Nuestra herencia

Para el día de hoy (05/04/12):

Evangelio según San Juan 13, 1-15

(Es una cena de despedida, y aunque los Doce aún no lo comprendan, es un hasta pronto.
Es un hombre que sabe con certeza que dentro de muy poco vá a morir de manera espantosa, y ello sólo puede mínimamente compararse a la del condenado que está esperando la hora cierta del verdugo.

Pero en este hora crucial, el Maestro se sale de los márgenes de los ritos prefijados y del culto estratificado. En el tiempo de la Gracia las cuestiones más importantes y toda la vida se deciden en una mesa de amigos, en el encuentro fraterno del compartir. Por eso Jesús se pondrá de pié y se despojará de su manto en plena cena, no al inicio, no al final; se despoja de su manto como quitándose su dignidad de Maestro y su aura de profeta, haciéndose como un esclavo al lavar los pies de sus amigos.
Sólo después de haber cumplido con esta tarea que su corazón inmenso le impone, sólo entonces vuelve a sentarse a la mesa; sólo el despojo cordial de aquello que nos distancia nos permite volver a sentarnos en una mesa de hermanos, de hijas e hijos con la misma dignidad irreemplazable.

Ello provoca el asombro en Pedro, y hemos de suplicar que el obrar de Jesús siga despertando esa clase de emociones. El pescador está atado a esa concepción de dignidades y prebendas, de privilegios, derechos y jerarquías. Le resulta escandaloso que su Maestro y Señor se despoje de tal modo, pues imagina que él mismo debe realizar esa tarea.
Sin embargo, aún cuando se atreviera a hacerlo, tampoco sería parte del Reino: hay que lavar los pies de los hermanos como lo hace Jesús de Nazareth, expresando a ese Dios que se ha despojado de sí mismo y se ha puesto al servicio de la humanidad de manera incondicional, gratuita, amorosa.

El Maestro deliberadamente se escapa de los márgenes de los ritos, pues lo que nos deja no puede quedar congelado en una espiritualidad abstracta vacía de corazón; se trata de la identificación de las hijas e hijos de Dios, la de aquellos que se atreven a amar hasta el final, pase lo que pase, suceda lo que suceda, haciéndose esclavos voluntarios del prójimo para que no haya más cautivos ni oprimidos, los que saben que la vida se adquiere y se gana cuando se ofrenda.

Como solemos ver en los medios, los bienes que se legan se plasman en un escrito legal.
En el tiempo de la Gracia y la Misericordia, libres de los rigores inmisericordes de la ley, suele pasar algo similar: la herencia que se nos ha legado -la compasión y la Misericordia, Gracia que se expresa en el servir- están plasmadas en un Testamento Nuevo, Noticia Nueva, la mejor de las noticias, que Dios nos quiere hasta el extremo de morir por todos y cada uno de nosotros, y de ir más allá de la muerte para vivir plenos para siempre)

Paz y Bien



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