El único talento

Para el día de hoy (01/09/12):
Evangelio según San Mateo 25, 14-30


(Es usual que intentemos interpretar la Palabra de Dios desde lo que sabemos y conocemos a diario; no está mal, es claro, aunque se corre el riego de parcializar algo que es infinito, y que nos interpela mucho más de lo que nosotros podamos consultarle.

Desde esta perspectiva y frente a los acontecimientos de los últimos tiempos, es dable y razonable que nuestra actitud se incline más hacia el servidor que entierra rápidamente su talento, habida cuenta de que en los casos de los otros dos servidores se suponga el ingreso a un infernal sistema bancario que tanta miseria produce con la consecuente e inhumana especulación financiera a la que nos hemos -tristemente- habituado.

Sin embargo, no se trata de eso y regresamos al postulado inicial. Se trata de la interpelación que hoy nos hace Jesús de Nazareth acerca del modo en que concebimos a Dios y de nuestro lugar en el mundo.

Se nos ha concedido por pura bondad y amor la Gracia de Dios, el único talento, que es alegría, que es perdón, que es justicia y liberación, que es misericordia entrañable. Y como todo lo concedido, no nos pertenece.
Más aún, es un valor extraño y asombroso que se acrecienta en tanto se comparte. No podemos ni tenemos derecho a cualquier intento de atesoramiento, o a cualquier tentación de esconderla.

En parte, el servidor que esconde ese talento lo hace porque cree en un dios duro, juez cruel y vengativo, verdugo rápido y eficaz. En esa creencia vive atemorizado,más no con el santo temor de lastimar a quien se ama, sino tiembla ante la posibilidad de cualquier castigo.

Pero el Dios Abbá de Jesús de Nazareth, nuestro Dios, es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida, y por eso -especialmente por eso- haremos producir ese talento concedido, anunciando en todas partes la mejor de las noticias, el año de Gracia y Misericordia para toda la humanidad sin excepción)

Paz y Bien

Aceite de esperanza


Para el día de hoy (31/08/12):
Evangelio según San Mateo 25, 1-13

(La Palabra de Dios nos interpela, nos conmina, nos dialoga y exige una respuesta que se traduzca en hechos.
Por ello mismo, ciertas posturas -a veces cómodas, a veces ingenuas- de aceptar sin más interpretaciones profusamente elaboradas sin poner nada de nosotros mismos, pueden inducirnos a error y se rompe el paradigma fundamental de la felicidad que el Maestro nos ha enseñado: felices los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica.

-uno se alimenta de la comida que está en el plato, nunca de un menú ni de los comentarios acerca de las bondades de esos manjares-

Así entonces en la parábola que se nos ofrenda en el Evangelio para el día de hoy, podemos animarnos a descubrir no sólo la actitud de las jóvenes necias y de las jóvenes sensatas, sino más aún: que aunque se tarde, aunque quede descartada cualquier inmediatez, indefectiblemente el Reino acontecerá y serán unas bodas a celebrarse entre Dios y la humanidad, es decir, un encuentro y alianza definitiva amorosa y feliz.

Ahora bien, la pasividad no está en sintonía con la Gracia. No podemos darnos el lujo de instalarnos, de quedarnos quietos, de adormecernos esperando a que todo suceda sin ser parte, espectadores antes que actores y protagonistas humildes.
Se trata de navegar hacia un horizonte cierto, con rumbo sostenido y no tanto de flotar erráticamente.

En la Palestina del siglo I el aceite de las lámparas era fundamental: su ausencia garantizaba noche cerrada y oscuridad férrea, frente a lo cual sólo quedan dos opciones, el sueño o el miedo.
Por eso es tan decisiva, en aquel entonces y ahora también el cuidado de ese aceite y la precaución de que la llama se mantenga encendida.

Las jóvenes que mantuvieron sus lámparas encendidas y aceite abundante, no se vuelven de pronto egoístas en el momento decisivo. En realidad, no pueden transferir lo que es único y personal.
Sin embargo, sí podemos compartir esta pequeña llama que somos, para que otras tantas lámparas se enciendan.

Porque el aceite es la esperanza que disipa toda noche, con la magnífica certeza de que en cualquier momento celebraremos unas bodas eternas con el mejor de los vinos, aquel mismo vino del cual se ocupaba María de Nazareth)

Paz y Bien

Santa Rosa de Lima, el Reino es y está


Santa Rosa de Lima, patrona de América Latina, del Perú y de las Filipinas

Para el día de hoy (30/08/12):

Evangelio según San Mateo 13, 44-46

(Isabel, joven peruana laica, era mujer de oración, es decir, vida orante con la capacidad de mirada lejana, de ver más allá de lo aparente, de descubrir lo eterno entretejido en lo cotidiano.

Ella descubrió ese tesoro indescriptible, escondido a simple vista pero presente en la sencilla habitación en donde moraba, latiente en las calles de la Lima colonial, inagotable fuente de alegría que puede encontrarse en los lugares más insospechados, apareciéndose de modo asombroso, maravilla que transforma la vida de una vez y para siempre. Luego del encuentro, nada volverá a ser igual, y todo queda atrás, todo se deja porque se ha encontrado lo verdaderamente valioso, lo que permanece y no perece.

Ella también supo que ese tesoro se deja encontrar por quienes lo buscan sin descanso, con denuedo y confianza, con la certeza de los que creen y permanecen fieles.

El Reino es, el Reino esta: hay vidas que se transforman luego de una búsqueda tenaz y honesta, hay otras tantas que se transforman desde la inexpresable gratuidad de la bondad de Dios.

Por ello mismo quizás, Isabel se desvivía por los más pobres y los enfermos, mujer plena que florece en misericordia y compasión.
Por ello mismo toda su vida es vida orante, porque responde... descubre a cada instante los susurros de Dios que le hablan en las honduras de su corazón -Espíritu que nos hace decir Abbá!-. La iniciativa siempre es de Dios, de Él son las primacías, y la oración, antes que súplica y pedido, es la necesidad del alma de responder y dialogar con quien se ama y con quien nos ama sin límites.

Isabel floreció en un tiempo complicado, en un tiempo en que estas tierras que a menudo nos duelen y que tanto amamos sólo eran suburbio de una importante colonia.
Aún así, en la Lima virreinal, nos floreció para toda Latinoamérica la más flagrante de las flores, Isabel Flores de Oliva, Rosa de nuestros hermanos dolientes, Santa Rosa de Lima y de toda América)

Paz y Bien


Una cena contraria, un banquete de espantos

Martirio de San Juan Bautista

Para el día de hoy (29/08/12):

Evangelio según San Marcos 6, 17-29

(Ante todo, es menester no olvidar los orígenes de Juan, llamado el Bautista: era un hijo my tardío y milagroso de la anciana Isabel y el sacerdote Zacarías.
Desde su misma gestación intuían que ese niño sería muy especial, y que la mano de Dios estaba con él. Ya en el vientre de su madre supo festejar la presencia en ciernes de Aquél que su pueblo añoraba y que se crecía en el seno de aquella muchacha nazarena, María.
Su madre también saludaba con una alegría inenarrable la presencia de la mujercita galilea; su padre, luego del silencio y encendido del Espíritu, supo cantar con voz fuerte a ese Dios que nunca se olvida de los suyos, y que ahora intervenía directamente en la historia humana.
Y su hijo tendría un rol decisivo en el cumplimiento de esa promesa inquebrantable.

La Salvación iba siendo tejida en la historia desde las mujeres y a partir de dos niños, Jesús de Nazareth y Juan de Ain Karem.

Ese niño creció en Gracia y sabiduría, y tendría por misión allanar el camino del Esperado.
Y como los compromisos verdaderos no admiten medias tintas, ya hombre cabal es una voz encendida en el desierto, ajeno a ambición material, confiado totalmente en la Providencia y absolutamente distante de cualquier estructura de poder. Se viste con pieles de animales del desierto, se alimenta de frutos silvestres.
Es un profeta con todas las letras, es decir, es portavoz de Dios: su misión es un anuncio de confianza y esperanza, pero también denuncia de todo lo que es ajeno y contrario a ese Dios que lo sostiene y por el que vive.

