nazareth, el totalmente Otro, el que es tan distinto de nuestros condicionales por hacerse uno más entre nosotros, escándalo y locura para tantos.

Dios que se hace camino y compañero de huella del hombre que deambula en el sinsentido, del que ha perdido el horizonte, del que sólo sabe de postraciones a la vera de todo.

Dios de toda certeza, verdad que es destino urdido en común con el hombre, luz en nuestras tinieblas.

Dios de la Vida, vida que prevalece, vida que no perece, coraje fuera de toda mesura, mansa rebelión frente a la injusticia y la miseria, Dios que es aliento para nuestros cansancios, Dios que sostiene el respirar, Dios del abrazo y la generosidad, de la compasión y el desinterés propio, Dios que es Vida desviviéndose por los demás.

¿Dónde estará?
Lo descubrimos en cada palabra y en cada gesto del Maestro, y tenemos posibilidad y deber de realizar milagros aún mucho mayores que los que Él hizo.
Por eso quizás tengamos la tarea urgente de un cierto hurto -sagrado robo de los templos de piedra- y volver a rendirle culto y sacrificio en los templos latientes que somos, y especialmente en esas catedrales que son los pobres, los caídos, los marginados, los destratados.
Un Dios que es ánimo y alegría, que nos ama y nos cuida, que tiene una casa grande con muchas habitaciones, tantas como tantos somos, pues nadie -ninguno- ha de perderse.

En ese Dios creemos, y con Jesús y desde Jesús lo seguimos y anunciamos)

Paz y Bien

Eternamente cercano

Para el día de hoy (21/05/11):
Evangelio según San Juan 14, 7-14

(El deseo eterno de Dios es estar junto a sus hijas e hijos, caminando con ellos, sentado a su mesa, hombro con hombro -mediador de los abrazos- en sus tristezas y alegrías.
Ese deseo se manifiesta y se hace concreto en Jesús de Nazareth.

En los gestos, en las palabras y en las acciones del Maestro se revela en plenitud el rostro y la voluntad del Altísimo, y están las respuestas a los anhelos más profundos de la humanidad.

Aún cuando sean importantes los estudios y los dogmas, filosofías y teologías, lo fundante está oculto a nuestros ojos, pero diáfano y evidente desde una mirada de fé: de una manera simple y sencilla, el Dios del Universo ha querido estar en medio de esa humanidad por la que se des-vive, cercano y tangible.

Sin embargo, a través de todas las épocas, almas poco generosas han hecho lo imposible para que las gentes sigan imaginándose una divinidad inaccesible, lejana, inidentificable, a la que no se puede acceder sino a través de complejos procedimientos de ortodoxias y cultos.

Pero ese Dios Padre y Madre, por Jesús se ha quedado entre nosotros en algo tan pequeño y sencillo como un trozo de pan blanco, pan santo, pan de vida.

Quizás -sólo quizás- podamos emprender el camino de regreso descubriendo a Dios por Jesús de Nazareth y en cada uno de sus hermanos.
La eternidad se revela en cada acto de compasión, de liberación y de misericordia)

Paz y Bien

El ánimo que persiste

Para el día de hoy (20/05/11):
Evangelio según San Juan 14, 1-6

(Una de las expresiones habituales del Maestro para con sus amigos es aquella que insisten en abandonar el temor, en no tener miedo.

Miedo que paraliza, que domina, que oscurece el horizonte y que a veces desemboca en violencia.

Temor a no pertenecer a una elite pretendida de los pocos que se salvan, de los escasos que han de salvarse...
La respuesta florece en compasión: en la casa del Padre hay muchas moradas, quizás tantas como personas que somos, como seres con identidades propias y únicas.

Con su ánimo que persiste, Jesús cambia la polaridad de nuestras preocupaciones y ansiedades, llevándonos al remanso de su Padre: lo importante no es tanto lo que se piensa y las diversas pertenencias que mezquinamente definimos. Lo que decide y sustente a la humanidad y al universo entero es la Misericordia que expresa la vida de Jesús.

Jesús Maestro, camino, verdad y vida.

Sin camino, no hay andar.
Sin verdad, los movimientos son erráticos y sin destino.
Sin vida sobreviene la muerte a cada instante.

¿Hay acaso un sólo modo de recrear este impulso santo, este ánimo perenne en la fragilidad de nuestras vidas?
Quizás se trate de no caminar sólos, sino de andar con el otro, especialmente con el que se ha caído al borde del camino.
Quizás se trate también de navegar mar adentro en la Buena Noticia de que la muerte no tiene la última palabra.
Quizás también implique decir a cada instante -desde cada gesto- que nos sostiene la verdad que palpita en ese hombre Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor)

Paz y Bien

Comunidad, servicio y reconocimiento

Para el día de hoy (19/05/11):
Evangelio según San Juan 13, 16-20

(El Maestro y los Doce están sentados a la mesa, y sucede lo impensado e inimaginable: Él se ciñe la cintura con una toalla, y se pone a lavar los pies de sus discípulos.
No es un simple gesto de humildad: es más bien toda una declaración de principios, el fundamento de la existencia comunitaria.

