Niños sagrados



Para el día de hoy (30/09/13):  
Evangelio según San Lucas 9, 46-50


(En las culturas semíticas del siglo I, los niños eran considerados los más bajos en la escala social, en el mismo plano que los esclavos: carecían de derecho alguno, y estaban clasificados como hombres incompletos, apenas humanos, carentes de importncia y significado.

Es por ello que Jesús de Nazareth realiza una declaración plena de simbolismo y significación: al poner a un niño a su lado y sus palabras declaran que Dios se identifica plenamente con lo humano, y en lo humano especialmente con lo más pequeño. 
Es una inversión de todos los parámetros religiosos: al Creador del Universo ya no se le imagina en una trascendencia inmarcesible, de imposible acceso en su lejanía, y cuya voluntad se maneja mediante específicos actos cultuales de piedad. Al Dios de Jesús de Nazareth se lo encuentra, reconoce y recibe en lo humano mínimo y sin ornas, lo humano despojado de cualquier rótulo y ambición, esa humanidad que, aunque nos cueste reconocerlo, nos es común a todos. Ésa, precisamente, es la religión primera, la religión del amor y del cuidado, la que protege a los débiles, a los que no pueden defenderse y en todo dependen de los demás.
Más allá de cualquier mayéutica romántica, es clave de lectura de la Buena Noticia y es ética de trascendencia. Dios es Jesús y Jesús es Dios y Jesús resplandece allí en donde presuponemos, en nuestros mezquinos parámetros, que nada sucede ni acontece.

El Dios del Universo, por su misma esencia amorosa, quiso quedarse para siempre entre nosotros, hijas e hijos. Y para ello busco el camino del silencio y la pequeñez, un niño pequeño y santo en brazos de su Madre por e que todos los niños se vuelven sagrados, sagrados por el Dios que se ha hecho uno de ellos, sagrados por su Rostro que resplandece en cada uno de ellos.

Entre nosotros y con toda razón, florecen las acciones y los movimientos pro-vida. Está más que bien y es imprescindible promover y proteger la vida desde el mismo comienzo y durante toda la existencia. Lo triste y lamentable es que con nutrida frecuencia, esas posturas se autolimitan a la queja justa acerca del aborto, pero ignoran y olvidan al niño que viene después, al niño que debemos criar, educar, alimentar y proteger de tantos peligros.
Todos los niños son sagrados, y los poderes humanos quizás se legitimen en la importancia, en los cuidados y el servicio que brinden a la infancia)

Paz y Bien


El nombre ausente




Para el día de hoy (29/09/13):  
Evangelio según San Lucas 16, 19-31



(Jesús de Nazareth había declarado y revelado que no podía ser esclavo de dos señores, es decir, que no se podía servir a Dios y al dinero, y era mucho más que una simple postura declamativa: era y es uno de las facetas primordiales de su Dios, ese Dios Abba tan asombroso y distinto al que pregonaba la religión oficial.
Ello le hubo de valer por un lado el repudio teológico de la ortodoxia más severa, pero a la vez la burla despreciativa de la secta farisea.
Estos hombres -todos ellos, sin lugar a dudas, muy devotos y piadosos- consideraban al bienestar, la prosperidad y la riqueza como consecuencia directa de la bendición divina, del favor de Dios. Esta postura implica, de suyo, una cosmovisión y una ética complicadas, pues entonces puede deducirse que para ese Dios de los fariseos, algunos han de ser benditos con la riqueza y el dinero y otros, castigados con la pobreza y la miseria, o sea, un Dios proveedor habitual de lujos y de necesidades a menudo extremas, un Dios causante primordial de todas las injusticias, los desequilibrios y las desigualdades. De allí que el Evangelista afirme que los fariseos eran amigos del dinero, pues veían en él la bendición de ese Dios al que se aferraban.

Sin embargo, Jesús de Nazareth revela el rostro de un Dios que es amor, que es Padre, que es causa y fundamento de la fraternidad, y que hace florecer misericordia y justicia, y por ello la contundencia de esta parábola.
El rico que el Maestro describe no es un malvado convencional, ni aparenta se el causante directo de opresión y de dolor. Este hombre sobreabunda en fastos, tanto en su apariencia exterior -una carísima túnica púrpura- y en su interior -un lino tan fino como oneroso-. Y su mesa no es sitio para encuentro, para alimentarse, para compartir. Su mesa es restricto espacio del banquete continuo, del despilfarro torpe y suntuoso.