Un hombre así es molesto y peligroso porque jamás bajará el tono, porque aunque lo acorralen amenazas y lo ensombrezca el miedo no retrocederá un paso, ni habrá nada que lo haga desviarse de su misión.
A través de la historia y en nuestros días siempre habrá con nosotros muchos Juanes, mujeres y hombres fuertes como árboles nobles, soles en nuestras noches a los que nada ni nadie podrá quebrantar. Porque todo se decide en la fidelidad.

Ese Niño que había conocido desde el seno materno inauguraría el Reino, tiempo de Gracia y Misericordia del Dios con nosotros. Él se sentaría a la mesa con aquellos que nadie -nunca- invitaría, en ágapes de liberación e inclusión en donde la vida se celebra, se expande y se agradece.

Sin embargo, los poderosos tienen otro tipo de cenas, unos banquetes acordes a sus ambiciones.
Son mesas en donde rezuma la corrupción, donde abunda una sensualidad torpe, donde reinan las apariencias, donde se decide la muerte de otros sin demasiadas especulaciones.
Probablemente, el escenario se nos aparezca hasta grotesco: lo que importa es que allí, en ese banquete cruel, se decidirá que el Bautista debe morir, que debe ser acallado, sin importar tanto los motivos.

Al hombre de Dios se lo pretende aniquilar allí en donde cuenta más el parecer que el ser.
Pero ni la muerte ni la violencia pueden silenciar a los profetas, porque la voz de Dios no puede ser silenciada, ni se puede tampoco acotar la mesa inmensa y fraterna de Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor.

Hoy es el memorial del martirio de Juan el Bautista, y debería ser para nosotros también memorial de tantas mujeres y hombres fieles hasta el fin, que nunca se callaron, que jamás hablaron en voz baja por el miedo, que permanecieron fieles con todo y a pesar de todo.)

Paz y Bien




Lo que no se vé


Para el día de hoy (28/08/12):
Evangelio según San Mateo 23, 23-26

(Los ayes del Maestro son, a la vez, reprobación enérgica y expresión de un dolor profundo. Es que tanto escribas como fariseos -que detentaban la enseñanza religiosa oficial- predicaban y obligaban al pueblo al cumplimiento puntilloso y estricto de normas establecidas e instituídas por ellos, ajenas y contrapuestas al Espíritu que inspiraba la Ley y los profetas.

Porque el Reino es infinito, y la Gracia no se deja acotar ni se puede limitar su acceso mediante la observancia externa de preceptos, que a menudo esconden ambiciones mundanas de poder, de figuración, de prebendas y títulos que relegan al olvido al hermano. La Gracia es asombrosa, maravillosa, brota fértil en todas partes aún cuando no se la supone y en donde menos se la espera.

Por ello, cuando se pueden percibir ágiles voluntades de castigo, de prohibiciones y de imposiciones en pos de dogmas declamados, es que hay algo que se está escondiendo, hay algo que no se vé. Porque la superficie puede parecer religiosa, pero en esos subsuelos se esconden intenciones torpes y oscuras, incoherencias militantes, soberbia institucionalizada.

Son esos afanes de no ver ni el árbol ni el bosque, de renegar del abrazo, de la compasión, de la misericordia, encasillando la bondad y la solidaridad tras aviesas intencionalidades políticas de los que se animan a una tierra nueva, porque las puertas de los cielos han sido abiertas de una vez y para siempre con la Encarnación.

Porque destino y mandato de las hijas y los hijos de Dios es la transparencia, que no haya un sólo sitio -por arcano o recóndito que fuera- al que no llegue la luz de Dios, la luz de la vida, la luz de la eternidad, gentes que nada esconden, ni siquiera sus miserias, pues se saben firmes por ese Espíritu que los vuelve frutales y que es causa de esa alegría que les nace y que nada ni nadie ha de quitarles)

Paz y Bien

De cuando se vulnera lo sagrado


Para el día de hoy (27/08/12):
Evangelio según San Mateo 23, 13-22

(La Palabra de Dios es Palabra de Vida y Palabra Viva: desde este principio espiritual, afirmamos que aquello que nos expresan las escrituras no queda condicionado a una época determinada o a circunstancias específicas. Es claro que cuanto más ahondemos en los contextos, más podremos enriquecernos, pero lo verdaderamente determinante es que Dios nos habla hoy.

De esta manera, Jesús de Nazareth vuelve a despertarnos mente y corazón en este preciso instante, en nuestra cotidianeidad, en esto que somos, en nuestro aquí y ahora.
Quizás se nos ha perdido de vista lo sagrado que está tejido en la historia, la asombrosa afirmación de eternidad que implica Dios con nosotros, y por ello hacemos lo que hacemos y omitimos otras tantas cosas, siempre en detrimento del hermano, en confusos océanos de poder que reniegan de la sencillez y la humildad.
En los altares del egoísmo se siguen realizando sacrificios humanos, pues se realiza el holocausto del prójimo.

Así, el anuncio de la mejor de las noticias deviene en declamación que sólo busca adeptos, números que engrosen estadísticas religiosas y no hermanos que se sientan a la mesa grande de la vida.
Así, el Reino es accesible para unos pocos, una élite selecta que ha cumplido con los rigores normativos, y no don y bendición, Gracia y misericordia.
Así la fé es sólo práctica piadosa y prebenda de pertenencia y poder antes que vida plena y solidaria.
Así, los templos se vuelven más importantes que las personas. Pero Cristo es la eterna afirmación de Dios que vive en las honduras de los corazones, y cada mujer y cada hombre es templo vivo y latiente de ese Dios que nunca nos abandona.

Nos debemos nuevos compromisos. Debemos honrar a Aquél que nos ama entrañablemente en cada una de sus hijas, en todos sus hijos, desde la liturgia verdadera que se nutre de la compasión y la misericordia)

Paz y Bien



Donde no iremos


Para el día de hoy (26/08/12):
Evangelio según San Juan 6, 60-69

(Con la Pasión asomándose en el horizonte inmediato, el tiempo para Jesús y sus seguidores se vuelve un tiempo de definiciones porque la cruz no admite medias tintas.

Así muchos se irían de su lado, en parte escandalizados, en parte por no ser capaces de admitir que es un tiempo nuevo, de libertad plena. Y a menudo esa libertad espanta, porque involucra un compromiso raigal, una vida vivida de un modo totalmente distinto, vidas capaces de donarse incondicionalmente en favor del otro y para que el otro viva.

Lo peor de todo no es la renuncia de aquellos que se van; lo peor radica en aquellos que dicen pertenecer y estar, y sin embargo son ajenos a cualquier Buena Noticia y están en las antípodas del tiempo de la Gracia.

Por ello, Señor, aunque se nos haga duro, no iremos allí donde a menudo se nos invita.

No iremos a una fé de trueque, de conveniencias, en donde se negocian favores divinos a cambio de promesas piadosas, a los templos de estrictas condiciones de acceso.

No iremos a esos sitios tan reales y actuales de costos y beneficios, y renegaremos de ese eslogan terrible que afirma que todo tiene su precio.

No iremos allí en donde todo está específicamente normatizado, donde se ahoga el Espíritu de verdad y vida detrás de reglamentos.

No iremos allí en donde se nos insiste en un dios lejano e inaccesible, un dios que exige pagos previos, un dios castigador severo, un dios voraz sediento de sacrificios.

