Visitación, la encrucijada de la historia



Visitación de la Virgen María

Para el día de hoy (31/05/13):  
Evangelio según San Lucas 1, 39-56



(Ain Karem, un pueblito escondido en las montañas de Judá. Dos mujeres bien distintas.

Una de ellas entrada en años, más cercana a los ámbitos de la muerte que a la vida que se le crece en ese embarazo milagroso y ansiado por décadas, esposa de un sacerdote del Templo, familia de ortodoxias en la seguridad convencional de la Judá de los observantes.

La otra, casi una niña, campesina de pies descalzos y embarazo sospechoso, esposa de un ignoto carpintero menor de la Galilea marginal, la Galilea de donde los citadinos nada bueno esperan y suelen despreciar con fervores religiosamente fundados.

Esas dos mujeres no pueden ser más distintas, pero es en el encuentro en donde nos enriquecemos y crecemos desde nuestras diferencias.

Desde el silencio, en ese pueblo montañés la vida juega a las escondidas con las sesudas premoniciones de los sabios, y la humanidad se revela grávida de novedad, esquina del tiempo donde ya no habrá regreso a lo viejo, porque es cuestión de amores.
Esta encrucijada de la historia humana la deciden dos mujeres y dos niños, signo cierto de por donde llegan las Buenas Noticias y en manos de quienes están.

Se trata de dos mujeres que no son más que ellas mismas, y que por eso mismo no son tenidas demasiado en cuenta.
Se trata de dos niños que aún no nacen, pero que ya desde el seno de sus madres estremecen los tiempos, maravillosa señal que conflictúa a las almas mezquinas que reniegan de la vida en ciernes, una vida que es mucho más que un cúmulo de células amontonadas.

Durante demasiado tiempo -ya por una religiosidad figurativa, ya por afectos entrañables- a María de Nazareth la hemos encaramado en altares demasiado altos, la revestimos de fastuosos vestidos y joyería sin par. Quizás así la hemos vuelto una caricatura que se nos desdibuja en aras de una fé desencarnada y abstracta.

Pero ella es la muchacha galilea que sigue cantando, sin que nadie pueda silenciarla, su alegría por las maravillas que Dios ha hecho a partir de su mínima existencia, y que por ello se transforma en inmensa, muchacha de sol que le canta a viva voz a ese Dios que la ama con el mismo amor entrañable con que ama a los pequeños, un Dios que se pone escandalosa y abiertamente del lado de los pobres, de los hambrientos, de los oprimidos y cautivos, un Dios que embarra sus pies en la historia para liberar a su pueblo, un Dios que se atreve a derribar a los poderosos de sus tronos, un Dios feliz de exaltar a los humildes, un Dios que paga al contado y sin dilaciones todo lo que promete, un Dios que es Misericordia que sustenta al universo, un Dios que nunca nos abandona, un Dios al que descubrirá en la mirada y las palabras de ese Hijo que le adivinamos en los gestos. Porque el Hijo ya se anticipa en la Madre, y donde está Ella está Él.

Y así quizás la existencia también nos haga un giro magnífico, y el corazón nos salte de pura alegría porque se ha llegado a nuestras casas María de Nazareth con el Hijo en realidad y promesa)

Paz y Bien

Los que no se resignan




Para el día de hoy (30/05/13):  
Evangelio según San Marcos 10, 46-52




(Entre nosotros, a la vera de nuestros caminos, hay muchos Bartimeos condenados a aguantar en silencio y sin quejarse su dolor y su condición de marginalidad. Así también esa exclusión suele justificarse con diversos motivos morales, sociológicos, económicos, políticos y hasta religiosos, y seguramente con extensos análisis y profusos razonamientos.

Todo ello en realidad expresa que los ciegos no son los Bartimeos, sino los que pretenden acallar los gritos de los dolientes, de los que han quedado al costado de la vida por el motivo que fuere. Sociedades y sistemas enteros ciegos de cualquier justicia.

Alabado sea Dios por todos esos Bartimeos que no se resignan y que gritan a voz en cuello sus ganas de vivir, aún cuando almas mezquinas intenten severos silencios impuestos. Benditos sean los Bartimeos que a tantos molestan con sus gritos crecientes.

El Dios de la Vida está siempre allí en donde ellos se encuentran, el Dios de Jesús de Nazareth alza su voz con ellos, el Dios Abba desoye las reprensiones de ciertas gentes puntillosas y se pone al servicio de ellos, una comunión asombrosa en la perspectiva de la cruz de Jesús Servidor.

Puede suceder que esos Bartimeos no tengan precisión en sus decires o exactitud en su ortodoxia; así como en el Evangelio de Marcos el Bartimeo de ese entonces clamaba a Cristo como Hijo de David -un título que a Jesús no le gustaba para nada-, esas tonalidades tal vez grises no son óbice para ese Maestro que se acerca y se abre paso a través de los muros estrechos de los que nos creemos pulcros y dicentes permitidos.

Hemos de suplicar el poder ver, con confianza y esperanza, para que cada vez haya menos Bartimeos olvidados a la vera de la existencia)

Paz y Bien


Atreverse al servicio



Para el día de hoy (29/05/13):  
Evangelio según San Marcos 10, 32-45


(En el Evangelio para el día de hoy podemos advertir algo muy doloroso, a pesar de haber andado tanto tiempo juntos, los discípulos no compartían ni comprendían el proyecto del Maestro. 

Así entonces se comprenden las ansias de los hijos de Zebedeo: Juan y Santiago -Jacobo- que suponían una llegada triunfal del Mesías a Jerusalem, y la instauración de un Reino temporal a partir del poder político y militar. Ellos querían su parte en el reparto de poder que inferían, se creían con derecho por acompañar a Jesús en todo el tiempo de su ministerio.

Todo ello nada tiene que ver con el Reino de Abba Padre de Jesús, con la Buena Noticia proclamada.
A pesar del intento de los hijos de Zebedeo, Jesús morirá en la cruz como un criminal, y a su derecha y a su izquierda sólo habrá salteadores.

A pesar de ello, el Maestro no les reprende su actitud. Sabe bien que la conversión no suele ser instantánea ni mágica, es proceso y éxodo, y así los invita a beber del cáliz que Él mismo beberá.

Es el cáliz del Servidor, de la diaconía y el rescate.
Porque la liberación acontece cuando mujeres y hombres se animan a servir a sus hermanos desinteresadamente, cuando se atreven al servicio aún cuando ello traiga por consecuencia persecución, dolor y muerte.