Lavar los pies de invitados y viajeros era tarea propia de las mujeres y de los esclavos, de aquellos que carecían de derecho alguno: al realizarlo en medio de la cena -no antes como sería lógico-, Jesús revela el rostro y la voluntad del Dios del universo que se ha hecho nada en su Hijo, que se iguala a un esclavo para que no haya más esclavos, para la liberación plena de sus hijas e hijos, para la Salvación.
Así también han de ser los suyos, los que sigan sus pasos.
No es fácil, claro está: supone ante todo un golpe demoledor al orgullo y a toda soberbia. Aún así, es el camino de identificación plena con Jesús y, por lo tanto, asumiendo en la propia vida el proyecto de Dios.

Las palabras que el Maestro dirige a los suyos luego de lavarles los pies -a los Doce, a todos nosotros- no puede ser más diáfanas y taxativas: el sueño infinito de Dios, la vida en abundancia para la humanidad, se edifica en comunidad desde el servicio y a partir del conocimiento del otro.
Más aún, esa alteridad es radical: en el otro está Dios mismo, y todo lo que se haga o deje de hacer significa la aceptación o el rechazo de Jesús como hermano y Salvador. Contra toda lógica, ese reconocimiento se hace extensivo al enemigo, al traidor, al que procura nuestro mal.

En la Pascua de nuestra libertad, debemos embarcarnos en un profundo viaje interior: sólo es posible crecer en comunidad, y en la comunidad cristiana son inadmisibles relaciones de poder, de prebendas, de dominios.
La comunidad es edificada por el Espíritu con la participación plena de mujeres y hombres a partir de la caridad y el servicio)

Paz y Bien

Mar abierto

Para el día de hoy (18/05/11):
Evangelio según San Juan 12, 44-50

(Jesús está plenamente identificado con el Padre, de tal modo que quien vé a Jesús, vé a Dios.
Jesús es Dios y Dios es Jesús, y es la luz perpetua de las naciones.

Así como las aguas del mar Rojo se abrieron dejando un camino seguro hacia la tierra prometida, camino de vida y liberación -Pascua de Israel-, así también la luz del Maestro escinde las aguas de la existencia humana.

Algo es evidente: cuando la luz sucede, su sola presencia hace que se disipen las tinieblas más cerradas, y todo -absolutamente todo- se muestra tal cual es.

Desde la luz quedan al descubierto nuestros quebrantos y fidelidades, nuestras miserias y nuestro poco o mucho coraje, nuestra pequeñez y esa eternidad que resplandece en nuestro interior -la imagen viva de Dios- y que nos hace sagrados, más allá de cualquier mérito.
Desde esas evidencias este rebaño que somos puede torcer el rumbo hacia mejores pastos, hacia los campos en donde nada perece, en donde late lo que vive para siempre

También esa luz abre otras aguas, el mar calmo del proyecto de Dios y el pantano de todo lo que se le opone.
Así entonces podemos hacer pié en las certezas santas, allí mismo en donde florezcan la solidaridad y la compasión, la justicia y la liberación, la alegría y la plenitud.

Basta abrir estos ojos ciegos que portamos, pues las evidencias están allí a la vista, tan contundentes e inconmovibles como la verdad misma.

El Maestro es la luz del mundo, una luz que no se apaga ni con la muerte misma, una luz que ha de pasar de mano en mano para que nadie habite en tinieblas y sombras)

Paz y Bien

Decires

Para el día de hoy (17/05/11):
Evangelio según San Juan 10, 22-30

(Escribas y fariseos, levitas y muchos de todos los tiempos creen en un Dios inaccesible, lejano, invisible, y en un Salvador revestido de gloria y poder celestiales. Tras ese preconcepto abstracto se amurallan evitando toda novedad.

Es claro que ese nazareno rompía el molde, y trastocaba todos sus esquemas. Sin embargo, a la vez hacía cosas que no se condecían con un hombre común, y eso mismo los inquietaba y se les despertaba la curiosidad -¿quién es este hombre?-.

Aún así, toda discusión deviene inútil, pues en sus honduras lo habían rechazado de antemano.
Este galileo no reivindica títulos ni prebendas reales, cargos o jerarquías. Habla de su Padre y de su amor, y lo refrenda con hechos concretos: los enfermos sanados, la mano extendida que levanta al caído, la mesa compartida con los despreciados, el pan multiplicado para los hambrientos, su preferencia por los pobres y los niños...

¿Y nosotros?
A nosotros nos encantan y marean los títulos y los prestigios; nos aferramos con denuedo a instituciones y a rótulos.
Pero hemos de preguntarnos nuevamente -¿quién es ése hombre?- y desde allí, reemprender la marcha cierta del Maestro.
Tantas palabras vanas, repetidas hasta el hartazgo; un Jesús paciente nos vuelve a insistir con el regreso a esos decires del Reino que no se aferran más que a los gestos primeros y a los hechos concretos que transparenten lo que somos, cómo lo somos y porqué lo somos.

Jesús estaba totalmente identificado con su Padre, de tal modo que translucía en cada hecho, en cada palabra, en toda su vida la voluntad y los deseos de ese Dios que se des-vive por sus hijas e hijos, y allí, precisamente allí está nuestra vocación primordial)

Paz y Bien

Con la cruz por cayado


Para el día de hoy (16/05/11):
Evangelio según San Juan 10, 11-18

(Para nosotros, mujeres y hombres del siglo XXI, la imagen del pastor y su rebaño puede sernos comprensible desde lo racional; sin embargo, se vuelve dificultosa y hasta extraña si ahondamos desde un plano vivencial, existencial.

