El Buen Pastor, dar la vida y dar vida



Para el día de hoy (21/04/13):  
Evangelio según San Juan 10, 27-30


(Las gentes -pequeñas ovejas arreadas por el mundo- a menudo están sometidas a los vaivenes que se le imponen.

Están los comerciantes de siempre, para los que las vidas de las ovejas es sólo una variable económica y comercial más, existencias resumidas en el debe y en el haber cruel de aquellos que sólo quieren la acumulación y el atesoramiento, cueste lo que cueste, cueste las vidas que cuesten.

Están los que se dedican a las ovejas, pero éstas carecen de importancia. Ellos pastorean porque les han prometido buenos salarios, premios y recompensas. Son los pastores interesados en sí mismos, a los que les dá lo mismo cualquier rebaño y lo que a éste le suceda.

Están aquellos para los que las ovejas, en el mejor de los casos, son materia sacrificable, ganado de la compraventa y el carneo sacrificial.

Están también los que se han apropiado del rebaño, y lo han separado en ovejas propias y ajenas. A unas pocas les permiten el acceso a corrales-templos exclusivos y excluyentes, siempre y cuando esas ovejas sean sumisas y calladas, mientras que a otras tantas las han dejado libradas a su suerte, ovejas perdidas por los campos disolutorios del mundo.

Y están aquellos lobos que trampean cualquier buen paso, los que con palabras engañosas y sibilinas, con pastos envenenados, con golosinas que marean intentan atraer hacia sí a tantas pequeñas ovejas. Al igual que los otros, ellos consideran al rebaño de su propiedad, y por lo tanto todo es válido a la hora de la apropiación de almas y cuerpos.

El Buen Pastor es muy distinto, bien distinto.

No considera al rebaño de su propiedad, aunque razones para ello no le faltan. Es servidor de sus ovejas, su vida se resume en el cuidado y la custodia de esas ovejas.
Es capaz de lo indecible para que niguna oveja se pierda, y sale a los caminos, no come ni descansa para que ninguna oveja se descubra ajena al rebaño, ni objeto de compraventa, ni material de tráfico e intercambio.

El Buen Pastor se juega por las ovejas, dá su vida sin reservas -y sin estridencias- por las ovejas, y por ese amor humilde las ovejas viven, redescubiertas en su importancia y su identidad.

Con todo y a pesar de todo, las ovejas tarde o temprano sabrán identificar al pastor bueno que las cuida, y sabrán también desoír a tantos lobos interesados)

Paz y Bien

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