Más que cualquier cabeza aplastada, más que el dominio, más que la opresión, el verdadero poder es el servicio)

Paz y Bien


Ciento por uno


Para el día de hoy (28/05/13):  
Evangelio según San Marcos 10, 28-31


(Los párrafos inmediatos anteriores a la Palabra para el día de hoy nos hablan de la tristeza de ese joven rico, fiel cumplidor de los mandamientos pero incapaz de dar lo suyo a los pobres, de camellos por el ojo de una aguja, de los imposibles. Por eso la afirmación de Pedro encierra también una pregunta y un cuestionamiento: es que ellos han dejado atrás trabajo, hogar, esposa, hijos, parientes, todo lo que eran y tenían y se han marchado a los caminos en pos del Maestro. Así, Pedro supone que todos esos desprendimientos han de tener su compensación, su recompensa en el reino terrenal que imaginan se vá a instaurar a la brevedad.

No es poco a lo que han renunciado. El error está en el trueque esperado, en la teología mercantil de la obtención del favr divino a cambio de actos piadosos, aún cuando estos actos sean tan extremos como dejar la familia.

Sin embargo, los sacrificios hechos por esos galileos no son desconocidos por Jesús de Nazareth. Nada escapa a su mirada, y les trata de hacer comprender que hay otra realidad más profunda. La Encarnación es la eternidad entretejida en la historia, lo eterno que magnifica lo cotidiano.

Se trata de ampliar el horizonte al infinito.

Así la familia se agrandará porque no quedará limitada por los lazos biológicos, y es el mejor augurio de una familia grande ligada por imperecederos vínculos espirituales, la Iglesia.

Así nadie pasará necesidad, porque la renuncia a los bienes propios en favor de los demás hace que éstos se centupliquen del mismo modo que aquella vez, con los panes y los peces.

Así habrá certeza de repudio y constancia de cruces, cien veces el dolor habitual. Pero todos los que sean relegados por esa fidelidad tenaz y mansa al ostracismo, encabezarán la caravana del Reino.

La vida se hace cien veces fecunda cuando no nos aferramos a ella. Porque no nos pertenece, porque somos sólo un puñado de tierra fértil a la espera de frutos)

Paz y Bien
 

Camellos en marcha



Para el día de hoy (27/05/13):  
Evangelio según San Marcos 10, 17-27



(La Encarnación es decisiva, radical, compromiso absoluto de Dios. La Encarnación implica un despojarse Dios totalmente de su divinidad para asumir nuestra condición humana, y ello también implica hacerse un hombre pobre y humilde que rechaza cualquier prebenda, título o prerrogativa. Así entonces es que Jesús de Nazareth no acepta ser reconocido como Maestro bueno por ese joven rico y sincero que se dirige confiado a preguntarle cuestiones raigales para su existencia.

Ese despojarse de todo por parte de Jesús es lo que lo identifica en plenitud como Hijo del Hombre, hijo de la humanidad, hermano de todos -el más humano de todos- y comulgar en la misma raíz de la vida con todos aquellos que apenas sobreviven entre los despojos. 

En la pregunta del joven rico aflora una sinceridad que no es en un todo explícita. Por un lado, confía desde su corazón en el rabbí galileo que pasa caminando por su vida. Por otro, está convencido que hay algo más que el cumplimiento estricto de las normas religiosas de piedad y los mandamientos.
En sus preguntas, podemos adivinar el fuego del Espíritu encendiendo su conciencia.

Porque no basta con ser efectivos cumplidores de lo establecido como sagrado. Debemos preguntarnos por los motivos que sustentan a los mandamientos, por Quien los sustenta y que más no está faltando. Para el Reino es menester la conversión, que es un éxodo de dos vertientes: hacia Dios y hacia el prójimo indisolublemente ambas.

Así las riquezas reflejarán en lo simbólico la carencia de confianza en Dios como dador de vida, y por ello nos aferramos a las cosas, sacralizándolas. Y así también, en aras de un egoísmo de acumulación, sacrificamos en el altar del dinero al hermano, el sacrificio humano más horrorosamente vigente.

Pero no hay que equivocarse: el joven entristecido por no poder dejar atrás lo que lo aferra a su adinerada miseria, lo estratifica y le impide dar ningún paso tras de Jesús, en pos de la felicidad y la vida plenas no es el único, ni es solamente símbolo de los poderosos que se aferran a infernales circuitos del dios mercado y sumergen a millones en la indigencia y el abandono.
Ello es válido, pero en cierto modo también estamos nosotros, incapaces de confianza y vidas nuevas, con todo lo que es preciso dejar atrás para seguir al Maestro.

Con todos esos lastres, nadie podría seguir adelante, en camino a la felicidad de la Salvación.
En cierto modo, en mayor o menor medida, todos somos camellos imposibilitados de acceder al Reino.

Pero la Misericordia de Dios es asombrosa, la Gracia es inconmensurable, y todos somos también camellos que puedan pasar por los ojos de la aguja, ligeros de perdón, libres por el amor de Dios que nos desata, camellos de eternidad en ciernes que hemos de ponernos en marcha tras los pasos de comunión y desprendimiento de Jesús de Nazareth)

Paz y Bien

Santísima Trinidad, misterio e identidad



La Santísima Trinidad

Para el día de hoy (26/05/13):  
Evangelio según San Juan 16, 12-15



(A pesar de los miles y miles de años transcurridos, la humanidad -en las cosas de Dios- sigue siendo un niño balbuceante. Es tal la diferencia abismal entre Creador y creación que no hay salto ontológico posible.
Dios es el totalmente otro, y quizás por ello a través de toda la historia, los pueblos se han autoerigido dioses a su medida, a su imagen y semejanza de sus necesidades y a partir de sus culturas.

Dios es un misterio insondable.

Pero algo más de dos mil años atrás, una pequeña certeza que se iba entretejiendo pacientemente a través de los siglos, destelló para siempre desde una ignota aldea judía una luz que no se apagará jamás, luz creadora de horizontes, el puente infinito que se ha tendido entre Dios y la humanidad en Jesús de Nazareth en la Encarnación.

Ese hombre humilde y pobre vino a contarnos que Dios era Padre y hasta Madre también, un Dios que ama a todas sus hijas e hijos con un amor desbordante e incondicional. 
Él lo sabía mejor que nadie: su identidad entre Abbá y Él era completa, total e irreductible, de tal modo que ni la muerte pudo hacerlo desensillar de esa fidelidad.

Antes que discursos académicos, toda sus acciones revelaban un rostro asombroso de ese Dios que ya no era tan inaccesible. Dios se hacía uno de nosotros, Dios se hacía hombre, Dios se despojaba de su divinidad absoluta para compartir nuestra escasa temporalidad.
Él lo sabía: nuestras palabras jamás alcanzarían.

Pero Dios es Palabra que se hace hombre en Jesús de Nazareth para no permanecer mudos, para encontrar el habla que trasciende.
Un Dios que se expresa, un Dios que ama, un Dios que nos habita.

Dios con nosotros, Dios por nosotros, Dios en nosotros.

Un Dios que es Padre bondadoso, un Dios que es Hijo redentor, un Dios que es Espíritu de vida y verdad.

Dios es misterio inagotable, y así también cada mujer y cada hombre tiene en sí parte de ese misterio, imagen y semejanza, astillas del mismo palo. Por ese misterio nos podemos descubrir en una identidad plena y trascendente, con un destino de identidad concedido por puro amor. Así toda vida, por ello, es sagrada.