Por ello mismo quizás sea mejor sumergirnos en estas verdades desde lo evidente y desde el sentido común -aunque este sea, como dicen, el menos común de los sentidos-.
¿Porqué la imagen de rebaño y pastor? Es porque el Maestro se valía de lo que la gente vivía a diario y conocía para enseñar las cosas de su Padre y revelar las verdades del Reino, y es una consigna que solemos dejar de lado. Nos aferramos a demasiadas abstracciones, y hemos de recuperar un mensaje que es Buena Noticia y profecía a partir de lo que el hombre común vive en su cotidianeidad.

La Palabra hoy está signada y definida no tanto desde el rebaño, sino más bien desde las actitudes y virtudes del Pastor, y procede una rumia silenciosa y atenta para no equivocarse: la idea del acento en un rebaño pasivamente dócil, sin iniciativa ni libertad se nos hace ajena a la Buena Noticia.
Pero este rebaño tiene un carácter muy especial, conferido desde las extrañas actitudes del pastor.

Este pastor no tiene pretensiones de ser dueño de las ovejas, no se erige por sobre ellas en vanas jerarquías y no busca salario alguno: su único interés es el bien del rebaño entero y de cada oveja en particular.

Es un pastor que conoce a todas y cada una de sus ovejas en profundidad, desde su singularidad y su identidad -aunque todas, entre la multitud, parezcan todas iguales-.
Vá por delante de ellas asumiendo de antemano cualquier riesgo que presente el camino.
Así como Él las conoce, las ovejas lo conocen a Él y reconocen su voz: las ovejas se descubren reconocidas desde el amor y no desde una posición de poder y posesión.

Este Pastor Bueno no tiene por cayado una vara que golpea a las ovejas para que enderecen su rumbo, arrastrándolas a la fuerza desde el cuello.
Su cayado es una cruz, y esa misma cruz es la que define el carácter primordial del rebaño, un rebaño que se constituye desde el amor, el sacrificio por los demás, el desinterés y el conocimiento y re-conocimiento del otro.

Sólo desde el amor mayor definido en esa cruz podemos descubrirnos rebaño manso que camina tras los pasos de Aquel que vá por delante de todos, abriendo caminos de liberación y vida en abundancia)

Paz y Bien

Pastor del buen rebaño - una canción -

PASTOR DEL BUEN REBAÑO

¿Cómo cantarte, Maestro,
cómo decir cuanto te amo?
¿Cómo gritar a este mundo
que viene girando en vano.
Que pronto vendrás trayendo
la vida misma en tus manos,
y amor para los que han sido
fieles y, ante todo, hermanos.

Santo eres, Señor nuestro,
Rey de reyes, fiel Maestro,
Luz y Vida tu mirada,
has dejado a mi guitarra enamorada.
Santo eres, eres Santo.
Canto y grito, grito y canto.
Rey de reyes, fiel Maestro.
Santo eres, Señor nuestro.

A Ti, Jesús, canto amigo,
oh Pastor del buen rebaño,
y entrego mi vida entera,
lo que resta de mis años.
A proclamar tu Palabra
y en ella me haré más fuerte;
no temeré al enemigo,
Tú me salvarás de la muerte.

Letra y música: Martín Duarte

Intérpretes: Metanoia

aquí puede escucharse:

Del buen rebaño

Para el día de hoy (15/05/11):
Evangelio según San Juan 10, 1-10

(Jesús antepuso el bien de los demás a todo, inclusive a sí mismo.
Por ello, estas simples líneas son una invitación a mirar y ver al buen rebaño, ése que siempre es cuidado por el Buen Pastor eterno.

El rebaño se congrega en un redil que no es corral ni prisión, que antes que cercas está delimitado y definido como recinto amplio en donde las ovejas, ante todo y obviamente, se encuentran vivas, y con vida abundante.
En ese recinto dejan de ser masa anónima, variable que se cuantifica o ganado en pié que vale por su cantidad y por su relevancia en el mercado.
En ese recinto y por virtud del pastor, no es posible el anonimato impuesto, pues todas y cada una de ellas son reconocidas en su singularidad, son pensadas y queridas, protegidas y reconocidas desde sus mismos nombres.

A ese recinto no se ingresa por puerta con cerrojo o tranquera fuerte: el Buen Pastor es la puerta protectora del rebaño, y sólo puede accederse a través de Él.
No obstante, sabemos bien que a menudo irrumpen salteadores y ladrones -muchas veces, dolorosamente bienintencionados- por cualquier otro lugar que no es la puerta santa, y allí se vulnera lo sagrado del buen rebaño.
Entonces, las ovejas ya no son importantes en su identidad, y si alguna falta o es robada o rueda precipicio abajo carece de importancia. Una oveja perdida es sólo una más entre tantas.
Entonces también las ovejas dejan de ser únicas y valiosas en sí mismas, para trocarse en el cruel más o menos del juego mortal del mercado.

Y una evidencia primordial: para acceder a ese recinto, para ingresar allí en donde el rebaño se descubre verdaderamente valioso, la puerta es el mismo Buen Pastor; un ingreso violento, falaz y no deseado supone destruir la puerta, derribar al Buen Pastor, y esto lo sabemos y conocemos.
EL Buen Pastor es aquel siempre dispuesto a dar la vida protegiendo a sus ovejas.