Aún así, a las puertas de su residencia apenas sobrevive un hombre pobre, sumido en la miseria. Parece estar desnudo excepto por las llagas que recubren su cuerpo. No tiene otras ansias que las de poder mitigar algo del hambre que lo atenaza con las sobras que eventualmente puedan caer de la mesa del rico, parece no tener siquiera una tapera escasa -ha hecho de ese portal un refugio- y hasta se le hace esquiva la compañía de otras gentes. Por ello es que sólo los perros, símbolo semítico de la impureza, lamen sus llagas.
Ese hombre es invisible para la indiferencia del rico. Podrá sufrir y morirse a su puerta que seguirá siendo anónimo, un nadie, alguien que no cuenta.
Pero ese hombre tiene un nombre para Jesús de Nazareth, ese hombre se llama Lázaro -Dios ayuda-. Ese hombre -cada hombre, cada mujer- cuentan para Dios, todos tenemos un nombre que nos vuelve únicos y valiosos.

La muerte pasa por ambos, y Lázaro vive la plenitud eterna de Dios -el seno de Abraham- mientras que el rico innominado ha caído en un abismo de sufrimiento. En ese pozo, el rico pide a Abraham que Lázaro le acerque algo de alivio y, a la vez, sirva de advertencia para sus parientes aún vivos, pero ello no ha de ser posible, pues entre ambos se ha trazado un abismo infranqueable.

Ese rico en toda la parábola carece de identificación. Su nombre brilla por su ausencia. Ese hombre se reconoce y se resuelve su identidad en los vanos lujos a los que se aferra, y en su rostro que se desdibuja a cada instante que ignora al que sufre a su puerta. 
Ese hombre sólo reconoce cuestiones de dinero, pero desconoce a su prójimo. Ese hombre ha trazado puntillosamente un abismo de inhumanidad que es infranqueable.

Porque el más allá se decide y edifica en el más acá. Desgraciadamente, seguimos siendo cultores tenaces de los sacrificios humanos, a pesar de la repulsión aparente que esto nos cause.
Porque en el ara del egoísmo sacrificamos al prójimo como si fuera una cosa, algo descartable, algo que no cuenta, no alguien con nombre tan amado por Dios como el que más.

Más allá de cualquier razón ideológica o profundo análisis exegético o religioso, quizás la justicia comience cuando nuestros corazones se vuelvan vulnerables al dolor de aquellos que agonizan a nuestras puertas, tantas y tantos Lázaros de la negación y los olvidos, Lázaros amadísimos por ese Dios que en ellos se identifica y resplandece. Sólo desde allí podremos recuperar nuestros nombres ausentes)

Paz y Bien




Vía Dolorosa



Para el día de hoy (28/09/13):  
Evangelio según San Lucas 9, 43b-45


(La Vía Dolorosa es el recorrido que se atribuye, históricamente, a las estrechas calles de Jerusalem en la Ciudad Vieja por donde la tradición narra que Cristo cargó la cruz hacia el Calvario, sitio final de la Pasión y su Crucifixión. En base a ello, la Iglesia ha establecido desde hace muchos años el Vía Crucis -camino de la cruz- como momento de reflexión y oración, en quince estaciones, de los sufrimientos y el sacrificio del Maestro.

Pero más que un puntual recorrido físico o geográfico, la Vía Dolorosa es un itinerario espiritual de Jesús de Nazareth. 
En el culmen de su fama, con todos los favores del pueblo tras Él, con las esperanzas de las gentes depositadas en su persona, a los suyos -a los verdaderamente cercanos, es decir, a los que comparten su existencia y enseñanza- les revela con crudeza que no es el Mesías que todos esperan. Es bien distinto, opuesto, un espanto y un escándalo que, por cierto, no pueden llegar a abarcar ni a comprender. 