Dios se comunica, Dios es comunión, Dios es familia) 

Paz y Bien


25 de Mayo - Canción de amor para mi Patria


Por todo lo que fuimos, por todo lo que somos, por todo lo que podemos ser.
Por nuestros abuelos, por nuestros padres, por los que nos precedieron y por los que vendrán.
Por la pobreza que nos golpea y la corrupción que nos injuria, por la silenciosa honestidad de tantos, por la Patria Grande, por la igualdad, por las mujeres, por los viejos, por los niños, por las esperanzas, por el dolor, por los olvidados, por la herida abierta de Malvinas, por la memoria, por la inseguridad y la violencia,  por los que murieron y viven más que nunca, por los que apenas sobreviven, por pueblos primeros, por los que cuidan la vida con mansa ofrenda y sin estridencias, por el pan compartido, por el trabajo, por los amigos, por los afectos, por Francisco, por los compañeros que jamás se resignan, por esas ganas de celebrar goles de justicia, por la sed de paz y el hambre de fraternidad.

Por los que nunca dejaron de confiar.

Por los que no bajan los brazos ni abdican la esperanza, con todo y a pesar de todo.

Por María de Luján, que vá siempre con nosotros desde mucho antes de imaginarnos nación.

Por todo eso y muchísimo más, muy feliz día de la Patria para todos.

Escribió Alberto Cortez. Cantó la querídisima e inolvidable Mercedes Sosa.

Paz y Bien

Ricardo

CANCIÓN DE AMOR PARA MI PATRIA

Será porque me dueles,
Será porque te quiero,
Será que estoy seguro que puedes
Llenarme de palomas el cielo.
Será porque quisiera que vueles
Que sigue siendo tuyo mi vuelo.

Será que estás en celo
Velando la alborada
O acaso acumulando desvelos
Por dudas largamente acunadas.
Tan solo se levanta del suelo
el que del todo extiende sus alas.


Amada mía,
Querida mía,
¡Ay Patria mía!
De tumbo en tumbo,
Se pierde el rumbo
De la alegría.
¡vamos arriba!
Que no se diga
Que estás llorando,
Que tus heridas
Mal avenidas
Se irán curando.
Defiende tu derecho a la vida
Y juntos seguiremos andando.

Sera que ya no quieres
Sufrir mas desengaños
Que vives levantando paredes
Por miedo a que la luz te haga daño.
Si ya no vienen llenas tus redes,
Tampoco hay mal que dure cien años.


Quizas en apariencias
Te alejas o me alejo,
El caso es que sufrimos de ausencia
Con un dolor ambiguo y parejo.
Amor no significa querencia,
Tambien se puede amar desde lejos.

Amada mía,
Querida mía,
¡Ay Patria mía!
De tumbo en tumbo,
Se pierde el rumbo
De la alegría.
¡vamos arriba!
Que no se diga
Que estás llorando,
Que tus heridas
Mal avenidas
Se irán curando.
Defiende tu derecho a la vida
Y juntos seguiremos andando.

Alberto Cortez

aquí puede escucharse:


 


Desde los que no cuentan


Para el día de hoy (25/05/13):  
Evangelio según San Marcos 10, 13-16



(Esos duros y obcecados discípulos estaban enojados, pues traían a la presencia del Maestro a algunos niños para que los tocara, para que los bendijera. Probablemente su enfado respondiera a varias cuestiones: por una parte, social y culturalmente los niños no contaban, no tenían derechos y sólo se advertía su presencia a partir de la entidad delegada por el padre. Ello también se reflejaba en todo el entramado legal de Israel, y de allí surgía que eran menos que un esclavo, pues estos últimos, al menos, significaban un bien económico.

Por otra parte, esos discípulos estaban henchidos de importancia: las cosas del Maestro eran tan valiosas que de ningún modo había que perder el tiempo con cosas infantiles. En la misma mentalidad, esas criaturas nada habían de entender y, sin dudas, representaba una pérdida de tiempo.

Pero es un tiempo distinto y definitivo, de noticias buenas y nuevas. Cada día de nuestra historia debería ser así. El Reino inaugurado por Jesús de Nazareth se edifica desde los pequeños, desde los que no cuentan y no tienen importancia, ni se sienten importantes.

Aquellos que se descubren reales por un Padre que les regala significado e identidad.

Aquellos capaces de encender sus ojos de asombro.

Aquellos agradecidos por todo regalo, comenzando por la vida y la Gracia.

Y sobre todo, ponerse abiertamente del lado de los que no cuentan, en manso desafío a toda injusticia. Decidirse de una buena vez por el amor y la justicia y declararnos desertores de corruptelas y beneficencias que consolidan miserias.

El Reino se edifica desde los pequeños, los preferidos de Dios)

Paz y Bien

Jesús y el divorcio


Para el día de hoy (24/05/13):  
Evangelio según San Marcos 10, 1-12



(Desde estas simples líneas no se pretende explicar doctrina ni enseñar o transmitir nada. Sólo se trata de compartir ecos y vivencias que surgen a partir de la Palabra.

Por ello es menester detenerse no sólo en los términos, sino descifrar la intencionalidad escondida. Se acercan a Jesús unos fariseos para ponerlo a prueba...no hay hambre de verdad, sólo afanes de que el Maestro yerre o diga cualquier cosa ajena a la ortodoxia para poder señalarlo, desacreditarlo, condenarlo.

Estos fariseos sostenían la primacía del varón por sobre la mujer, siendo esta última una sin derechos, un sujeto menor siempre dependiente del marido, de sus decisiones, un objeto de dominio -y sus discípulos compartían estos disvalores en todos sus aspectos-. De allí entonces es lógico el tenor de la pregunta: inquieren si le es lícito al hombre divorciarse de su mujer, sin explicitar motivos: la cuestión se dirime por el caprichoso y absoluto derecho del varón, y la mujer nada cuenta.

La postura del Maestro es de total y abierta ruptura frente a ello, y es imprescindible para todos nosotros situarnos bajo el sol de la Gracia, las prerrogativas revolucionarias del amor que expresan el Reino de Dios anunciado. Se trata de la igualdad del varón y de la mujer, igualdad en derechos, igualdad en deberes, unidad en la desigualdad de caracteres, conjugando -de allí cónyuges- a través del amor las diferencias que nos enriquecen. 
Así entonces se abre un nuevo horizonte en donde, en el que antes que los derechos de unos sobre otras, de cualquier declaración negativa y denegativa del otro, se busque la afirmación de la persona a partir del amor edificado en común. 

En tanto que esencia misma de Dios, ese amor común es total y definitivo y así es lo que nos ofrece Jesús de Nazareth. Ese amor conjugado, por su mismo carácter eterno, es definitivo, insustituible e indisoluble.
Toda subordinación impuesta es ajena a la Buena Noticia. Por ello, tal vez, lo que nos hace crecer, lo que nos hace uno con la persona que amamos es la mutua entrega, libre e incondicional. Ello permanece, no se quiebra ni tiene sucedáneos.

