Rasgos familiares


Para el día de hoy (25/09/12): 
Evangelio según San Lucas 8, 19-21

(En los tiempos de la predicación de Jesús de Nazareth la familia tenía una relevancia fundamental: a través del clan se sustentaba la identidad nacional judía, que estaba amenazada por generaciones de diásporas e imperios que la subyugaban. 
Esa estructura familiar era férrea y, a su vez, se basaba en los preceptos de la Ley mosaica, y se trataba por todos los medios de evitar cualquier desvío.

Con Jesús, las cosas para su clan se complican en extremo: Él no se comporta tal como sus parientes esperaban que lo hiciera. En cambio de quedarse en su Nazareth natal, abocarse al trabajo de su padre para el sustento de los suyos y formar una familia, se ha largado a los caminos a anunciar cosas extrañas, a hablar en nombre de un Dios al que llama Abbá -Papá-, inclinándose abierta y peligrosamente del lado de los indeseables, los impuros, los enfermos, los que no cuentan.
No conforme con ello, no tiene reparos en enfrentarse sin dudarlo con los escribas, sacerdotes y doctores de la Ley.

Por ello mismo sus parientes se llegan a Cafarnaúm -aproximadamente a 40 km de su Nazareth- para hacerlo entrar en razones. Otro de los Evangelistas nos cuenta que varios de entre su parentela lo creían loco o fuera de sí.

Allí en Cafarnaúm, la multitud se agolpa a las puertas de la casa en donde el Maestro reside temporariamente. Los suyos no pueden atravesar ese muro humano, y quieren enviarle un mensaje a través de alguien cercano.
A primera vista y de modo superficial, la respuesta de Jesús supone una ruptura con los lazos familiares tradicionales, especialmente frente a la requisitoria de los suyos.
Pero hay más, siempre hay más.

Jesús de Nazareth constituye una nueva familia que no estará ligada por la sangre o por lo social, sino por una urdimbre mucho más profunda y perdurable. 
Así, su padre y madre, sus hermanos y hermanas serán aquellos que escuchen la Palabra de Dios y la hagan vida.

Por ello, en muchas mujeres y hombres podemos intuir y descubrir sus rasgos familiares, allí en donde florezcan la fraternidad y la compasión, el interés por el hermano, la mesa dispuesta para todos, el pan que se comparte y la misericordia que se respira. 
Y hemos de aspirar a descubrirnos sus parientes más cercanos, para mayor gloria de Dios y bien de los hermanos.)

Paz y Bien

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