Nosotros nos vamos con Abbá Padre, Dios encarnado en nuestra historia, infinito tejido en nuestros días.
Nosotros nos vamos con Jesús de Nazareth, nuestra alegría y nuestra salvación, porque sólo Él tiene palabras de eternidad)

Paz y Bien

Diaconía, la cátedra de la Gracia


Para el día de hoy (25/08/12):
Evangelio según San Mateo 23, 1-12

(Una lectura superficial de la Palabra para el día de hoy nos induce a un error flagrante. La literalidad es madre de todo fundamentalismo, que a su vez nada tiene que ver con la Buena Noticia.
Pues el Maestro no se expresa con inusitada dureza contra los fariseos en tanto dirigentes judíos, sino más bien en tanto opresores de almas y tenaces contradictores entre lo predicado, lo enseñado y lo vivido. Por ello no se acota a esa situación puntual, sino que es enseñanza y advertencia que atraviesa los tiempos, y que nos despierta de ciertos sopores de hipocresía a los que nos solemos acostumbrar.

Para ubicarnos: la cátedra no es sólo ámbito simbólico, sino que dentro de la sinagoga es el lugar físico puntual -un mueble, una silla- desde donde se explica la Escritura. Remite a la autoridad interpretativa y formativa; el gran problema -siempre- es la disyunción entre lo que se enseña y lo que se vive, la enorme brecha entre declamación y proclamación, afanes de figuración, de prebendas, de jerarquías y ostentación de títulos.

Pero es un tiempo nuevo, año infinito de la Gracia y la Misericordia.
Las hijas y los hijos de Dios reflejan la bondad inconmensurable de Abbá Padre de Jesús cuando se vuelven servidores de sus hermanos, cuando se hacen los últimos para que otros puedan dar un paso adelante.
Ésa es la cátedra auténtica, cátedra del alivio y la liberación, cátedra de humildes servidores y señaleros de la esperanza, cátedra de la diaconía que nos enseña -a menudo desde el silencio- que nadie es mayor que nadie, que hay un sólo Maestro y que todos somos hermanos)

Paz y Bien





Corazones sin dobleces


San Bartolomé, apóstol

Para el día de hoy (24/08/12):

Evangelio según San Juan 1, 45-51

(A veces, la sencillez y la simplicidad nos hacen recordar y recuperar la frescura de la Buena Noticia. Y si por un momento nos detenemos a mirar y ver desde esa perspectiva, Jesús de Nazareth siempre nos está invitando a una vida nueva, sin condiciones previas.
Él ha convocado a Felipe de un modo inequívoco, porque siempre es Dios el que nos busca, es Dios quien tiene todas las primacías y todas las iniciativas.

Felipe se ha conmovido por el llamado, y no quiere guardarse ese asombro para sí, una fuerza imperiosa lo moviliza a compartir ese tesoro insospechado.
Quizás esta sea la clave de la evangelización y el apostolado, el descubrirnos llamados y buscados, y salir a compartirlo con los demás. En el corazón de Felipe arde la misma brasa que en los corazones de los peregrinos de Emaús.
Esa fuerza increíble no se detiene en disquisiciones estériles ni en casuísticas ni en exégesis: es una experiencia vital profunda que ha de expandirse en el compartir con los hermanos. Por eso Felipe, ante las razonables dudas de Natanael/Bartolomé, redobla la invitación.

La lógica indica que nada bueno puede salir de la ignota Nazareth, y así será siempre con las cosas del Reino, que tiene que ver con lo inesperado, con lo insospechado, con lo asombroso.
No se trata tanto de lugares físicos, sino más bien de espacios cordiales.
-Ven y verás- invita Felipe, y es una puerta abierta para animarse a más, porque hay más, siempre hay más.

Así los corazones íntegros y sin dobleces podrán descubrir la Salvación en ese Jesús que permanentemente invita, corazones capaces de dejar atrás preconceptos, corazones capaces de ser felices, de asombrarse, de atreverse y de reconocerse buscados e invitados por Aquél que sólo quiere la plenitud para todos sin excepción)

Paz y Bien


Invitaciones


Para el día de hoy (23/08/12):
Evangelio según San Mateo 22, 1-14

(Si en verdad queremos profundizar en la Palabra a la que cada día nos acercamos, es importante ubicarnos en el contexto en donde suceden las enseñanzas del Maestro.
En el día de hoy, Él no le habla directamente a sus discípulos: se dirige sin vacilaciones a quienes están ofendidos y se han vuelto feroces críticos de la invitación al Reino de Dios, un Dios al que llamaba Abbá, un Dios al que sabía volcado por entero hacia los pobres y pequeños.
Por eso la parábola no iluminará sus corazones, porque se han cebado en su soberbia y en la violencia de su dialéctica.

Y más que en ese rey tan propenso a actuar como muchos poderosos que solemos conocer, es necesario que nos detengamos en el segundo banquete, el de los invitados impensados, insólitos y sorprendentes. Porque a la mesa grande de Jesús de Nazareth nadie debe faltar, y se invita tanto a buenos como a malos. Nadie ha de quedarse sin su convite, y quienes no participen no lo harán por no ser invitados ni porque algunos crean que no les corresponde.
De este ágape se queda afuera quien no viste su alma de fiesta.

A través de los tiempos y ahora mismo, muchos mensajeros han salido a los caminos a dar aviso y entregar en mano las invitaciones. Porque las cosas del Reino son siempre concretas y personales; imaginarlas abstractas y generalizarlas desvirtúa la Gracia que todo lo sustenta.

Habrá que descubrirnos entre esos mensajeros que llevan la mejor de las noticias a cada cruce de caminos, a cada rincón olvidado.
Hay una mesa enorme y lista para todos)

Paz y Bien

El tiempo de los pequeños


La Santísima Virgen María, Reina

Para el día de hoy (22/08/12):

Evangelio según San Lucas 1, 26-38

(Gabriel, arcángel de Dios, es portador de un mensaje extraño, casi imposible, que no se condice con lo ampuloso de lo esperado del Altísimo.
Él se desplaza desde el Templo y un sacerdote notorio -Zacarías- a una aldea ignota y polvorienta de la periferia, Nazareth de la sospechosa Galilea., a una muchachita que no cuenta, casi invisible a la que sólo Dios es capaz de ver en toda su estatura.

Es el paso de la Palabra que abandona los grandes centros y las estructuras sacerdotales establecidas para llegarse a los pequeños, a esa niña pobre y seglar. Es una clara toma de posición por parte de Dios, y María de Nazareth lo sabe en las honduras de su alma, aún cuando no lo comprenda del todo, y sin embargo por ello es feliz, y será feliz a través de los tiempos.

La alegría de la presencia de Dios es una alegría que no se erradica, que permanece.

El Mensajero se presenta respetuosamente. No impone, no destella poder divino, y su saludo bien vale para todos y cada uno de nosotros. El Dios del Universo irrumpe en la historia a través de esa muchachita pidiéndole permiso, saludándola con alegría y paz, y así llega a nuestras existencias, saludándonos con humildad y sencillez.

Lo decisivo es la escucha de María y su respuesta, antes que la aparición espectacular angélica.
María es el pueblo pobre que espera contra toda esperanza, que sólo espera en Dios y confía en sus promesas, es la gente más sencilla que se asombra de la presencia de la eternidad en su vida cotidiana, y que cuando oye y escucha, actúa, no puede quedarse quieto.

María, la más pequeña de todos, es reina y señora precisamente por ello, porque ha escuchado la Palabra y la ha hecho vida, a tal punto que en su seno se crece el Salvador.

María es signo cierto de la presencia de Dios con nosotros, de un Dios que no hace promesas vanas, de un Dios que se la juega, de un Dios que abiertamente se ha puesto del lado de los que no son tenidos en cuenta, de los más pequeños, de los olvidados.)

Paz y Bien





Camellos peregrinos

Para el día de hoy (21/08/12):
Evangelio según San Mateo 19, 23-30

(Hay una constante histórica que asocia bienestar y riqueza a la bendición divina: es la espiritualidad de la prosperidad y supone que Dios sonríe la suerte de algunos, aunque omitiendo que eso implica también que Dios oculta y niega su bendición a tantos.Justificar a ambos lados
Pero ese no es el Dios Abbá de Jesús de Nazareth.