Nosotros somos los quebradizos, los que por muchos motivos renegamos de ese proyecto de familia y eternidad. Pero así como intentamos seguir los pasos del Maestro en estas cuestiones santas del matrimonio, desgraciadamente dejamos de lado el principio misericordia que todo sostiene, que sustenta al universo.
Porque solemos segregar como comunidad y como Iglesia a aquellos que han visto rotos sus proyectos comunes, o bien han tenido que acudir al divorcio como solución a situaciones a menudo insostenibles.

En esa sinceridad que a menudo nos escasea, andamos escasos de compasión y misericordia.

Nadie ha de estar excluido de la comunidad cristiana, del pan y la mesa compartidos, de la posibilidad de volver a amar. Es mandato y corazón del Señor)

Paz y Bien


(

De sal y recompensas




Para el día de hoy (23/05/13):  
Evangelio según San Marcos 9, 41-50


(Siempre es importante tener presente los peligros que acarrea cualquier lectura lineal y literal de la Palabra, pues necesariamente conduce a los fundamentalismos que son ajenos a la Buena Noticia. Ello no implica, es claro, el otro extremo laxo de adaptar los Evangelios a nuestras necesidades y conveniencias. 
Para quienes nos identificamos y pertenecemos a la unidad católica, el magisterio de la Iglesia nos conduce por caminos ciertos; sin embargo, quizás el primer paso es la disposición del corazón a la escucha, y a la escucha atenta. La Palabra de Dios es Palabra de Vida y Palabra Viva que puede transformarnos, frutos todos del Espíritu del Resucitado.

Así no nos quedaremos en la superficie, y podemos sumergirnos y ahondar en las profundidades de este mar infinito sin orillas que se nos ofrece bondadosamente y sin condiciones como herencia filial a toda la humanidad. Tal vez ése sea el real significado de Testamento, la herencia incalculable y asombrosa de la Gracia, y todo orbita alrededor de ese sol de vida plena.

Durante demasiado tiempo hemos mercantilizado la fé en el Dios de la Vida, Dios Abba de Jesús de Nazareth y de todos nosotros, afanosos por encontrar celestiales recompensas como contraprestación; aún cuando es razonablemente humana la búsqueda de retribuciones justas, la Encarnación supone una ilógica que corre por otros carriles que no pueden mensurarse con facilidad.

Se trata de la bondad infinita de un Dios que es Padre y Madre y que revela y expresa Jesús de Nazareth.

Por ello, cada acto de bondad y compasión hacia el prójimo lleva por beneficio el hacernos mejores, cada día más humanos. Paradójicamente, el bien que hacemos desinteresadamente por los demás, los gestos de bondad, los pequeños y grandes servicios nos hacen crecer en humanidad. Y del mismo modo, toda acción en contra de la vida y de la humanidad -en especial, en contra de los pequeños y los débiles- nos demuele, nos hace retroceder en corazón y decrecer en espíritu hasta la misma aniquilación como personas. Precisamente a ello se refiere el Maestro al referirse todo el daño que nos puede generar el dañar y confundir a los pequeños, pequeños que no son solamente niños, pequeños que pueden ser los pobres y los que tienen una fé incipiente.

Hemos de cuidar manos, pies y ojos.

Manos que representan y simbolizan todo nuestro obrar, manos que cuando tuercen su destino de creación y derriban -eso que llamamos pecado- nos separan del Reino.

Pies refieren a los caminos por los que andamos y los que desandamos, el horizonte ofrecido y los falsos destinos que nos creamos. Cristo es el camino a seguir.

Ojos capaces de traslucir la limpieza de corazón para poder ver a Dios en el hermano y en la creación, o bien ojos que sólo saben de egoísmos y codicias.

La propuesta es volverse sal, sal que perdura, sal que dá sentido, para que nos dé gusto vivir esta vida, para que la saboreemos con los demás, para mayor gloria de Dios y bien de los hermanos)

Paz y Bien





Exclusivismos


Para el día de hoy (22/05/13):  
Evangelio según San Marcos 9, 38-40


(Los discípulos estaban enfadados, y le comentaban al Maestro el motivo de su enojo. Habían detectado a alguien ajeno al grupo que, en nombre de Jesús expulsaba demonios, es decir, que en nombre de Jesús devolvía la integridad a una persona aquejada por la enfermedad. Rápidamente se diseminó en ellos, como un anticuerpo eficiente, la categoría de pretenderse únicos y, por tanto, la necesidad de expulsar al pretendidamente extraño.

Los discípulos, al igual que muchos de nosotros, estaban presos de cierta patología espiritual, el exclusivismo. Ese exclusivismo es la militancia que implica pertenecer a un grupo cerrado y así, todo lo que no tiene su etiqueta o carnet de identidad ha de ser repudiado y definido como ajeno, cuando no enemigo.

Las enseñanzas del Maestro son asombrosamente diferentes a cualquier otra conocida: no se trata de asimilar al pié de la letra códigos y mandatos tipificados de manera específica. Se trata de vivir como Jesús vivió, se trata de amar como Él ama, se trata de hacer vida la Palabra.

Por eso los exclusivismos, al igual que las literalidades, son raíz de cualquier fundamentalismo, que a su vez es la absolutización de lo que es un medio.
Porque lo único que es absoluto es el amor de Dios.

Si bien los fines jamás justifican los medios, en la búsqueda del bien y la verdad hemos de encontrarnos con muchos que son nuestros hermanos en el Reino, aunque aún no pertenezcan formalmente a esta familia que llamamos Iglesia.

Porque ese amor absoluto de Dios a nadie excluye, sino que es un abrazo infinito para toda la humanidad)

Paz y Bien
 

La paciencia de Jesús



Para el día de hoy (21/05/13):  
Evangelio según San Marcos 9, 30-37


(Jesús vá atravesando Galilea con sus discípulos, con un andar de bajo perfil, intentando de que nadie se entere. Él les está enseñando, y se trata de su ministerio y servicio que lejos está de los venenos de la fama y el éxito.

Allí les dice que será entregado en manos de los enemigos, que será ajusticiado y muerto, que resucitará al tercer día. Contrariamente a toda iniciativa nefasta de los que lo odian, las palabras del Maestro revelan que es Él mismo el que decide su destino. La cruz, entonces, no será consecuencia de las determinaciones mortales de otros -almas negras de violencia- sino decisión primordial de ofrecer y entregar su vida, obediente al proyecto de su Padre hasta el fin, en absoluta libertad y amor pleno.