La Vía Dolorosa de Jesús no se realiza solamente por callejuelas de Jerusalem, sino que comienza mucho antes, en la soledad de la incomprensión y el rechazo, en esa violencia que deviene inevitable. Inevitable no por circunstancias imposibles de torcer, sino por la fidelidad total al proyecto y al amor de su Dios Abba, su Padre.

En sus hombros cargará los estigmas de los excluidos, los impuros, los pecadores y los enfermos a los que se acerca, toca, abraza, levanta. En sus hombros porta los odios enconados de los poderosos. Sus espaldas se arquean por el reniego de los discípulos, que no admitirían hasta la Resurrección a un Mesías pobre y ajeno a las glorias mundanas, un epítome del fracaso, un ejemplo exacto de todas las derrotas.

Y esa Vía Dolorosa, quizás, se prolongue mientras nosotros, como hermanos suyos en esta familia-Iglesia, no reneguemos alegre y abiertamente de cualquier idolatría falaz de éxitos y victorias, mientras sigamos siendo sustento -involuntario y a veces no tanto- de pompas y poderes que se imponen, mientras no abracemos la misericordia, mientras consideremos la existencia como propiedad absolutamente privada y nó como ofrenda en nuestras manos para la vida y la libertad de los que amamos)

Paz y Bien

Hasta la cruz



Para el día de hoy (27/09/13):  
Evangelio según San Lucas 9, 18-22



(Jesús de Nazareth no pasaba inadvertido: su personalidad, sus acciones hacia los dolientes, los excluidos y los pobres, su modo nuevo y único de enseñar, su capacidad de leer lo que se inscribe en las honduras de los corazones.

Así entonces Herodes se preocupaba por ese rabbí de fama creciente, celoso y con temor de una pérdida de poder. 
Así también las gentes depositaban en el Maestro sus ansias primordiales y sus necesidades más profundas, que era Elías resucitado, que era un antiguo profeta que regresaba, que era un taumaturgo, que era un nuevo caudillo para Israel pensaban los zelotas.

Por entre los discípulos, Pedro toma la palabra y hace una afirmación contundente: ese Jesús es el Mesías de Dios.
Pedro está iluminado por el Espíritu, pero a su vez expresa la fé de la comunidad. Porque la fé es don y misterio, es personal, pero a su vez florece siempre con la fuerza de la verdad dentro de una comunidad.

Sin embargo, no basta. Pedro aún vé todo a través de su propio prisma acotado, es decir, él ansía y espera un Mesías victorioso que restaure la antigua gloria de Israel, que derrote a sus enemigos, que reine con igual o más poder que David y Salomón.

Por ello mismo Jesús de Nazareth, de manera terminante, hace que se calle.
Porque este Mesías no se adapta a los esquemas convencionales, y la Salvación será explicitada y ratificada a través de la Pasión y la Resurrección.

La Salvación pasa por la aceptación de la cruz, del amor mayor, de la vida ofrecida, de la derrota aparente que es victoria mansa sobre la muerte, que es atreverse a morir para que no haya más crucificados ni para que campee la violencia.

Los discípulos hemos de hacer propio el himno eterno del Crucificado)

Paz y Bien

 

Mucho más que cualquier retrato



Para el día de hoy (26/09/13):  
Evangelio según San Lucas 9, 7-9



(Las discusiones persistían.Que el rabbí galileo era Elías, augurando las ansias del fin mesiánico de los tiempos. Que era un antiguo profeta redivivo, pura fuerza liberadora para el Israel sometido. Que era el Bautista ajusticiado recientemente, que hacía resonar su voz fuerte nuevamente.

Las gentes depositaban en ese nazareno sus esperanzas y frustraciones.

No era ajeno a ello el mismo Herodes, tetrarca de Galilea, aunque su inquietud pasaba por otro lado. Es que el brutal reyezuelo era muy supersticioso, y esa tendencia combinada con su voracidad por el poder es una mixtura malsana.
Así como las gentes querían adaptar a Jesús de Nazareth a sus propios esquemas y retratos, Herodes -e cierto modo- también, y su interés en conocerlo y verle no es inocente ni responde a un genuino ansia de conocimiento. Cuando los poderosos tienen esos intereses, no está de más preocuparse, porque todo ello responde a celos por el poder, y por ese poder serán capaces de cualquier cosa, por inhumana que fuera.
En el horizonte de Cristo comienzan a juntarse nubes oscuras.