No es posible llamarse discípulo de Jesús, vivir atado a los bienes, a la acumulación y al consumo mientras tantos -millones- son consumidos en la miseria, en el abandono y el olvido.
Y a mayor riqueza, aún cuando sea ganada de manera legítima, acentúa la fractura. La opción por el Reino no admite medias tintas.

Y nosotros... todos y cada uno de nosotros tenemos espacios cerrados por esas cosas de las que nos hemos vuelto incapaces de desprendernos, lo que nos ata, los que nos impide ascender.
Tenemos tantas cosas gravosas que, en la misma sintonía de los apóstoles, ninguno de nosotros tendríamos muchas posibilidades de salvarnos.

Pero la Misericordia inunda esta tierra andante que somos, nos vuelve de nuevo frutales. Y lo que parecía definitivo, se vuelve un constante peregrinar de camellos impensados que, a través de la Pasión y la Resurrección del Señor, nos hemos vuelto capaces de pasar por cualquier ojo de aguja.
Y es una marcha que encabezan nuestros hermanos más pobres)

Paz y Bien



Para entrar a la vida


Para el día de hoy (20/08/12):
Evangelio según San Mateo 19, 16-22

(No basta con el cumplimiento formal y hasta estricto de normas, por más sagradas que parezcan. Se trata, ante todo, de una cuestión cordial, de motivos de sentido y trascendencia.

El hombre que se acerca a Jesús lo hace de manera honesta, sin intenciones escondidas. Intuye que en su existencia hay algo que falta, hay pasos que dar, hay éxodos que emprender aunque no sepa como hacerlo. Por ello se dirige al Maestro, porque ha seguido al pié de la letra lo que le han mandado pero está hambriento, alma insatisfecha de lo que no perece.

Seguramente, esperaba algún discurso teológico, una exégesis profunda o, al menos, un consejo espiritual válido para acceder a la vida divina. Y la respuesta de Jesús es asombrosa: a los umbrales de Dios se llega atravesando los senderos del prójimo; por eso el Maestro pone su énfasis en aquellos mandamientos que refieren al otro.

La vida junto a Dios se decide y resuelve en la vida junto al prójimo.

Sin embargo, ese paso liberador, ese éxodo santo tiene una decisión pendiente. Porque Dios abre todos los mares, pero es menester tomar coraje para llegarse a la tierra prometida de la Salvación.
Para entrar a la vida no basta con cuidar y respetar al prójimo. Para entrar a la vida hay que hacerse prójimo, aprojimarse/aproximarse. Y más aún: se comienza poniéndose en el lugar del otro para finalizar abdicando del yo, de cualquier egoísmo, de tal modo que yo soy tú, y así con el soplo del Espíritu llegar al nosotros.

Desde ese paradigma nuevo -la Gracia maravillosa que todo lo transforma- el culto verdadero a Dios se realiza pleno en el hermano, en la compasión, en la solidaridad, en la generosidad, en la libertad de no estar atado a nada.
Es atreverse a consumar, como el Señor, el amor mayor en la cruz ofrenda antes que someterse a la esclavitud temeraria del consumo y las ataduras de los bienes materiales.

Lo que se atesora, lo que prevalece y no perece, lo que verdaderamente nos pertenece es todo aquello que damos a los demás, sin condiciones y desinteresadamente, sin reservas ni especulaciones.)

Paz y Bien


Eucaristía, pan de asombros y escándalos

Para el día de hoy (19/08/12):
Evangelio según San Juan 6, 51-59

(Los ánimos en la sinagoga de Cafarnaúm estaban encendidos: oscilaban desde el asombro al escándalo.
Es que el galileo nazareno no sólo echaba por tierra parte de la sacralizada historia de Israel -el maná de sus padres-, sino que se pone Él mismo como alimento, y es una propuesta tan crudamente realista que provoca espanto y escándalo: se trata literalmente de tragarse a ese Jesús de Nazareth, y de beberse su sangre para permanecer con vida.
Peor aún, todo alimento ingerido que implicara consumir sangre estaba taxativamente prohibido por la ley mosaica, y así hasta el día de hoy.

Pero la literalidad no libera, y acuna todo fundamentalismo.

Porque si el rabbí nazareno hubiera hablado sólo de pan, podríamos quedarnos en un plano de simbolismos, en los que se discutiría solamente la preeminencia del maná. Pero nó, Él habla también de sangre y es mucho más que una cuestión de humanidad: es un ser humano sometido a la violencia, es un cuerpo agobiado, víctima de la brutalidad.

Se asoma el escándalo de la cruz a la par de lo intolerable de esa manera de alimentarse.
Aún así, y para no permanecer presos de limitadísimas especulaciones, Él abre el horizonte. Porque no se trata de muerte, se trata de Resurrección, se trata de vida.

No estaría nada mal volvernos a quedar perplejos y asombrados frente a la Eucaristía.
Quizás nos atamos demasiado a un espiritualismo desencarnado, y practicamos cierto amor puramente ritual. Pero Jesús de Nazareth es Dios encarnado en la historia humana por bondad y amor entrañables, ansias de que la humanidad -todas sus hijas e hijos- sea y viva en plenitud.
Es asumir la historia en el propio cuero para santificarla y transformarla, es vida humana enaltecida y sagrada, es animarse a dejar los huesos para que, por lo menos, un hermano permanezca con vida, es hacerse pan para que nadie perezca de hambre, de hambre del sustento, de hambre de soledad, de hambre del pan eterno del Dios con nosotros, y allí sí, que la Eucaristía vuelva a ser para nosotros tan imprescindible como el respirar, motivo de gratitud y celebración en mesa grande compartida.

Porque creemos en Alguien antes que en algo, y nos nutrimos de ese Alguien, y por ese Alguien vivimos y no moriremos, Jesús de Nazareth, nuestro hermano y Señor)

Paz y Bien








Preferencias


Para el día de hoy (18/08/12):
Evangelio según San Mateo 19, 13-15

(En los tiempos de la predicación del Maestro, los niños eran amados puerta adentro de cada familia. Sin embargo, socialmente estaban en el mismo bajo escalón que las mujeres y los esclavos; carecían de derecho alguno, solían vivir en condiciones duras, meros entes menores carentes de racionalidad. A esto, se añadía que por las misma situación en la que vivían, eran considerados impuros para la ortodoxia religiosa imperante.
Ello no es un dato menor: para la ley mosaica, el tocar a un impuro a su vez impurifica al transgresor, y lo vuelve indigno de participar en la fé y en la sociedad. Así muchas veces el Maestro hubo de retirarse a lugares apartados y solitarios, en la dura dialéctica de la exclusión.

En esa lógica durísima se ubica la actitud violenta de los discípulos: reprenden a las madres de los niños porque, si el Señor les imponía las manos, por el hecho de tocarlos se volvería a su vez impuro y así sobrevendría una condena al ostracismo, y se le impediría ir a la sinagoga o entrar en cualquier pueblo o ciudad.

Pero es el tiempo de la Gracia, tiempo de maravillas y asombros, escándalos para almas mezquinas. Y Jesús de Nazareth conoce como nadie a ese Dios al que llama Abbá, y sabe también que su Dios -el nuestro- es un Dios que tiene preferidos. Ama a toda la humanidad pero se pone abiertamente del lado de los pequeños, de los que son como niños, de los humildes y sencillos, de los que no cuentan.

Sólo los pequeños son capaces de comprender y participar en las primicias del Reino, en la alegría de la Salvación.
Sólo los que tengan alma de niños pueden redescubrir todo a través de sus ojos asombrados, de su confianza sin fronteras, de su capacidad de festejar los regalos, esos mismos que solemos dejar de lado y que son milagros.