No es un hecho menor: les está diciendo con claridad y sin ambages lo que sucederá, aquello que dará sentido pleno a toda su existencia y que también será fundamento para todos los que sigan sus pasos.
Sin embargo, ellos no entienden nada.
Y como si no bastara su incomprensión, se van probando las vestiduras del futuro muerto: se ponen a discutir primacías e importancias, dialéctica del poder a repartirse. En cierto modo, replican la mentalidad de los detractores de Jesús de Nazareth, opuesto a toda imposición, el Servidor de todos.

Ante tamaña desproporción que de alguna manera es ruptura por parte de los discípulos, el Señor no reacciona de manera convencional. Él bien podría reconvenirlos con palabras durísimas, buscar a otros, marcharse por su cuenta, porque ellos no sólo no han entendido nada sino que se ubican en la misma vereda de sus enemigos, de los que se oponen al sueño del Reino, de los que nada tienen que ver con la vida.

Señor de la humildad, Señor de la paciencia...

Por ello mismo, con una asombrosa tolerancia de no solemos ejercer, como un respiro profundo de esa paciencia infinita de Dios para con nuestras mezquindades y torpezas, pone en medio de ellos a un niño.
Ello no es casual, y es menester comprender el significado que tenía para esos hombres duros de Galilea: para la mentalidad y la sociedad judías del siglo I, un niño sólo era tenido en cuenta por el aval de su padre -varón- y como proyecto de hombre a futuro. Fuera de ello, un niño es un ser relegado y sin importancia, que no cuenta y no tiene derechos, a semejanza de su Dios Abba, que se ha despojado de todo poniéndose al servicio de la humanidad.

Por eso, en la ilógica del Reino, las primacías estarán en los que se hagan como niños y en los que reciban a los niños y a los que son como ellos, necesitados de cuidado y protección, sin poder ni prebendas.

El Reino florece cuando se cuida a los pequeños, y cuando tomamos evangélica estatura de servicio, de anonadamiento en favor de la vida de los otros)

Paz y Bien


Madre de la Iglesia



María, Madre de la Iglesia

Para el día de hoy (20/05/13):  
Evangelio según San Juan 19, 25-27


(María creyente. Bienaventurada a través de los tiempos, feliz por creer, feliz por permitir que Dios la transforme, la haga plena.

María Madre. Nueve meses de cuidado en su seno, toda una vida de cuidado en los días, el Verbo que se le hace vida nueva que se crece en su seno. 

María discípula. La que se hace hermana de todos por seguir los pasos del Hijo, por confiar aún cuando no pueda comprender, por mantenerse en pié firme junto a la cruz, por la escucha atenta a la Palabra.

María de la liberación, la que canta al Dios redentor de todas las cadenas, la que se alegra infinitamente por ese Dios que derriba a los poderosos y exalta a los humildes, María profeta de un Dios cercano que ama y que se desvive por los pequeños.

María del vino nuevo del Hijo, la de las bodas de Caná de Galilea, siempre atenta a las necesidades de los demás, a la que el Hijo jamás le niega nada.

María de la Gracia que todo lo transforma, que se desborda como lluvia fresca, como pan abundante, Gracia incondicional y generosa que es Misericordia que sostiene al universo.

María de la Pasión, mujer que no tiene casa y que encuentra su hogar allí mismo en donde los hijos la aceptan y reciben, ofrenda final y total del Hijo que está muriéndose en su sacrificio inmenso de amor.

María de Pentecostés, la que acompaña a esa familia nueva, una familia que se vincula por lazos más firmes y trascendentes que los de la pura biología, una familia espiritual pero no abstracta, recinto amplísimo en donde florecen la fraternidad, la compasión, la solidaridad y la libertad añoradas por ese Dios que la busca y sustenta. Allí María se revela Madre de la Iglesia, compañera fiel de esos hijos que han recibido los dones del Espíritu Santo.

Ella, como nadie, puede contar las maravillas que Dios ha hecho en su vida. Ella acompaña sin vacilaciones, con una firmeza y una ternura propias de aquellas que han cobijado a los hijos en las honduras de su corazón sagrado, un corazón tan sagrado como el del Hijo, María presencia, María caminante, María testigo de la Gracia, siempre junto a nosotros)

Paz y Bien

Pentecostés, fin y comienzo


Solemnidad de Pentecostés

Para el día de hoy (19/05/13):  
Evangelio según San Juan 20, 19-23


(Ellos estaban encerrados. El miedo y el temor llevan a cerrar puertas y a tapiar ventanas que brinden falsas seguridades, espacios escasos y a identificar a todos los que están fuera de esa cueva aparentemente fraternal como enemigos y amenazas, peligros a eludir, gentes de la cual es preciso defenderse.
Así nos pasa, y así le pasa a la Iglesia cuando se encierra en sí misma y sólo permite que el miedo sea su combustible y sustento. Así le nacen discriminaciones y odios y se le apaga el coraje.

A pesar de todo, aún cuando los oscuros agoreros del tiempo detenido dicten que todo debe detenerse en un momento acotado, aún cuando la resignación campee en muchos corazones, nada impedirá que se llegue a nuestras existencias la presencia viva y redentora del Resucitado.

Algunos dirán que es una aparición fantasmal, producto quizás de ciertos anhelos o trampa de la psiquis. Digan lo que quieran. Allí están las marcas de los clavos romanos, la herida de la lanza violenta, su rostro lacerado. Es el Crucificado que ha muerto -sindicado como un delincuente-, pero contra todo pronóstico ha resucitado, ha vuelto a la vida para siempre.

Pentecostés es fin, Pentecostés es comienzo.

Pentecostés es el fin del desencuentro de Babel, de esa imposibilidad de entenderse y comprenderse que se ha impuesto desde una soberbia que crece con ínfulas de alcanzar un cielo determinado. Es el final de la diáspora de los corazones y de que la humanidad no pueda tener Buenas Noticias desde la identidad única de cada pueblo. Es el fin del no se puede, el destierro de las resignaciones.

Pentecostés es comienzo de una comunidad que es recinto amplio, árbol frondoso con espacio para todos los pájaros, fruto nuevo y fragante de liberación, es paz, es justicia, es memoria. Es empuje que barre nuestros miedos, es coraje, es fuerza, es dinamismo, es la esperanza de los pobres, el viento que derriba los encierros, la vida que fecunda a María, a la Iglesia, a las comunidades temerosas.

Pentecostés es Dios viviendo en nosotros, cada mujer y cada hombre templos vivos y latientes del Dios de la Vida)

Paz y Bien

Del Discípulo Amado


Para el día de hoy (18/05/13):  
Evangelio según San Juan 21, 20-25


(Mucho se ha estudiado acerca de la identidad del Discípulo Amado: tradicionalmente se lo identificaba con el mismo Evangelista Juan. Sin embargo, otros exégetas aducen, con muy buenas razones, que se trata de Lázaro de Betania, el hermano de Marta y María. Otros autores indican que este discípulo permanece innominado porque es el símbolo de la comunidad cristiana, es decir, de todos y cada uno de los creyentes.
Cada una de las posturas tiene su importancia y su proyección espiritual.