La enseñanza de Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor, el Buen Pastor eterno es hoy una invitación que no se acota a géneros ni a estados de vida religiosa.
Es propuesta y vocación a pastoras y pastores en ciernes, humildes y servidores, capaces de reconocer el valor único y trascendente del rebaño y de cada una de las ovejas, ovejas que deben ser cuidadas y protegidas, respetadas y amadas en su identidad única y personal, defendidas de tanto salteador y ladrón, y que jamás -por ningún motivo- deben ser vendidas y ofrecidas para su explotación.

La invitación está hecha, y quizás -sin saberlo aún- muchas pastoras y pastores desde el silencio, hoy mismo están cuidando con sus vidas del buen rebaño que nos ha confiado Aquel que vive y permanece entre nosotros a pesar de la muerte)

Paz y Bien

Transparencia - una canción -

TRANSPARENCIA

Dame tu transparencia,
oh fuente del ser, fuente de la vida

Dame tu transparencia,
el deseo claro, tu estable armonía,
no dejes que preocupen mi alma en exceso
las nubes que tienen que cruzar mi cielo,
dame ojos limpios,
corazón más creyente y más bueno.

Dame tu transparencia,
oh fuente de todo, fuente de hermosura
dame tu transparencia,
creativas mis manos, mansas y seguras,
lava mi corazón del mal que lo enturbia,
mi amor sea un arroyo de aguas profundas,
dame alma de niño,
transparente a la mirada tuya.


Dame tu transparencia,
oh fuente de amor, fuente de la gracia,
dame tu transparencia,
recta la intención y fiel la palabra,
devuelve la inocencia que robó el pecado,
la estable certeza de saberme amado,

dame tu presencia,
agua viva que limpia mi barro.


Letra y música: Padre Eduardo Meana, SBD

Intérpretes: Juntos podemos remontar una esperanza

aquí puede escucharse:

El privilegio de la amistad

Para el día de hoy (14/05/11):
Evangelio según San Juan 15, 9-17

(El Maestro prepara su partida, extraña elección de irse muriendo para permanecer definitivamente.
Se atreve al espanto de la cruz.
Revela y rebela: nos muestra en todo su esplendor el rostro inaccesible de ese Dios que es Padre y Madre, y se rebela mansamente contra todo aquello que es ajeno a la vida, contra todo lo que corrompe, que oprime, santa rebelión de amor y servicio.

A las puertas de su sacrificio, con esa muerte inminente, hace el regalo mayor.
Bien podría haberle impuesto a los suyos órdenes perentorias de ortodoxia, de jerarquías, de cultos específicos, de identidades y pertenencias a un grupo claramente definido, de rigurosas normas que se deben cumplir a destajo.
Nada de eso.

Ha concedido un privilegio increíble, un privilegio que a la vez es mandato e impulso.
Es el privilegio de la amistad, el regalo infinito de quien se considera tu igual, tu hermano por elección más que por biología, el signo mayor de Aquél que antepone tu bienestar y tu plenitud a cualquier interés personal, la fidelidad inquebrantable de quien -aún cuando uno a menudo se aleja- permanece, lo sabemos allí, incólume, presente, siempre disponible.

Esa amistad tiene su raigambre en el amor, y hemos de plantearnos que ese amor no pasa por cuestiones sentimentaloides, banalidades televisivas o actitudes pasajeras.
Es la ratio y la elección definitiva de quien está dispuesto a morirse para que el otro viva.

En el privilegio de esa amistad conferida se encuentra nuestra identidad.
Dice el saber popular que los amigos son la familia que uno elige, y hemos sido elegidos cuidadosamente, todos y uno por uno como parte de su familia, y allí está la raíz de nuestra vocación primera: volvernos capaces de tender una mano amiga e incondicional a un mundo que sólo sabe de intereses mezquinos, de corrupción, de negocios, de muerte.

Quizás entonces sean la amistad y el servicio las señales más claras de los amigos del Resucitado, que vive y permanece entre nosotros)

Paz y Bien

Desde la fragilidad


Para el día de hoy (13/05/11):
Evangelio según San Juan 6, 52-59

(La humanidad -todos nosotros- se volvió incapaz de captar, aprehender y escuchar la Palabra eterna.
Tal vez, por ello mismo, nunca sea suficiente la aceptación puramente racional de conceptos e ideas, hay más, siempre hay más.

Dios, con ternura y denuedo de Padre y Madre, no quiere que ni uno de sus hijas e hijos se pierda.
Por eso la Palabra se ha hecho carne, ha asumido nuestra débil condición humana: desde esa aparente humanidad frágil y quebradiza, ha de brotar un manantial de Salvación, nuestro y hermano y Señor Jesús, Palabra hecha humanidad, el más humano de todos.

La Salvación comienza y sucede allí mismo, desde la aparente fragilidad de la sangre y del cuerpo; la eternidad se manifiesta en ese Jesús de Nazareth crucificado.

Y aunque la razón nos ponga objeciones, lo ratificamos en la Eucaristía: creemos que la Salvación acontece y se manifiesta encontrando al Redentor en su humanidad plena hecha ofrenda, donación de la totalidad de su ser para que nadie languidezca en su perecer diario.)

Paz y Bien

Para no morir

Para el día de hoy (12/05/11):
Evangelio según San Juan 6, 44-51

(A una mirada escasa, es sólo un poco de harina y agua. Sin embargo, sabemos que allí está Él mismo, en ese pequeño círculo de pan ázimo, que es tal pues la levadura hemos de ser todos y cada uno de nosotros.

