El Dios de María de Nazareth


 Santa María, Madre de Dios

Para el día de hoy (01/01/13):  
Evangelio según San Lucas 2, 16-21
 
(En la noche de nuestras rutinas, a la sombra de nuestra cotidianeidad sucede lo asombroso, lo impensado.
Un mensajero nos trae una noticia magnífica, y sus palabras despejan temores, generan la alegría y acontece la paz. Ese mensajero -hay que atreverse a escucharlo- es portador de la Palabra que nos crea y re-crea.

Ocultos en todas las periferias de este mundo, una multitud de invisibles y de sospechosos perpetuos apenas subsisten. De allí y de ellos nada puede esperarse -en parte prejuicio y en parte lógica-, ellos han quedado de lado, apartados de cualquier novedad.

Sin embargo, el Dios de María de Nazareth es un Dios extraño, amigo de olvidados, compañero de los pobres, hermano de los pequeños. Por ello mismo, desde donde todo parece definitivo y desde quienes sólo se adjudican silencios, desde allí la vida viene pujando fértil.
La Buena Noticia se anuncia a los pobres, a los que no cuentan, allí hemos de reencontrarla.

Porque nuestro destino late en un Bebé en brazos de su Madre, Niño frágil que se nos adormece en nuestros brazos, un Dios que se asoma en los indefensos, en los desprotegidos.

Una muchacha galilea -niña judía y campesina de pies descalzos- se ha hecho Madre, y cobija a su Hijo en la más humildes de las cunas. 
Esa cuna es el refugio nocturno de animales, pero es también su corazón inmenso.

Ella es Madre por nueve meses de gesta amorosa, Ella es Madre por alma fecunda, Ella es Madre porque aún cuando muchas cosas no son alcanzadas por su razón, encuentran rumia y calor en su co-razón.

El Dios de María de Nazareth es un Dios asombroso, un Dios enamorado de la creación, un Dios que se desvive por sus hijas e hijos, un Dios que pide permiso, un Dios que derriba poderosos y enaltece a los humildes, un Dios amante y libertador, un Dios que se hace camino y compañero porque Ella se atrevió a confiar y a permanecer fiel en esa esperanza, un Dios que salva, Jesús, Dios con nosotros, el Dios Emmanuel)

Paz y Bien
Paz y Bien

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