El amor de Dios expresado en Jesús de Nazareth exige desde su sencillez y humildad que tomemos partido. O estamos en la vereda del poder y seguimos la estela de los poderosos, o animarnos a quedarnos sin disimulo del lado de los que no cuentan, de los invisibles, de los pequeños y olvidados, fundiéndonos con ellos como uno más.
Que no estamos solos en estos amores)

Paz y Bien

Lo indisoluble

Para el día de hoy (17/08/12):
Evangelio según San Mateo 19, 3-12

(La discusión planteada al Maestro por los fariseos no era neutra ni honesta: buscaba ponerlo a prueba en el afán de hallar errores o posturas heterodoxas. Pero además, revelaba una dura postura de la cultura y la religiosidad de aquellos tiempos: hemos de notar que todo gira alrededor de los derechos que le asisten al varón por sobre la mujer, siendo ésta dependiente de voluntad y caprichos de aquel.

En el fondo, se trata de la perenne discusión acerca del cumplimiento de normas, y de la fidelidad a creencias establecidas.
Pero Jesús de Nazareth lleva la discusión a otro plano más profundo y, paradojalmente, más elevado. Es el tiempo de la Gracia, es el tiempo de maravillas y asombros, es el tiempo de leer/nos desde la mirada de ese Dios que Él nos revela Padre y Madre. Porque nosotros, en nuestras cortas visiones y nuestras mezquindades necesitamos invariablemente de normas -a menudo estrictas- por nuestra incapacidad de mantener un rumbo recto.

El sueño eterno de ese Dios Abbá de Jesús nuestro hermano y Señor es que entre la mujer y el hombre florezca la vida desde la misma esencia de ese Dios que es amor, existencias frutales que se unen para prodigarse por entero, haciéndose plenos en esa entrega y bendecirse en la alegría de los hijos.
Eso es lo indisoluble, ese amor infinito que Dios nos tiene y que nosotros, como hijas e hijos -ramas latientes de la vid verdadera- tenemos que respirar a diario.
Por eso a los que se unen en matrimonio los llamamos cónyuges, es decir, conjugados/conjungiere: son dos vidas que se conjugan para generar una vida nueva más plena y total. Quizás por esas cuestiones de amores, no se trate tanto de complementariedad, de almas gemelas y otros tantos simpáticos eslóganes: es más bien crecernos, fusionarnos desde nuestras diferencias, enriquecernos a partir de lo que nos define e identifica, haciendo de cada día una ofrenda, en las buenas y especialmente en las malas.

Desde allí tal vez recuperemos la verdadera profundidad y significación del matrimonio.
Y es imperioso suplicar al Espíritu que nos vuelva cada día más misericordiosos y compasivos como Aquél que tan bien nos entiende, especialmente para cobijar con puertas abiertas y abrazos siempre disponibles a los que por diversas circunstancias -quebrantos, caídas, los golpes de la vida diaria- no han podido mantenerse firmes y han sufrido o provocado ruptura.
A veces olvidamos que todos -sin excepción- somos hijas e hijos de Dios, y a nadie se debe rechazar)

Paz y Bien

La desmesura de la Gracia


Para el día de hoy (16/08/12):
Evangelio según San Mateo 18, 21-19, 1

(La pregunta de Pedro acerca de la medida del perdón que debe ejercerse es lógica, pero por sobre todo plena de honestidad.
Es que Pedro porta un pesado bagaje de tradiciones y normas, entre ellas la llamada ley de Talión, que morigeraba cualquier intento de venganza: ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pié por pié, quemadura por quemadura. El sentido de justicia para la historia de su pueblo se ajustaba a la retribución, y el perdón se acotaba al cercano y conocido -el hermano-, a su vez limitado en siete veces, número que simbolizaba la eternidad y la perfección.
En cierto modo, Pedro sugiere un perdón amplio, casi ilimitado, para con el hermano, y siempre teniendo en cuenta que el hermano aquí refiere a los hijos de Israel.

Por todo ello, la aseveración de Pedro no es carente de generosidad.
Quizás el problema radique en que es demasiado razonable.

Pero es tiempo santo, Kairos de Dios y el hombre. Jesús de Nazareth inaugura el año interminable de la Misericordia y la desmesura de la Gracia.
La bondad y el perdón de Dios no tienen medida, lógica ni escalas: el Padre de Jesús actúa de manera asombrosa, imprevisible y hasta escandalosa para almas más mezquinas.
Porque si por un momento nos sinceramos, caemos en la cuenta que las deudas que portamos -el mal que hacemos, y todas nuestras gravosas omisiones- son tan impagables como los diez mil talentos de la parábola. Y a menudo pedimos un poco más de tiempo, aunque sea para sobrevivir un tiempo más.

Pero este Abbá inmenso -tan Padre y tan Madre- nos sana, nos libera de toda deuda y nos regresa a la vida libre y plena.

Así sea entonces para las hijas e hijos de Dios)

Paz y Bien

María de nuestras esperanzas



La Asunción de la Virgen María

Para el día de hoy (15/08/12):

Evangelio según San Lucas

(Una mirada algo más que literal nos indica que en la Visitación acontecen dos encuentros, es decir, se reúnen dos mujeres y dos niños.

Esas dos mujeres se comunican con palabras claras y frescas, esos dos niños también se comunican en otra profundidad, y uno de ellos salta de alegría en el seno de su madre.

Esas dos mujeres son muy parecidas y muy distintas a la vez, con cierta rítmica paradojal que es propio de los tiempos de la Gracia, que sólo son capaces de entender las almas humildes y los pequeños, verdad que se oculta a los sabios y doctos.

Una, campesina de piel descalzos, muchachita judía de aldea ignota, una nadie, esposa de un carpintero tan invisible como ella misma.

La otra, más cerca de ser abuela que de ser madre, anciana esposa de un sacerdote, gente conocida de ortodoxia familiar.

Ambas con dos hijos en ciernes creciéndose en su seno, dos embarazos extraños, bebé sospechoso en una, bebé imposible en la otra, embarazos que se translucen en la feliz mirada plena de asombro de las dos.

El encuentro sucede en las montañas de Judá, en Ain Karem, y es un encuentro escondido que no se percibe a simple vista, encuentro sencillo y profundo libre de acartonamientos protocolares, de posturas predefinidas. Son sólo dos mujeres que se descubren madres, y sin embargo allí en esa aldea calurosa la historia humana pega un giro impensado y maravilloso.

Porque el Dios de María de Nazareth es un Dios que teje y transforma la historia de la mano del hombre -mujeres y varones- desde su misma cotidianeidad.

María llena de Gracia, María plena, María feliz, Madre por cobijar en su seno al Hijo del Altísimo, Mamá por escuchar y vivir la Palabra.
En Ella se asoma con perfume nuevo el Reino de la Gracia, y comienza el Año interminable de la Misericordia que sustenta al universo.

En esa muchachita desconocida -como tantas de nuestros días- Dios se revela y se expresa liberador, justicieramente parcial para con los pobres y los pequeños desde su Amor infinito, un Dios que -contra toda razón- derriba a los poderosos de sus tronos, que mira y vé con ojos de Padre a los humildes que languidecen en medio de tanta desolación, y sale al ruedo sin vacilar para que nadie sufra, para que todos sean plenos.

Porque el Dios de María, de José y de Jesús de Nazareth interviene en la historia sin vacilar y con decisión, de manera inesperada y asombrosa, desde donde nadie nada espera, allí mismo nos florece nuestra liberación.

En esa muchacha que vive para siempre se afirman nuestras ansias y nuestras esperanzas, y por ello no bajamos los brazos, y por Ella nos sentimos menos solos, porque su Dios y nuestro Dios nos espera siempre para el abrazo)

Paz y Bien




En el centro de la comunidad, en el corazón de la Iglesia

Para el día de hoy (14/08/12):
Evangelio según San Mateo 18, 1-5. 10. 12-14

(El ansia por develar preeminencias y rangos era y es recurrente entre los discípulos, y es la señal de que no comprenden y no aceptamos en plenitud la asombrosa ilógica del Reino.