Es el carpintero, un campesino galileo, el hijo de José y de María; se le nota en el acento, lo sabemos humilde, lo conocemos quebradizo como todos bajo la crueldad del látigo y la voracidad de la cruz, lo hemos visto acercarse a los despreciados, compartir el pan, abrazar a los niños, levantar a los enfermos, morir como un criminal.

Pero en esa humanidad resplandece la eternidad y es tal su identificación con su Padre que por ello mismo lo sabemos y reconocemos como Dios.
En su humanidad plena está nuestro camino, nuestra salvación y la clave para no morir.

Asumiendo en nuestras mínimas existencias la humanidad de Jesús, esa humanidad que es tan plena que es Dios mismo presente, ingresamos a la vida eterna, la que prevalece, la que no tiene fin.
La Eucaristía nos recuerda nuestro destino de compartir y de humanizarnos en el servicio y en la humildad.

La Resurrección se decide desde la eternidad y acontece en este preciso momento)

Paz y Bien

Padre Carlos Mugica, nuestra gran interpelación



Han pasado exactamente 37 años de su martirio, un 11 de mayo de 1974.

Es necesario ejercer el derecho a la memoria; sin embargo, tal vez debamos -aunque sea por un momento- despojarnos de cualquier rictus doloroso, de la violencia mórbida y de la sensiblería banal.

Hay hombres que yéndose, se quedan de un modo permanente.
Hay quien muere para vivir para siempre en plenitud.

Despojados de toda tentación ideológica, quizás debamos dejar que el Maestro nos vuelva a interpelar a través de sus amigos, de sus testigos.
Y que pregunte con firmeza de qué lado estamos, qué hacemos, cómo somos, qué dejamos de hacer.

Estas preguntas las responde con firmeza santa nuestro hermano sacerdote el padre Carlos Mugica.
Del lado del pueblo, del lado de los pobres, ofreciéndose entero y sin vacilar para que otro viva, celebrando el culto verdadero que es socorrer al desvalido, auxiliar al caído, estar allí, precisamente, con quien está librado a la suerte de su miseria.

Lo sé bien: no creo que a Carlos le hubiera simpatizado mucho la idea del honor de los altares.
Pero hay otros altares que no son de piedra, y que están en los templos vivos que somos.
En el altar de nuestro corazón, en alegre y mansa comunión, agradecemos la entrega, el testimonio y el sacrificio de un hermano nuestro que vive para siempre.

Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, el padre Carlos, sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires y mártir.

Paz y Bien

Ricardo


En la búsqueda del hambre y la sed

Para el día de hoy (11/05/11):
Evangelio según San Juan 6, 35-40

(Hablar en estos términos puede resultar chocante y molesto, máxime cuando a tantos de nuestros hermanos el pan de cada día se les niega, y el agua potable les parece una ilusión.

Sin embargo, es preciso volverse corazón adentro, allí en donde nacen las plegarias más auténticas, y volver a suplicar que el hambre y la sed más profundas se nos hagan imperiosas, dolorosas, intolerables.

El auge del consumo y nuestra tendencia a la comodidad nos postran en un sopor en el que el Maestro no ha de encontrarse a gusto, seguramente.
Aún así, Él no quiere que ninguno se le pierda ni se le desvanezca en los barros mundanos, en el destrato del no me importa, en la esclavitud de las cosas, en la opresión de vidas satisfechas.

Él colma y sobreabunda las necesidades humanas más raigales, aquellas que no pueden silenciarse, esas que no pueden esconderse así se utilice el sucedáneo más perfeccionado.

Por eso es válido suplicar por un nuevo hambre y una nueva sed, por decidirnos a vidas realmente inquietas, rebeldes de toda resignación, insumisos a toda injusticia, para vivir en este presente, ahora mismo, la vida del Resucitado, nuestro propio renacer actual a la eternidad)

Paz y Bien

Pan consumido, Pan asumido


Para el día de hoy (10/05/11):
Evangelio según San Juan 6, 30-35

(Pedían -y pedimos- actos portentosos, espectaculares que nos garanticen la credibilidad impuesta por nuestros esquemas.
En este grado de exigencia, el maná del desierto debía ser superado por el Maestro: no había milagro mayor que el de Moisés.

Pero se olvidaban -y olvidamos- que ese pan que llovía era alimento y señal de un Dios que siempre sostiene la vida. Y la vida ha de ser perpetua desde el Resucitado.

La clave es la misma, en aquel entonces y en este presente tan conflictivo: si el pan es un objeto más de consumo, o es don que se asume y transforma.
Y esto es válido para el alimento diario así como también para el Pan Santo compartido, repartido y abundante, Él mismo donándose para sostener la existencia, para que nadie pase hambre.

Los que intentamos profesar a diario esta fé que se nos ha dado, hemos de preguntarnos y cuestionarnos hasta que nos duela eso mismo: si el pan de la Mesa común lo consumimos, o bien si lo asumimos para cambiar, el pan de la Palabra, el Pan del Resucitado que nos transforma y que nos convierte en acción de gracias que se expresa en los hermanos, Eucaristía permanente y humilde que renueva a toda la humanidad)

Paz y Bien

Lujanera


Nuestra Señora de Luján - Patrona de la Argentina

Para el día de hoy (09/05/11):

Evangelio según San Juan 19, 25-27

(Con tenacidad de madre, con la obstinación de los que creen, con la sagrada terquedad de los que aman, Ella quiso quedarse aquí, entre nosotros -hasta bandera se ha hecho, aunque muchos no quieran reconocerlo-.

