Las consecuencias del encuentro con Jesús



San Bartolomé, Apóstol

Para el día de hoy (24/08/13):  
Evangelio según San Juan 1, 41-51



(El Dios Abba de Jesús de Nazareth gusta esconderse bien a la vista, inalcanzable e irreductible a todo molde y esquema preestablecido que se le quiera imponer. Por eso se despoja de todo para encarnarse en la historia humana, por eso elige a una muchachita pequeña -una mínima, una nadie- para que sea su Madre y su puente con el tiempo humano, por eso se afinca en la Nazareth de la periferia que no cuenta antes de largarse a los caminos a inaugurar el Reino.

Nada bueno se esperaba de Nazareth porque no está en los planes ni en la historia oficial, nada nuevo se espera de lo que conocemos a medias, cultores persistentes de la rutina en donde nada especial ni sorprendente ha de suceder, y mucho menos el Cristo. Pero este Dios Abba se manifiesta plenamente donde menos se lo espera, en la cotidianeidad y especialmente en aquellos sitios y personas que se suelen preencasillar de antemano.

La invitación de Felipe expresa así esa iniciativa perpetua y sencilla de ponernos en movimiento, de no renegar jamás del asombro, de aceptar agradecidos que de continuo se nos está invitando a un cielo nuevo y a una nueva tierra en la que todos somos imprescindibles por esa Gracia de todas las sorpresas.

En nuestras higueras nos solemos acomodar. Sin embargo, la mirada lejana de Dios siempre nos tiene en cuenta. Porque quien nos ama nos mira, nos vé y nos conoce mucho más y mejor que nosotros mismos.

Así acontece el encuentro personal con Jesús de Nazareth. Es el darse cuenta que nos busca, que nos conoce, que desde siempre nos conoce bien, que desde siempre nos invita sin reservas ni condiciones.
Este encuentro propicia un tiempo definitivo, de cielos abiertos, de ángeles y maravillas perceptibles en todo tiempo y lugar. Este encuentro es fundante, nos descubrimos nuevos y recreados, desertores felices de toda des-gracia.

Esto sólo es posible por el amor infinito de ese Dios que expresa Jesús de Nazareth, y sucede especialmente en mujeres y hombres sin dobleces, íntegros en su sinceridad, valientes peregrinos en los éxodos que implica reconocer lo inesperado aún cuando la razón dicte lo contrario. Porque la Salvación, la vda nueva y plena se nos está ofreciendo ya, ahora mismo con generosidad y sin imposiciones.)

Paz y Bien


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