Pero el Maestro es paciente y tenaz, y aún sabiendo nuestras ambiciones mezquinas, se mantiene firme en aquella preeminencia que ratificará en la cruz -amor mayor-, y que implica la negación de todo egoísmo y la preeminencia del prójimo.
Y dá un paso más allá: el Reino es de los pequeños, de los que no cuentan para nadie, de los que son menos que nada, apenas variables estadísticas, apenas algún voto cada tanto.

La postura de Jesús de Nazareth no es un mero gesto de ternura hacia los niños: es Dios mismo que toma partido por los que sufren, por los olvidados, por los postergados, por los descartados, y es mucho más que una opción de preferencia. Es la revelación del modo en que Dios ama y es la manera de reencontrar su Rostro.
No es fácil, claro está.
La conversión implica también una inversión y reversión total de valores y acciones. El tiempo santo de Dios y el hombre -año infinito de la Gracia y la Misericordia- inaugura la ética significante y definitiva por la cual se reconoce e identifica a las hijas e hijos de Dios, y es hacerse el último, lavar los pies del hermano, renunciar alegremente a cualquier prerrogativa y hacer propio el mundo hostil y cruel del olvidado, para cambiarlo, para hacerlo santamente humano, música extrañamente profunda en donde todos son importantes -todos cuentan-, y en donde nadie, ninguno debe perderse.

Así entonces en el centro de la discusión el Maestro coloca a un niño, y es el signo exacto de cual debe ser el centro de la comunidad y el corazón de la Iglesia. Toda su vida debe girar en torno a quienes son los más pequeños, los preferidos del Altísimo, la amorosa debilidad del Dios de la Vida, la mejor de las noticias)

Paz y Bien





En clave de Resurrección


Para el día de hoy (13/08/12):
Evangelio según San Mateo 17, 22-27

(Ante el anuncio de su Pasión y Resurrección, los discípulos se agobian de pesar y no es una situación nueva, una reacción extemporánea.
Pedro -representando a todos los demás- ya ha actuado de forma virulenta y reprensiva porque es incapaz de aceptar a un Mesías doliente. Su mente está prisionera por la lógica del éxito y el fracaso y su corazón no se libera de esa espiritualidad de la gloria.
Esta vez es la tristeza la que se asoma, pues ellos se resignan a lo que entienden fatalmente ineludible.

Aún no quieren aceptar la entrega total y desinteresada que Jesús de Nazareth hace de su ser, una vida hecha ofrenda de Salvación en una cruz que es horror pero también amor mayor. Porque el Maestro interpreta toda la historia humana en clave de Resurrección, señal cierta de que la vida prevalece, sueño eterno de Dios.

La Resurrección de Cristo es el cúlmine de la historia humana, y a ella todo se refiere, y de ella todo depende.

Por ello mismo, los hechos del tributo que el Evangelista relata a continuación.
En la brava historia de Israel, y luego del regreso del exilio, se había establecido el pago de un impuesto doble destinado a sostener al culto y a los sacerdotes del Templo de Jerusalem, condición imprescindible para su identidad nacional. El negarse al pago de ese tributo implicaba una transgresión difícil de aceptar.
Jesús de Nazareth no es un transgresor más: es El transgresor, pero a causa del Reino.No es un agitador estéril ni un provocador sin motivo, por ello no se niega al pago de esos dracmas tradicionales; sabe que el escándalo sin motivo sólo trae más confusión y no arroja luz.

El milagro del pez con la dracma en su boca es simbólico: el pago de nuestra Salvación ha sido cumplido con creces y para siempre, y los signos están allí mismo, en nuestra cotidianeidad, en lo que conocemos. Hay que saber buscar.)

Paz y Bien

Pan, raíz y misión


Para el día de hoy (12/08/12):
Evangelio según San Juan 6, 41-51

(Las palabras del Maestro habían desatado una llovizna de murmullos, y no era la primera vez: el campesino galileo cuestionaba uno de los puntales férreamente establecidos de la fé de Israel: el pan bajado desde las nubes -el maná que los sostuvo en los duros años del desierto- no era el verdadero pan del cielo, sino que Él mismo lo era.

No podía ser, nunca, ese rústico profeta iletrado -hasta la tonada lo vendía- era hijo de carpintero, un nadie, un tipo más que se atrevía a hablar en nombre de Dios, que se declaraba bajado de lo alto. En sus mentes y en sus corazones no había lugar para lo divino en ese campesino, humano como cualquier otro -aunque quizás un escalón por debajo de ellos-.

Esos murmullos enojados respondían al derribo que acababa de suceder: el ícono intocable que representaba a la liberación de Israel estaba siendo reemplazado...por un hombre.

Un hombre que habla de algo tan humano y raigal como comer, algo común a pueblos y culturas de todos los tiempos, el sustento de la vida representado en el pan.
Y dá un paso más, afirmando que nadie comerá de ese pan si antes no es invitado, llamado y atraído a su mesa. Y Él está invitando a todos, buenos y malos, mujeres y hombres, sin exclusiones,sin condiciones.

Ese llamado, esa atracción sigue vigente y palpitará por siempre.
Es raíz de familia grande que llamamos Iglesia, en donde tantas ignotas hijas e hijos de carpinteros siguen invitando a muchos, desde la humildad y el silencio, a sentarse a esta mesa grande en la que nadie debe faltar.
Es la mesa en donde el pan definitivo se comparte y así la vida se expande eterna e infinita, vida que prevalece sobre la muerte.

Cada vez que nos encontramos convocados por ese Pan que vive y e invitamos a quien nadie invita, nos volvemos más humanos, tan humanos que la eternidad se nos crece, misión de paz para no morir jamás y celebrar y agradecer por una vida que es un regalo, bendición y milagro)

Paz y Bien


Cerros móviles


Para el día de hoy (11/08/12):
Evangelio según San Mateo 17, 14-20

(Nos encontramos en Cafanaúm: un hombre se pone a los pies del Maestro, pura súplica y desesperación. Es que su hijo sufre de epilepsia; estamos en la Palestina del siglo I, sin avances médicos y con los riesgos que ello implica.

La dolencia terrible y sin alivio no quedaba en el dolor físico y psicológico: se presuponía que este tipo de enfermedades eran consecuencia de la acción de fuerzas malignas, de espíritus impuros, de demonios. Así, quien estaba enfermo -y su familia- estaba también condenado al ostracismo social y a la exclusión religiosa.

Los discípulos no pudieron hacer nada: creyeron que les bastaba el poder con el que habían sido investidos por el Señor, pero no era suficiente al igual que no es suficiente el poder que se detenta, los rótulos que se portan, la misión que se encomienda.
Por ello mismo las palabras tan dolidas y duras de Jesús de Nazareth.
Es una generación per-versa porque aún no se atreve a ser con-versa, a transformar la totalidad de su existencia en la sintonía del Reino, tiempo de Dios y el hombre.
Es una generación incrédula, porque creer es mucho, mucho más que adherir a una doctrina. Creer es ante todo y por sobre todo, confiar en Alguien y desterrar para siempre toda tentación del no se puede.

A pesar del enojo y la tristeza, el Maestro no se queda quieto, así como Dios jamás descansa en la búsqueda de nuestro bien a pesar de nuestras miserias y quebrantos. Es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida y ello se expresará en la liberación plena de ese muchacho, alma al fin ligera de cualquier cadena que puede erguirse en humanidad.

Quiera el Espíritu que Sus palabras nos vuelvan a doler. Porque no nos animamos a cambiar, a converger allí mismo, hacia la vida que brota como manantial joven.
Y porque aún no creemos, y hay muchas montañas que trasladar, cerros tiesos de resignación y exclusivismos que debemos volver móviles al encuentro de Dios en el hermano)

Paz y Bien

Veranos ciertos

Para el día de hoy (10/08/12):
Evangelio según San Juan 12, 24-26

(En una reflexión ligera acerca de la Palabra para el día de hoy, corremos el riesgo de acentuar la aceptación del sacrificio por el sacrificio mismo.

Es muy cruel pedirles y predicarles paciencia y resignación a aquellos a los que la realidad ha atropellado con terrible dureza, a aquellos para los que sólo hay malas noticias, a aquellos que sólo saben de miserias y dolores.