Más que un acontecimiento milagrero, desde 1630 se nos ha regalado un signo maravilloso de compañía y permanencia, de promesa y esperanza.
Ella sigue aquí y vá con nosotros, prohijándonos desde cuando éramos apenas una colonia periférica hasta nuestro presente de nación que quiere edificar futuro.

Entre sus pequeñas manos orantes y su corazón inmenso están nuestras penas y alegrías, nuestras desdichas y nuestras fiestas, nuestros quebrantos y nuestras fidelidades.
Virgen gaucha, Madre lujanera, María de Nazareth es madre de todos los que habitamos esta casa común que se nos ha regalado y que llamamos Patria.

Madre incansable, Mamá de los más pequeños, de los olvidados, de los ninguneados, de los que no cuentan, de los que son menos que una estadística, de los que nada esperan, de los que sólo saben de malas noticias.

Madre de los que, a pesar de todo, construyen desde su hambre justicia y liberación.

Madre de mis hermanos primeros, los pueblos originarios.

Madre de los trabajadores, de los jubilados, de los cartoneros, de las maestras y los doctores, de las amas de casa, de los niños y los jóvenes, Madre de los que cuidan a los dolientes, Mamá de los más vulnerables, de los campesinos y de los soldados que se quedaron en unas islas al sur, Madre de todas las madres, las de panzas grandes, de las abuelas, las de los pañuelos blancos, las que la comprenden más allá de toda razón viviendo a diario en los hijos y para los hijos.

Madre también de los que triunfan a costa del sufrimiento de los otros, de los apóstoles del dinero, de los traficantes de la muerte, de los defensores del egoísmo, de los cultores del mercado, de los despreciadores profesionales, de los opresores cotidianos, de los soberbios en su impunidad.
Madre paciente para que estos hijos renazcan a un nuevo día.

Madre de todos nosotros, con todo y a pesar de todo.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, Madre gaucha, Mamá compañera, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de ese Hijo tuyo, que es nuestro Dios y nuestro hermano, y que desde su sacrificio infinito y su Resurrección nos sigue alentando y diciendo que nadie más debe morir, que otra vida es posible, que todo puede mejorar, que hay que seguir andando nomás, sin desfallecer, sabiendo que no vamos solos.

Al pié de esa cruz de luz y dolores, Jesús te confió a cada uno de nosotros.
No tenés casa propia, porque tu hogar está allí, precisamente, en donde viven tus hijos.
Tu casa es nuestra casa, y con tu compañía, algún día no muy lejano, la vamos a transformar en hogar)

Paz y Bien

Hacerse camino y pan compartido

Para el día de hoy (08/05/11):
Evangelio según San Lucas 24, 13-35

(Una gran multitud de falsas imágenes e ídolos banales y crueles suelen agolparse en nuestros idearios, y oprimen nuestras almas y mentes, especialmente esas fotografías retocadas sin cesar de una divinidad convenientemente lejana y distante, que suele irrumpir de modo espectacular en la historia humana en contadas ocasiones.
Precisamente es conveniente pues a un Dios así se le rinde culto los domingos -o en algunas fechas puntuales- en liturgias vacías de compromiso y comunión, para luego continuar como si nada. Una fé que no transforma la vida es, tristemente, el modelo religioso al que nos hemos acostumbrado, un simple hecho social más.

Sin embargo, el Dios de Jesús, sin imposición ni irrupciones violentas, sale al encuentro de la humanidad en su cotidianeidad, en su caminar diario como un andante más, interesándose y conversando acerca de las decepciones y tristezas, partícipe humilde de nuestros quebrantos y animándonos a releer nuestra historia personal desde una esperanza que nunca caduca.

Más aún: lo sagrado se revela en ese Jesús de Nazareth que, siendo invitado a la mesa, se pone a partir y repartir el pan como un servidor más, Él mismo haciéndose pan y vino.
En el hecho elemental del alimento que sostiene la vida, ese alimento que abunda cuando se comparte, precisamente allí se revela lo que trasciende y nunca perece.
Como a los peregrinos de Emaús, quizás al Resucitado no se lo vé pero se lo intuye en el caminar diario, en corazones encendidos; sin embargo resplandece y se lo reconoce cuando al anochecer de nuestras mínimas existencias, hay un pan que se comparte, vidas que se descubren eternas cuando prevalece una vida que se comparte por amor, puro desinterés y generosidad.
El pan compartido es el signo del Resucitado, signo que de nunca vamos a morir...

Las exégesis y las reflexiones teológicas son importantísimas así como los escritos pastorales, litúrgicos e institucionales
Sin embargo, todo viene en segundo lugar: el hecho fundante, el mandato primordial del Resucitado es hacernos camino junto a tanto hermano que anda deambulando en el sinsentido y en la perplejidad y más aún, volverse pan para el hambriento, señal sagrada y revolucionaria del servicio y la misericordia, signo de esperanza y Resurrección)

Paz y Bien

Sobre las aguas de la existencia

Para el día de hoy (07/05/11):
Evangelio según San Juan 6, 16-21

(Varios de los discípulos era pescadores de oficio; como tales, eran conocedores habituales del mar en el que estaban y, además, avezados navegantes.
Sin dudas, la tormenta que los sacude y asusta es temporal bravo: no se condice el tremendo esfuerzo de remar y remar para sólo llegar al centro del mar, a pesar de su vasta experiencia.