Sin embargo, hoy nos quedaremos con la fidelidad del Maestro.
Antes de detenernos en celosas particularidades que a menudo nacen del ego, lo que cuenta es ese amor entrañable que el Resucitado y su Padre tienen por todas sus hijas e hijos. Todos somos amados según nuestras singularidades, con nuestros aciertos y errores y a pesar de nuestros quebrantos y traiciones.

Todos somos amados sin límites ni condiciones, y es un amor incoercible que no sabe de abstracciones ni de generalizaciones. Dios nos ama tal como somos, y tiene una asombrosa confianza puesta en nosotros por lo que podemos llegar a ser.

A partir de allí el testimonio ha de ser diferente. Hay mucho que leer en el libro de la vida, la mano bondadosa de Dios que escribe junto al hombre la historia humana.
Es todo un desafío a nuestras soberbias reconocer las bondades del Dios Abba descubrir su Presencia en el hermano y en cada instante de toda existencia.

A partir de allí mucho, muchísimo puede contarse.
Porque los Evangelios no son crónicas históricas, sino relatos teológicos -espirituales- para la Salvación. 
Si se contara por escrito todo el bien que el Maestro que ha realizado en su ministerio y todo lo que a través de los tiempos continúa realizando, no bastaría ni el mundo ni el universo para contener a los libros que lo expresen)

Paz y Bien

 
 

Las certezas de Pedro


Para el día de hoy (17/05/13):  
Evangelio según San Juan 21, 15-19


(El momento fue, por lo menos, complejo. Es que el Maestro había Resucitado y esperaba a esos pescadores a la orilla del lago, con la comida preparada; al calor de ese fuego, acontece ese encuentro tan personal entre Jesús y Pedro.
No es difícil imaginarse la situación de Pedro; muy poco antes -prisionero del miedo- había renegado concienzudamente de su pertenencia y su amistad en los patios de la casa de Anás. Fué rápido en la negación cuando el peligro arreciaba, y es dable suponer que en cualquier otra circunstancia hubiera sido objeto de ajuste de cuentas, de reconvenciones, de queja, de repudio, de pase de facturas. Las deslealtades suelen doler muchísimo.

Pero se trata de otro tiempo, y florece una ilógica santa y eterna.
La mirada de Jesús -imposible de describir con palabras exactas, de tan profunda- traspasa la totalidad de la existencia del pescador galileo. Y en cambio de exigencia de explicaciones, sobreabunda un perdón en forma de amistad que también es misión. La amistad del Señor no obliga, pero nos vuelve testigos.
Por eso a los tres quebrantos de Pedro corresponden tres expresiones de amor de Jesús, y tal vez Pedro se entristezca pues la culpa y la vergüenza lo revisten.

En esas preguntas de Jesús a Pedro están arraigadas sus certezas. Pedro será signo de paz y confirmará a sus hermanos a partir del amor que profese a Jesús de Nazareth, y ese mismo amor se expresará en los hermanos del Maestro, en especial en los más pequeños.

El Señor tiene una estupenda desmemoria para nuestras traiciones, y desborda de confianza en todo lo que podemos llegar a ser, con todo y a pesar de todo. Él confía en nosotros, Él cree en nosotros, Él nos tiene fé.

Quizás con razonable necesidad histórica, a través de los tiempos hemos adjudicado a los que sucedieron a Pedro cruciales factores de poder, de dominio, de doctrina y de gobierno.
Pero todas las certezas de Pedro, su firmeza como roca -y la nuestra también- pasa por el amor)

Paz y Bien

Puente de unidad en la diversidad


Para el día de hoy (16/05/13):  
Evangelio según San Juan 17, 20-26


(El horizonte de Jesús de Nazareth es inmenso, tal que en su corazón sagrado y desde su mirada están los creyentes de toda la historia, los Doce, los que lo seguían, nuestros antepasados, vos y yo, todos en todas partes y todos los tiempos.

Su preocupación por todos está centralizada en la oración sacerdotal del Señor, esa intensa oración en la que el Maestro dialoga con su Padre antes de su sacrificio inmenso en la cruz. Aunque Él en verdad jamás se irá del todo, sino que permanecerá por siempre de una manera plena -en su Espíritu-.

Sin embargo, no es una mera expresión poética de deseos.

Jesús conoce como nadie el corazón humano, y sabe que somos bien distintos y limitados. Esas diferencias nos llevan frecuentemente a alejarnos, a separarnos, a enemistarnos hasta las mismas cumbres del odio y la violencia.
El único modo de salvar esas distancias es el amor, un amor que se expresa en el cuidado, en la recprocidad, en la fraternidad, en la misma importancia que cada mujer y cada hombre tienen para el Creador. Porque el Dios de Jesús de Nazareth es ante todo Padre, un Padre que ama sin límites ni condiciones.

Aún en estos bravos tiempos de globalización, en donde se pretende imponer un rasero que iguale hacia abajo a las expresiones y culturas humanas -porque los poderosos siempre son similares-, la alteridad permanece en ciernes con sus distingos abismales.

Hay que tender puentes.

Esos puentes realzan nuestras diferencias, pero desde el Espíritu esas diferencias no separan sino que enriquecen, nutren, asombran y engrandecen.

Dios es amor, la eternidad saliendo de sí misma al encuentro decidido con nuestra temporalidad, el Verbo acampando entre nosotros.
Quizás debamos salir de nosotros mismos al encuentro del otro, signo cierto de ese amor que identifica al Padre y al Hijo, y crecer y creer junto al otro.

La humanidad nos define, pero el amor nos identifica)

Paz y Bien 

No son del mundo



Para el día de hoy (15/05/13):  
Evangelio según San Juan 17, 6a. 11b-19


(El momento que vá a atravesar el Maestro es decisivo: la Pasión es el amor mayor y la ratificación de su fidelidad al sueño del Padre. Aún cuando afrontará el espanto clasificado como un criminal de la peor ralea, aún cuando será traicionado, negado y abandonado por los discípulos, no se olvida ni reniega de ellos. 

Porque ellos serán sus testigos, Él mismo a través de la historia. Afrontarán desiertos, soledades, persecuciones, desprecios y violencias planificadas, las mismas cruces que Jesús de Nazareth porque son suyos, sus brazos, sus manos, sus pies, su Palabra.

Por ellos, por los Doce y los que luego los sucederán con el tiempo, el Señor suplica. Está a las puertas de su muerte -de una muerte infame y atroz- pero pone por delante de todo las necesidades de los suyos, de todos y cada uno de nosotros. Quizás esa sea una aproximación cabal a la definición del amor, si éste es un término acotable: primero y ante todo, el otro, su bien, su vida.

El Maestro suplica desde sus mismas entrañas por los suyos, para que permanezcan fieles y sean consagrados en la verdad, esa verdad que los mantendrá libres a pesar de cualquier cadena o prisión que le impongan.

