Gente así



Para el día de hoy (06/10/13):  
Evangelio según San Lucas 17, 5-10


(Los discípulos sabían que tenían una fé vacilante, voluble. Era una fé desprovista de confianza e incapaz de cualquier asombro, y allí radicaba su imposibilidad manifiesta de ser partícipes plenos del Reino de Dios inaugurado por Jesús de Nazareth. Es por ello que renegaban -a veces abiertamente, a veces en silencio- de esa novedad que el Maestro les traía, tal era su aferrarse a tradiciones que creían inamovibles, a posturas de gloria y poder, a modos mesiánicos. No les resultaba nada fácil seguir a ese loco galileo.

Por eso piden, ruegan, suplican que el Maestro les aumente la fé, y es dable entenderlo, es razonable. Quieren alcanzar la altura que ellos consideran necesaria para estar acordes a las enseñanzas de Jesús.
Aún así, están equivocados. La fé no es mensurable ni se acumula al modo mundano.
Fé es don y misterio, fé es saber que la vida de Dios puede germinar en nosotros de modo incondicional -pura Gracia-, y que desde esa fé todo es posible, mover montañas, trasladar árboles al mar, cambiar el mundo, desde la pequeñez misma de un grano de mostaza, que por pequeño no es inútil. Lleva escondida una fuerza impensada.
Hay gente así.

Muchos adherentes, simpatizantes y partícipes de dogmas, creencias, corrientes y familias religiosas. Pero creyentes hay pocos.
Hay gente así.

Gente que no se dá importancia, que sabe que no hay imposibles, gente que se reconoce grano de mostaza con destino de árbol frondoso, gente que no desdeña roles de profecía, funciones de protagonismo y liderazgo, pero que sinceramente, prefieren pasar inadvertidos por la vida, haciendo el bien constantemente, sin que nadie se dé cuenta de su participación, esforzada gente que no quiere figurar, ni busca el aplauso, que celeba la vida en los pequeños gestos de compasión y cortesía, que renuevan la faz de la tierra por la fuerza que los impulsa y no por sus méritos acumulados, gente que se considera siervo inútil, es decir, gente que se hace y se realiza cuando, al momento de devolver estas existencias que nos han cedido en bondadoso comodato, la regresan florecida como mínimo agrdecimiento, gente que no busca recompensa, mujeres y hombres invisibles y silenciosos, y que sin embargo, sin ellos la vida sería intolerable)

Paz y Bien

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