Peor aún: el temor es mayor cuando ven al Maestro caminando sobre las aguas hacia ellos.
Quizás se han dado cuenta que iban navegando solos, sin Jesús a bordo.
Tal vez se asustan de ese Nazareno que es capaz de caminar sobre las aguas encrespadas, pero que pese a todo se preocupa por ellos y amaina sus miedos.

Así también nos sucede frente a las aguas de la existencia, en esta barcas muy pequeñas y frágiles que son nuestras vidas.
Si Él no viene a bordo, todo esfuerzo y toda experiencia se torna inútil y arrecia el miedo y el desaliento.

Sobre las aguas estancadas de la rutina, sobre el mar del desconsuelo, atravesando nuestros temporales más recios, Él camina hacia nosotros siempre, para que lleguemos a buen puerto.
Sólo nos basta abrir los ojos)

Paz y Bien

El poder de la compasión y el compartir

Para el día de hoy (06/05/11):
Evangelio según San Juan 6, 1-15

(Vivimos en un mundo que rinde culto al poder.
El poder de las armas, el poder financiero, el poder físico, la devoción al más fuerte y el desprecio por el débil e indefenso. Un poder que supone la imposición de escalas en lo humano, de tal modo que a mayor poder más arriba en la pirámide de lo importante se ubica quien lo detenta.

Pero es claro que el Reino de Jesús no es de este mundo, nada de eso.
En esa montaña, aquel día, el Maestro repartiendo panes y peces para la multitud hambrienta muestra la verdadera faz del poder, un poder que se nos ha conferido por pura confianza y amor a todos y cada uno de nosotros.

El milagro de la multiplicación de los panes y peces no es tanto una cuestión espectacular y cinematográfica, sino más bien una profunda enseñanza, mandato e invitación.

El poder verdadero radica en el ejercicio de la compasión, es decir, hacer propio el sufrimiento del otro, y en el compartir desinteresado y generoso.
Desde allí se puede transformar el mundo de raíz, sin demasiados estudios ni cálculos financieros, y aún así habrá canastas preparadas para los que aún no han llegado.
Nos falta humanizarnos como Él)

Paz y Bien

Testimonios de lo alto

Para el día de hoy (05/05/11):
Evangelio según San Juan 3, 31-36

(Jesús, nuestro hermano y Señor, es el que viene de lo alto, el que está por encima de todos.
Dios se manifiesta en Él, y la identidad entre ambos es total e inconmensurable, de tal modo que Dios es Jesús y Jesús es Dios.

Sin embargo, su testimonio es maravillosamente ilógico: contrariamente a nuestra tendencia a separar eso que llamamos cielo de estos arrabales mundanos, Jesús dá testimonio de la divinidad reanimando con vino de fiesta una boda que se apaga, saciando el hambre de la multitud, sanando a los enfermos, levantando a los caídos al borde del camino, compartiendo la mesa con los despreciados, volviendo a Lázaro a la vida, amando hasta el extremo a la humanidad muriendo como un criminal, Él, el manso de las naciones.

Por ello mismo el testimonio de la divinidad radica en una humanidad total y plena expresada en la vida de Jesús de Nazareth, nuestro Salvador.

Es ahora precisamente nuestro tiempo, el tiempo de los testigos, y el tiempo de preguntarnos cómo hacemos veraz nuestro testimonio.
Quizás volviéndonos cada día más humanos, enteramente humanos, tan humanos que esa humanidad sólo hable de cuestiones eternas, una humanidad total que acontece cuando somos solidarios, generosos, servidores, cuando nos volvemos rigurosamente observantes en el culto verdadero que es el servicio y el socorro al necesitado.

Sencillamente y eternamente humanos, tan humanos que lo inhumano, lo que perece no tiene lugar.
La vida eterna sucede aquí y ahora)

Paz y Bien


El paso de la justicia a la misericordia


Para el día de hoy (04/05/11):
Evangelio según San Juan 3, 16-21

(Son varios los pasos que hemos de dar para cruzar el bravo mar de nuestras ideas, y llegar a la tierra prometida de la vida en el Espíritu.
Es la Pascua que tenemos pendiente, el paso de nuestra idea de justicia a la Misericordia que sostiene al universo.

El comienzo quizás sea volver a comprender corazón adentro la idea de Dios como Padre: ningún padre desea ni gusta ninguna clase de mal, ni le resulta válido el sufrimiento de ninguno de sus hijos.
Así sea también para nosotros: Dios no ha querido que Jesús sufriera, fuera torturado y humillado, sometido a la crueldad ilimitada de la cruz.
Jesús de Nazareth asumió libre y voluntariamente el sacrificio como donación, como amor mayor, y por ese amor la humanidad se ha renovado y se nos revela sagrada: el Dios del Universo se expresa en cada acto, en cada gesto y en cada palabra que refleje la entrega de la vida para que otro viva.