Ellos no son del mundo, porque jamás se resignarán ante la injusticia, porque no serán devotos del poder, porque renegarán de cualquier egoísmo, porque serán servidores fieles e incondicionales de sus hermanos sin pedir nada a cambio, pura generosidad y desinterés, mujeres y hombres de paz, de concordia, de compasión, de misericordia.

Serán una presencia que interpelará constantemente al mundo, del mismo modo que Jesús de Nazareth)

Paz y Bien

El insensato e imprudente amor de Jesús



Para el día de hoy (14/05/13):  
Evangelio según San Juan 15, 9-17



(El título de estas pobres líneas probablemente sea un poco provocador y demasiado presuntuoso. Pero tiene que ver, antes que con reflexiones exegéticas para las que quien escribe resultan imposibles de realizar, tiene que ver con los ecos que provoca el amor de Abba Dios, Padre de nuestro hermano y Señor Jesús nos ama. Y así también, de cómo ama Jesús.

Este Dios no se mide a la hora del querer. Es el Dueño de la viña que, a pesar de lo que le han hecho a todos los enviados anteriores -pasto de violencia-, persiste en enviar gente suya, a pesar de que es casi seguro de que la muerte los espera. Y no conforme con eso, envía a su propio Hijo, aún conociendo bien las intenciones de los ilegítimos apropiadores de la viña.
A nuestros ojos razonables, esto tiene poco de sensatez y nada de prudencia. Es una tenacidad muy cercana a la locura. La lógica induce a pensar que al primer rechazo, se enviarían fuerzas leales que reprimieran a los apropiadores y ladrones de la viña para restablecer el orden de las cosas.

Y como dice el saber popular, de tal palo tal astilla.
El Hijo es idéntico al Padre. Ama y quiere de igual modo insensato e imprudente, ama sin tener en cuenta el qué dirán, ama sin medir las consecuencias de ese amor, ama sin límites, ama para que todos -sin excepción, amigos y enemigos- vivan, aún cuando el costo de ese amor sea la propia vida, entregada mansamente a la voracidad de la cruz y a la infame violencia de sus enconados odiadores.

Esa manera de amar, tan radical y extrema, sólo responde a la esencia misma de Dios, y es Salvación y liberación. Desde aquí, lejos está un dios menor -un ídolo fabricado a medida- que sea manipulable, que castiga de acuerdo a méritos y deméritos acumulados, que puede ser marioneta de nuestros caprichos mediante la piedad practicada.

Este Padre y este Hijo aman sin condiciones, aman primero, aman de manera desmesurada, sin lógica ni razón.
Aman.
Ese amor ha de cuestionarnos y desestablizarnos, Jesús de Nazareth condensa toda su enseñanza precisamente en ese mandamiento que también es misión: amarnos los unos a los otros como Él nos ama.

Habrá que ver quienes son los insolentes y atrevidos que se animan a ser como Él. Hay muchas mujeres y muchos hombres que, en silencio y mansedumbre, lo viven a diario, y aún cuando la muerte los sorprenda, permanecen con vida para siempre.
No hay otro camino alternativo)

Paz y Bien


Vencer al mundo


Nuestra Señora de Fátima

Para el día de hoy (13/05/13):  
Evangelio según San Juan 16, 29-33


(Las palabras del Maestro en esa Última Cena terrena con los discípulos son palabras de despedida pero también de fortaleza y confianza. De un modo asombroso, ese Hombre que está a punto de morir ejecutado como el peor de los criminales, abandonado por los suyos, despreciado por la mayoría, se preocupa y ocupa de los suyos, porque sabe lo que les espera en breve.
Ellos no terminan de comprender ni aceptar el sacrificio inmenso que su Maestro realizará en esa cruz de dolores, y quedarán sumidos en el miedo y el desconcierto, demolidos de soledad.

Aún con todo lo que se cierne en el horizonte inmediato, sus Palabras son semillas que quedan en sus corazones y que germinarán paz, esperanza y fortaleza para siempre y especialmente en los tiempos duros.

Él ha vencido al mundo. 

Vencer al mundo significa no ser esclavo del poder ni amigo de los poderosos que oprimen a tantos, y más aún, entender que hay un sólo poder, el servicio generoso y desinteresado, aquél que reconoce en el otro a un hermano.

Vencer al mundo implica derrotar a cualquier egoísmo y soberbia.

Vencer al mundo significa respirar compasión y misericordia.

Vencer al mundo es desfallecer de hambre y sed de justicia.

Vencer al mundo es amar con todo y a pesar de todo, aún cuando ese amor no sea correspondido.

Vencer al mundo, en la ilógica del Reino, no tiene por consecuencia gloria ni fama ni tampoco la humillación de la derrota para los enemigos. 
Porque la única vida que ha de perderse es la propia, en ofrenda para el hermano)

Paz y Bien



Ascensión del Señor, tiempo de bendición


Solemnidad de la Ascensión del Señor

Para el día de hoy (12/05/13):  
Evangelio según San Lucas 24, 46-53


(Es habitual y razonable establecer parámetros verificables o mensurables en espacio y tiempo: de allí el imaginarnos y representarnos la Ascensión del Señor como un desplazamiento hacia una lejana zona en lo alto del universo, tal vez como una ausencia que se resolverá en una escatológica segunda venida.
Desde esta perspectiva, esa ausencia no está carente de tristeza ni de dolores.

Sin embargo, la alegría que persiste firme en los corazones de los discípulos desmiente esos cálculos menores y erradica cualquier orfandad.

Jesús de Nazareth, crucificado y resucitado, no se aleja a una distancia infranqueable sino que ingresa definitivamente al misterio insondable de la plenitud de Dios, amor infinito que abraza y fecunda al universo.
Por ello los discípulos estarán siempre -aún en las peores y brutales persecuciones- con el alma revestida de alabanza, con el corazón floreciente de alegría.
Jesús no se muda, sino que se queda de un modo definitivo y totalmente pleno con ellos y con todos nosotros. 

Es promesa cierta de que la vida divina se ha abierto, espléndida y asombrosa, para toda la humanidad. Es la eternidad entretejida en la cotidianeidad, es la ratificación de ese amor infinito expresado en el misterio de la Encarnación.
Esa puerta se ha abierto, generosa, para siempre, para la plenitud humana, para la alegría y la vida que no perecen.

Jesús se marcha bendiciendo, y permanecerá vivo y presente allí en donde esa bendición sea transmitida con fé y corazón. Esa bendición ahora está en nuestras manos creyentes.

Una bendición de justicia, una bendición de salud, una bendición de paz, una bendición de liberación, una bendición de alegría, una bendición de compasión, de bondad y fraternidad que será tarea de todos los testigos, todos, sin excepción de vocación ni de función.