¿Cómo afrontar este mandato trigal?

Quizás comenzando a comprender que lo verdaderamente valioso y propio es aquello que se ofrece y se dá voluntariamente, sin condiciones, cuando ponemos en retroceso a todo egoísmo, cuando nos volcamos por entero hacia el bien del otro.

La vida se expande cuando se hace ofrenda en manos de Aquél que por amor a su Padre y la humanidad no se ha guardado nada para sí, humilde grano de trigo sembrado que se quiebra para crecerse en pan.

Sólo desde la solidaridad, la compasión y la misericordia podremos salir de estos inviernos e ir juntos hasta el verano cierto del Reino)

Paz y Bien

Coherencia


Para el día de hoy (09/08/12):
Evangelio según San Mateo 16, 13-23

(Las palabras que pronunciamos nunca son neutras, ni laxas, ni carecen de consecuencias. En toda palabra -por acción o por omisión- nos jugamos la vida pues, en cierto modo, somos lo que pronunciamos.

Es algo fundante y decisivo, y quizás nuestros mayores lo comprendían mucho mejor que nosotros, sin demasiadas explicaciones, en tanto a la radicalidad de la palabra empeñada y cuyas consecuencias eran decididamente más definitivas que cualquier contrato o documento escrito.

Pedro, ante la pregunta de su Maestro, lo reconoce como Mesías, Hijo de Dios vivo.
No es una afirmación dogmática ni una aseveración doctrinaria, es mucho más que eso porque surge del amor mismo que lo ilumina, y por eso comprometerá toda la existencia de Pedro, y por eso desde la misma confesión de todos los Pedros la Iglesia se edifica: se edifica en confesión de amor y cruz, de servicio y abnegación, en mano amiga que integra, en mesa fraterna que se comparte.

Aún así, esa confesión -como las palabras- no queda en la declamación pura.
Confesar a Jesús de Nazareth como Cristo, Hijo de Dios vivo implica aceptar un camino de cruz y Pasión, de derrota aparente, renegar de toda espiritualidad del éxito y del poder para aferrarse sólo al amor de Dios que expresa Jesús el Cristo.

Pedro no ha realizado su éxodo personal hacia la tierra prometida de la Salvación, y por aferrarse a viejos esquemas se opone a la asombrosa acción de la Gracia. Por eso la aseveración del Maestro es tan contundente.

Nosotros también estamos pobres de toda coherencia, con ese éxodo pendiente, camino hacia la cruz voluntariamente aceptada para que otro hermano viva.)

Paz y Bien


Etiquetas


Para el día de hoy (08/08/12):
Evangelio según San Mateo 15, 21-28

(Socialmente habitual y aceptable es la colocación de rótulos y etiquetas con el fin de clasificar a los demás, identificándolos en esas categorías que solemos imponer.

Ello se nos ha vuelto necesario e imprescindible, tan determinante como la cuestión de establecer el nosotros y el ellos. Sin embargo, las etiquetas que endilgamos nos obnubilan la mirada y nos impiden ver la cuestión fundante de la humanidad, y que es que cada mujer y cada hombre somos amados hijas e hijos de Dios.

Jesús de Nazareth no fué ajeno a estas cuestiones, especialmente en una época en que la ortodoxia social y religiosa marcaba límites muy estrechos y exactos. Esa mujer que irrumpe desordenadamente -con gritos que sólo una madre puede enarbolar- lleva consigo varias etiquetas gravosas.
Es imprecisa y errónea, pues se dirige a Él con un título que en nada le gustaba, Hijo de David.
Es mujer, con lo cual está varios escalones por debajo de los varones de Israel.
Es pagana, una despreciable religión distinta a la del pueblo elegido.
Es cananea y por ello, extranjera, distinta y ajena; como si eso no bastara, pertenecía a un pueblo tradicionalmente enemigo acérrimo de Israel, considerados en un desprecio militante como perros -o menos-.
Nada a favor, y por eso la respuesta de Jesús se nos hace tan extraña, tan dura, tan brutal.

Jesús de Nazareth es Dios encarnado en la historia, el más humano de todos, y a la vez es un judío fiel a sus mayores y a sus tradiciones. No escapa a estos rótulos habituales de su pueblo.

Sin embargo, lo asombroso es que supera esa mirada estrecha y excluyente, y precisamente es un impulso para todos y cada uno de nosotros. Hubiera sido razonable que la despidiera sin más. Pero su corazón misericordioso puede romper todo molde y descubrir a una madre que sufre, y a una mujer capaz de creer, y por eso acontecerá el milagro.
Porque la fé es confiar desde las mismas entrañas en Alguien antes que en algo; a esa mujer cananea no se le exige un cambio religioso, una identidad declarada.
A esa mujer se le elogia su capacidad de rebelarse de todo encasillamiento, de liberarse de rótulos, de creer aun cuando todo indique lo contrario.

Habrá que ver que caminos nos animamos a tomar, y si elegimos seguir imponiendo etiquetas que discriminan y separan o nos atrevemos, en la ilógica santa del Reino, a descubrir en todo lugar a hijas e hijos de Dios)

Paz y Bien



Hacia nuevos mares


Para el día de hoy (07/08/12):
Evangelio según San Mateo 14, 22-36

(Es extraña, muy extraña la actitud del Maestro: cuando parece que estas frágiles barcas que somos están por sucumbir -simples botes existenciales, humildes naves comunitarias-, en vez de apaciguar las aguas nos incita a caminar sobre esas aguas turbulentas, y a enfrentar con decisión los chubascos bravos, aún a riesgo de hundirnos.

Nuestros temores son los mismos temores de Pedro, el miedo de perecer en la batalla contra la tormenta. Pero es el tiempo asombroso de la Gracia, y tal vez no haya mejor invitación que la de salir a andar por sobre las aguas enardecidas de la razón.
Porque se trata de la maravillosa aventura de la fé.

Luego de que la multitud se saciara de ese pan inagotable, los discípulos reciben el mandato urgente de Jesús de embarcarse hacia la otra orilla. Es imprescindible, y es raíz misma de la Buena Noticia el no quedarse, el no acomodarse, el no limitarse solamente a lo considerado propio o conocido.

No es fácil.

Adentrarse hacia nuevos mares quizás implique navegar de otra manera, adaptarse a otro tipo de aguas.
Aún así, es la misma barca y es el mismo viento el que la impulsa.
A todas partes ha de llegar la mejor de las noticias, a pesar de que mil y un accidentes nos sumerjan en el desconcierto y la angustia.

Su mano fuerte y exacta está allí mismo, la fuerza del Resucitado nos mantiene a flote, nos rescata de los pozos profundos.)

Paz y Bien

Para no quedarse


La Transfiguración del Señor

Para el día de hoy (06/08/12):

Evangelio según San Marcos 9, 2-10

(Cristo se engendró en María porque Ella escuchó la Palabra y la hizo vida.
Y el mismo Jesús enseñaba que habían de ser felices aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la practican. Así nació esta familia grande que llamamos Iglesia, impulsada por el Espíritu y escuchando atentamente a Aquél que la sigue convocando a través de los tiempos.

La escucha es uno de los fundamentos primordiales de la verdad, y por ende, de la libertad.

Sin embargo, en estos tiempos no sabemos mucho de escucha. Sí conocemos la sobreabundancia de ruidos, a los que nos hemos habituado a oír, sonidos informes carentes de sentido provenientes de todas partes, mares de información mediatizada -los medios se han autotransformado en fines-; aún así, lo peor ha sido que hemos perdido cierta sensibilidad, aquella que nos permite oír y escuchar al otro como tal.
Oímos los llantos, los dolores y alegrías, los sonidos de existencias distintas a las nuestras, pero estas no hacen mella e la coraza que impusimos a nuestros corazones.

La Palabra para el día de hoy -el relato de la Transfiguración del Señor- florece en signos y símbolos, señales que nos orientan la mirada al camino cierto, símbolos plenos que nos asoman la eternidad.