-quizás por ello amor sea, ante todo, salir de sí mismo en la búsqueda y el bien del otro-

La Pascua pendiente refiere también a desandar las veredas erróneas de la justicia y el juicio divinos, el rictus espantoso de un Dios severo, castigador, rápido para condenar a los réprobos y sancionar todo pecado.
Ése no es el Dios de Jesús.

El Dios que nuestro hermano y Señor nazareno nos ofrece tiene un rostro bondadoso, un Dios que es manantial de vida, de esperanza, de luz en medio de las tinieblas, Dios del abrazo antes que del martillo eficaz de la sentencia, Dios del perdón que sana, Dios de la compasión, Dios de nuestra liberación.

En el amor mayor ofrecido en la Pasión está la clave de la existencia y de toda la humanidad: la justicia de Dios es la Misericordia, es el siempre más, la maravillosa desproporción, la increíble abundancia de la generosidad más allá de cualquier mérito y lejos -muy lejos- de cualquier premio o recompensa.)

Paz y Bien




Ver, conocer y creer

Para el día de hoy (03/05/11):
Evangelio según San Juan 14, 6-14

(Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, y hay situaciones obvias que suelen pasarse por alto.
Se puede mirar con asiduidad, durante mucho tiempo, y sin embargo nunca llegar a ver en realidad, pues el ver se relaciona más a la mirada interior que a la respuesta neurofisiológica del sentido de la vista.
Se puede estar con alguien, saber su historia, logros y méritos, y sin embargo nunca llegar a conocerle realmente, pues el conocer vá mucho más allá de de la intelección de determinados estándares, e implica el despojarse de las propias anteojeras -esos esquemas duros- y dejarse iluminar por la verdad del otro. Más aún, el conocer verdadero hace posible el amor; no se puede amar a quien no se conoce.

Estas ideas mínimas pueden aplicarse a la realidad que vivieron Jesús y sus discípulos, y nosotros también.
El Maestro fué visto por tres años por los Doce, por sus familiares, por el pueblo sencillo, por los dirigentes del Sanedrín, por los romanos imperiales, por extranjeros a Israel... no muchos llegaron a conocerlo en verdad, muy pocos descubrieron en Él el rostro del Dios del Universo.
Jesús pasó haciendo el bien, pasa por nuestras vidas transformándolas sin imposición, y aún sigue siendo un extraño...

La fé es don y misterio, pero también es tarea que debe edificarse a diario, al igual que el Reino, y no pasa tanto por la adhesión doctrinaria o dogmática, sino por el aferrarse visceralmente a una persona, Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor, nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida, con quien nos volvemos capaces de transformar este mundo.

La Resurrección ha enviado al destierro a los imposibles, es el fin del no se puede y es cuestión de amor primero y mayor)

Paz y Bien


Segundo parto

Para el día de hoy (02/05/11):
Evangelio según San Juan 3, 1-8

(Estar cerca de Jesús no era muy recomendable: se lo tenía por blasfemo, charlatán, subversivo, peligroso. Para colmo de males, gustaba de juntarse con lo más despreciable de la sociedad, los réprobos y los impuros, con lo cual Él mismo se impurificaba a los ojos crueles de la ortodoxia.
Por ello mismo, quien tuviera contacto con el Maestro también corría el riesgo de impurificarse.

Nicodemo acude a Jesús en la noche; es un hombre importante, poderoso y de gran prestigio.
Nicodemo acude a Jesús escondido, clandestino por temor a perder influencia y prestigio, por ese miedo de volverse réprobo a sus pares, extraño a su sociedad habitual, y estos temores a nosotros mismos nos acechan a diario.
Ese qué dirán magnificado es sinónimo de drama y causa de opresión social, religiosa y comunitaria.

Aún así, no es su único problema: su alma está atada a ese duro esquema de aferrarse a la letra por la letra misma, la tiniebla de la literalidad que conduce al fundamentalismo y al anquilosamiento cordial porque no hay espacios para el Espíritu.

Nicodemo es un hombre que se esfuerza desde la honestidad, y reconoce en ese galileo algo más; lo que le escucha y lo que le vé realizar sólo puede provenir de Dios. Sin embargo, debe dar otro paso, el gran paso, la Pascua del profeta milagrero y sanador al Mesías y Salvador.

El reducido espacio de la letra por la letra misma no abre sus puertas al Espíritu, y nosotros, al igual que Nicodemo, hemos de pasar por un segundo parto desde lo profundo de nuestro ser -un parto que no debe remitirse a los márgenes de lo biológico-.

Un nuevo nacimiento, el bautismo de lo alto en la paradoja del Reino que implica asumir la cruz en nuestro presente, el dolor de los crucificados en donde resplandece el rostro del Resucitado que vive hoy, aquí y ahora, entre nosotros, naciendo a la Resurrección y a la vida plena)

Paz y Bien

Karol


Las palabras probablemente vengan sobrando.
En el día de la Misericordia y de San José Obrero, en el Día de los Trabajadores no podía Karol estar ausente.
Juan Pablo II beato, y desde este sur los mejores recuerdos, una gran alegría: él era uno de nosotros, Karol compañero, Juan Pablo pastor y amigo.



Este pueblo tiene una deuda de gratitud que es muy difícil de expresar, como son difíciles de expresar las cosas de Dios. Se viven antes que se explican, y por ello mismo la celebración es mayor.
Lo supimos y lo sabemos a Juan Pablo II cercano, padre y hermano.
Bendito sea Dios por este regalo infinito.
Paz y Bien
Ricardo



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