Es tiempo de bendición, es tiempo de bien decir y no podemos permanecer indiferentes ni quietos pues la bendición acontece en el aquí y el ahora)

Paz y Bien

Memorial del Padre Carlos Mugica




La memoria, desde la Buena Noticia, es mucho más que un proceso cerebral, un ejercicio mnémico o un mero recuerdo que viene y se vá.
La memoria es crucial a la hora de interpelar nuestra historia para aprender de ella, para que el pasado nutra nuestro presente para edificar futuro, para descubrir el paso salvador de Dios a través del tiempo, y de todos aquellos que han vivido en plenitud, señales luminosas para toda nuestra gente.

Es claro que no es fácil cuando, como hoy, recordamos una muerte, la del padre Carlos Mugica, un 11 de mayo de 1974. Existen ciertos riesgos: el de detenernos solamente en lo luctuoso, en permitir que la brutalidad nos paralice, en realizar una lectura solamente política, en añorar lo pasado arguyendo que todo ayer fué mejor,viudez espiritual que reniega de cualquier presente transformado.

Por eso no caeremos en la apologética estéril, sino que tenemos la pretensión de hacer memoria viva de ese mártir / testigo, cuya luz no se apagará porque es la misma luz de Dios.

Hacemos memoria de un argentino, frutal hijo de este suelo, de esta Patria que al igual que él tanto amamos y a veces tanto nos duele.
Hacemos memoria de un creyente que amó hasta el fin como el mismo Jesús de Nazareth.
Hacemos memoria de un hermano que detestaba la pobreza que se impone y la miseria que campea entre muchos, por inhumanas y por injustas, y porque nada tienen que ver con ese Evangelio que se le había encarnado hasta los huesos.
Hacemos memoria de un sacerdote, fiel hijo de la Iglesia y tenaz servidor del pueblo de Dios, de un Dios al que rendía culto primero en sus hermanos más pequeños y en el pan compartido, una vida orante y compasiva sostenida por el Espíritu de Dios. 
Una vida fecunda de testigo, pues los testigos son las ramas de este árbol inmenso que ha de cobijar en plenitud a todos.

Nadie se vá del todo, y mucho menos los que se atreven a permanecer fieles en el amor, con todo y a pesar de todo.

Esta Patria y esta Iglesia se afirma humidemente y crece a partir de hombres como el padre Carlos, semilla que cae y que sin embargo, ha de seguir dando frutos asombrosamente santos.

Paz y Bien

Ricardo

Esta imagen es de cuando llevamos los restos del padre Carlos Mugica desde el Cementerio de La Recoleta hasta la parroquia Cristo Obrero -octubre de 1999- en donde ahora descansan, y en donde él ejercía su ministerio. En esta celebración -en el centro de los sacerdotes- se encuentra nuestro actual pontífice Francisco, por aquel entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Cardenal Bergoglio.

La oración milagrosa


Para el día de hoy (11/05/13):  
Evangelio según San Juan 16, 23b-28


(La oración es, ante todo, respuesta. Es el Espíritu que nos susurra en nuestros corazones para decir confiados Abba. Y desde allí, todo el universo puede transformarse.

Porque en nuestras acotadas razones, a menudo sujetamos la oración a una cuestión de practicidad: rezamos porque es necesario para mantener encendida nuestra vida espiritual, suplicamos auxilio en las crisis que nos desbordan, rogamos por perdón, oramos porque los cristianos debemos orar.
Todo ello no está mal, claro está, pero hay mucho más.

Por Cristo Resucitado nos hemos transformado en hijas e hijos de Dios, de su Padre, quien nos ama sin límites, un Dios que jamás descansa por nuestra felicidad, por nuestra plenitud.

Ese Dios es Palabra que constantemente nos habla -desde el mismo seno materno, células primeras santas por ese afecto entrañable-. Esa Palabra es la que nos regresa desde la mudez, la incomunicación, la torpeza de nuestros escasos egoísmos.

Por ello dice el Maestro que nada hemos pedido en su Nombre. Porque a menudo monologamos sin escuchar, queremos que se cumplan nuestros fabulosos planes -caprichosos esclavos del éxito-, queremos a un Dios que se someta a nuestros mandatos.
Pero la oración es conversar de esos intereses que nos son comunes, descubrir que todo lo nuestro es importante para Dios, y así, quizás creciéndonos la humildad, comenzar a reconocer qué cosas y, sobre todo, quienes son los preferidos de Dios, los pobres y los pequeños.

La oración es milagrosa porque allí se entreteje nuestro mínimo tiempo con la eternidad, por la iniciativa y la ternura de un Dios que es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida, pródigo en salvación desde el servicio como ese Hijo que se atrevió a santas insolencias para que todos permanezcamos con vida, para vivir para siempre, para que la alegría en verdad comience y no tenga fin)

Paz y Bien


María de nuestras esperanzas



Para el día de hoy (10/05/13):  
Evangelio según San Juan 16, 20-23a



(Hay que andarse con cuidado al tiempo de reflexionar lo que el Evangelio para el día de hoy nos brinda, en especial con lo relativo al dolor; ese cuidado ha de ser para nosotros producto de aquella compasión que seamos capaces de encarnar y ejercer. Es que para el que sufre -cualquiera sea el origen de su pesar y sufrimiento- a menudo no hay nada más que esas penas que lo agobian, y no queda otro horizonte que el de esa cruz de lágrimas perpetuas.Todo esfuerzo en convencer de lo contrario deviene en estéril, quizás porque se trate ante todo del co-razón antes que de la razón, y porque toda esperanza -al igual que la psicología nos ha enseñado acerca del duelo- requiere un proceso de germinación, de crecimiento, de maduración y de florecer.

Por ello no es casual -nada lo es, hay causalidades que no casualidades- que el Maestro mencione como símbolo y figura a la mujer y al parto. 

La llegada de Dios a nosotros -Emmanuel- acontece por su bondad asombrosa y a partir del Sí! infinito de una pequeña muchacha galilea que confía en su Dios, a tal punto de volverse su Madre.

Al pié de esa cruz de dolores estará firme esa Mujer que es Madre y discípula -corazón quebrado, fé que la sostiene-, una Mujer que no renuncia a su destino ofrecido de Madre a pesar de que el Hijo de sus entrañas y sus amores se le está muriendo como el más abyecto de los delincuentes.
Allí al pié de la cruz María renueva su condición de Madre, prohijando entre sus ojos llorosos a todos los capaces de aceptarla como Madre en sus hogares, que son mucho más que una casa edificada.

María de nuestra esperanza, la que desde la cruz nos acompaña cuidando el ínfimo germen de esperanza, de que hay más -siempre hay más- y que esa esperanza ha de crecer como árbol fuerte en la Resurrección para florecer en frutos y flores con su presencia de amor y cuidado en Pentecostés.

Desde la fé es posible, por el amor de Dios, cualquier éxodo de liberación. Desde la fé todo puede cobrar nuevo sentido, hasta ese dolor que nos derrumba y quebranta.
Y la custodia fiel de esa esperanza es María de Nazareth, rostro materno de ese Dios que nunca nos abandona, hermana, Madre y compañera de nuestras penas y fuego nuevo para nuestras alegrías apagadas)

Paz y Bien

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