El Maestro se vá con tres discípulos puntuales, específicos, Pedro, Santiago y Juan, que también serán testigos de su Pasión en el Gólgota. Los testigos de Jesús no son genéricos o abstractos, siempre son personas concretas de carne y hueso, con sus luces y sombras, con sus fidelidades y quebrantos, con nombre y apellido. Allí en donde están los nombres de los tres compañeros bien pueden estar los nuestros, pues ser testigos es descubrir ese llamado tan especial, y contar con hechos y Palabras ese amor infinito de Cristo en la cruz, amor de Dios entre nosotros.

Han subido a un monte, que simboliza ascender a las alturas del encuentro con Dios. El Sinaí de Moisés, el Moria de Abraham, el Carmelo de Elías, el Gólgota del Señor. Nosotros tenemos nuestros montes también, y no es tanto una puntualización geográfica como más bien una disposición del corazón. Aún en el bullicio de estas ciudades a menudo brutales, podemos ascender al encuentro de Aquél que siempre nos está buscando. Nuestros montes son los espacios santos en donde Dios se nos manifiesta, y no necesariamente será en un templo.
Nuestros montes han de ser nuestros hermanos dolientes.

Allí, en esas alturas del alma, se revela Jesús de Nazareth como clave/llave de toda la historia humana y de todo el universo. Elías -los profetas- y Moisés -la Ley- conversan con Cristo bañados en luz resplandeciente; es la luz de la verdad, es la hermenéutica exacta de las almas humildes que sólo comprenden todo significado a través de ese Crucificado que, lo saben, está mucho más allá de las paredes en donde cuelgan sus afectuosas cruces memoriales.

Todo tiene sentido a través de Cristo, todo se aclara, todo resplandece, todo se transforma y eso en cierto modo asusta. La verdad suele desacomodarnos de los estados confortables de engaño que hábil y pacientemente tejemos por nuestros miedos y mezquindades.
Por eso mismo, somos Pedro queriendo hacer tres tiendas para quedarnos allí, para prolongar por siempre ese momento increíble, asombroso, sobrecogedor, y es la persistente tentación de la Iglesia al suponer que Cristo le pertenece, y que debe establecerse allí mismo, en tiendas exclusivas y cerradas que perpetúen los momentos gratos.

Pero se ignora así la Pasión, y se ignora la maravillosa Gracia, tiempo de Dios y el hombre tejiendo eternidad en la historia.
Es un tesoro extraño: se multiplica al compartirse, por ello es menester no quedarse, no afincarse, retomar nuestra vocación de peregrinos de toda esperanza.
Porque la realidad y el mundo pueden y deben ser transfigurados también, de tal modo que en el llano ninguna mujer y ningún hombre habiten más en las tinieblas y el desconsuelo.

Hay que bajar confiados, portadores de esa esperanza que se cifra en escuchar al Crucificado que es el Resucitado.

Es el Hijo Amado, y por Él, todos somos amados, todos, sin excepción, amadísimas hijas e hijos de Aquél que no descansa por nuestro bien y que está dispuesto a todo)

Paz y Bien



Éxitos y garantías


Para el día de hoy (05/08/12):
Evangelio según San Juan 6, 24-35

(La multitud buscaba, ansiosa, a Aquél extraño rabbí galileo que les había dado de comer en medio de la nada; querían la resolución mágica, el beneficio inmediato. En realidad, no se atrevían a subir la empinada escalera de la fé: se detuvieron en el escaso escalón de la superstición.

Pero así como el Dios vengativo y castigador de los fariseos se les hacía lejano e inaccesible, intentaban fabricarse a un dios acorde a sus expectativas, útil para sus necesidades y piadosamente manipulable. Aparentemente, el Dios de este nazareno se les asomaba de ese modo. Tenían hambre, quedaban saciados. Sufrían padecimientos, quedaban curados, ¿qué mejor?.
La idea era no enojar a ese dios, quedar bien con Él -no fuera que se enoje y no cuenten con sus favores- y, también por ello, en sus ánimos estaba entronizar como rey a ese profeta de milagros inmediatos.

En cierto modo, se quedaron con la espectacular multiplicación de los panes, y renegaron o no quisieron escuchar ese mensaje de un Reino que irrumpe en la historia por pura bondad, y a ese Mensajero de palabra nueva que cuestiona desde el amor la falta de pan, la exclusión, la justificación de todo sufrimiento, la resignación.

Por eso, cada vez que las multitudes de todo tiempo buscan a un proveedor milagroso, a un sanador instantáneo, a una fotografía desdibujada del Salvador Crucificado, Él se vá a la otra orilla.
Llegará siempre antes que nuestras ansias de éxito y esas ganas de transferirle todo al Dios lejano de nuestra imaginación para que resuelva todos los entuertos, graves o sencillos.

Pero es el tiempo asombroso de la Gracia, urdimbre de Dios y el hombre.
No se trata de creer en acciones, en señales increíbles, en leyes ni en doctrinas.
Se trata de creer en Alguien.

Ese Alguien es el único que nos garantiza la saciedad de todo hambre, de las necesidades básicas faltan y que a tantos agobian, y de esa necesidad tan humana que trascender, de ser mucho más que tiempo.
Y Él nos garantiza que no nos falte jamás ese hambre que nos movilice, nos haga hermanos, un hambre de paz y justicia.

Él mismo se hace pan para nuestro hambre, pan de vida, pan definitivo, pan vivo)

Paz y Bien

Pretextos


Para el día de hoy (04/08/12):
Evangelio según San Mateo 14, 1-12

(Herodes -llamado Herodes Antipas- gobernó Galilea durante más de cuarenta años. Su poder era omnímodo, total sobre bienes y gentes. A nadie rendía cuentas.
En aquel entonces Palestina estaba sometida al poder imperial romano; por ello, el rey Herodes era un rey vasallo del César. Así, trataba de agradar en todo al Imperio, cobrando obscenos tributos y reprimiendo con violencia atroz cualquier asomo libertario o subversivo.
En realidad, sólo le preocupaba perpetuarse él mismo en el poder.

Este déspota oscilará entre el ejercicio puntillosamente cruel del poder y la toma de decisiones surgidas a partir de pasiones, miedos supersticiosos y una dependencia peligrosamente banal del qué dirán.

Desde hacía tiempo que Herodes quería matar a Juan el Bautista: no hay nada más peligroso para el poder que un hombre íntegro y desinteresado que no se calla, que denuncia la corrupción y que llama a caminar senderos rectos. Pero primaba su temor a que la supresión del Bautista originara un levantamiento popular, tal era la relevancia de la voz clara de Juan entre el pueblo.

Así en un banquete de cumpleaños, se decidirá la suerte del profeta. Una orgía de poder y corrupción, una mesa totalmente opuesta a las mesas de Jesús de Nazareth, una mesa de poder, de apariencias y de muerte.
Hay un cúmulo de pretextos: una danza eróticamente sugestiva, una promesa torpe, celos encendidos, el temor a quedar mal frente a los notables galileos invitados al banquete.

En realidad, lo que cuenta es antigua decisión de acallar la voz de Dios que vibra en cada palabra de Juan.
No nos es desconocida esta situación: los pretextos cambian, el poder no. Por ello se buscarán justificaciones a la hora de silenciar a mujeres y hombres íntegros que no se dejan atenazar por el miedo, que anuncian la Buena Noticia y denuncian todo lo que es ajeno a la vida. Para ello se argüirá subversión, ideología, peligro social, y varios crueles etcéteras. Hoy el poder, quizás, no es tan personalizado; se ha vuelto sombríamente ubicuo, justificador pleno de violencias y guerras, de hambre y desempleo en el culto infame al voraz dios mercado.

Quiera el Espíritu volver a encedernos a diario a tantos Juanes de entereza, de valor, de integridad, que abran caminos a una vida cada día más humana y plena)

Paz y Bien

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