De cuando es Dios el que invita


Para el día de hoy (06/11/12):  
Evangelio según San Lucas 14, 1a. 15-24

(Las parábolas de Jesús son mucho más que una herramienta pedagógica: a través de ellas el Maestro nos oriente la mirada y nos abre las puertas a otra realidad mucho más profunda, la del Reino.

Por esas señales nos vamos dando cuenta de que el Reino es sueño de Dios de fiesta y plenitud, de felicidad perpetua para todas sus hijas e hijos, mucho más que un dominio convencional, que el reinado organizado a partir de jerarquías predeterminadas en donde algunos son -aparentemente- más importantes que otros.
En esta ilógica, los verdaderamente importantes son los pequeños, y la corte se compone de humildes y sencillos amigos que sólo saben de servicio.

Por ello mismo, aquellos que se presuponían con derechos de primacía, por pertenencia y méritos del Reino, descubren que no es así.
El Dios que revela Jesús de Nazareth es, en cierto modo, un Dios injusto de acuerdo a nuestras categorías, porque no es un juez imparcial: antes bien, es un Dios que se muestra abiertamente del lado de los que no cuentan, de los olvidados, de los excluidos, de los enfermos, de todos aquellos que solemos execrar en base a nuestras pretendidas normas de pureza y preceptos de pertenencia.

Quizás la Evangelización -mandato y misión- sea, ante todo, salir a los caminos a invitar a la mesa inmensa de Dios a aquellos a los que nadie invita, reunir a los dispersos, convocar a los perdidos y ponerse a servir con alegría a todos esos invitados asombrosos, porque es el mismo Dios de la Vida el que invita)

Paz y Bien


2 comentarios:

María Jesús dijo...

Nuestros criterios humanos no tienen nada que ver con los de Dios, ¡menos mal!
Felicidades por el blog.
Un abrazo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

María Jesús, si hay algo que nunca debería faltarnos es la capacidad de asombro: es maravilloso ver como la Misericordia supera y desborda cualquier previsión.
(quizás el volverse niños comience por allí, ojos grandes capaces de asombrarse)
Un abrazo grande en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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