Siempre se trata de lo mismo. Ese Cristo jamás terminará de adaptarse o encuadrar en nuestros retratos personales o comunitarios. Él está mucho más allá de cualquier molde o preconcepto, y maravillosamente rompe esas fotografías pálidas, y no dejará de sorprendernos. También se escapa a cualquier manipulación miserable o mezquina que se intente.

Porque la Buena Noticia no puede ser acotada, alambrada, maquillada con intereses escasos. La Buena Noticia son esos vinos abundantes de las bodas en Caná, el pan que no se agota, los peces que sobreabundan, el tesoro desbordante de la Gracia.

Siempre estamos a tiempo de recuperarnos en sanos asombros. Y nos debemos el permitirnos ver en plenitud el rostro de Aquél que jamás nos abandona)

Paz y Bien

Todos los rumbos



Para el día de hoy (25/09/13):  
Evangelio según San Lucas 9, 1-6


(El envío que el Maestro hace de los suyos es universal. A todas las naciones y más aún, a toda la humanidad.
La misión no tiene un mapa excluyente. Sin embargo, tiene sí una geografía preferencial.
Esa geografía es la geografía de los corazones.

Porque es en las honduras cordiales en donde se afincan los demonios del egoísmo y la soberbia, el yo primero, del olvido del hermano, del reniego del nosotros, de la obstinación en no querer ver ni escuchar, y esa resignación tan terrible.

A partir de esos reductos oscuros se constituyen los exilios, las periferias, los lugares intransitables y prohibitivos, sitios sombríos en donde a duras penas se sobrevive y en donde la humanidad desciende varios escalones.

Con todo el poder del amor, con la fuerza de la Gracia, todo es posible. No hay lugar para el no se puede.
Y hay que confiar en Aquél que siempre vá con nosotros, por delante abriendo caminos, a nuestro lado compañero fiel, detrás nuestro para no quedarnos y para cuidarnos las espaldas.

Por eso no son importantes las cosas, los equipamientos, las previsiones extremas.

Lo que cuenta y decide es la confianza, la esperanza, la perseverancia, y se expresa en fraternidad, en solidaridad, en salud recobrada que se comparte, en libertad que se celebra y vida nueva que se festeja.

A todos los rumbos, hacia allí vamos)

Paz y Bien

María de la Merced, María de la Libertad



Nuestra Señora de la Merced

Para el día de hoy (24/09/13):  
Evangelio según San Juan 19, 25-27




(¿Quien lo hubiera pensado? Sólo en los amorosos sueños insondables de Dios podría suceder.
Ella es apenas una muchachita campesina -una niña- de aldea ignota, una desconocida, una nadie, casi invisible para todos menos para Aquél que la amaba desde toda la eternidad.

Era tal la desmesura de ese Dios enamorado que la trata con una delicadeza inaudita y le pide permiso.
De su Sí dependerá la suerte misma del universo, de su Sí y su confianza se iniciará el camino del regreso a la vida plena, a la vida que no se termina. En las honduras de su ser se crece el Salvador de toda la humanidad, el que recreará a puro amor a toda la creación.
La Salvación tiene un rostro bien definido de mujer.

Ella es la que corre presurosa, madre en ciernes de pies descalzos, allí en donde hay una necesidad, en donde se requiere una mano amiga, un abrazo solidario, un auxilio incondicional.
Ella es la que no se contiene, y canta con voz firme al Dios de Gracia y la bondad que se ofrece a los que no cuentan, a los más pequeños, a los que son como Ella misma, invisibles pero de corazón grande, Dios que es roca firme en sus promesas invariablemente cumplidas, Dios siempre fiel, el Dios que se desvive por los humildes y levanta a los caídos, el que no vacila en derribar a los poderosos de sus tronos, el Dios de la mesa grande siempre dispuesta para los hambrientos.

En la mirada de María de Nazareth adivinamos la mirada de Jesús. En donde está la Madre, encontramos al Hijo, y con Ella, a pesar de todas las cruces más dolorosas, cobijamos pecho adentro lo que aún no comprendemos para que nos germine, para que la verdad se expanda, para que haya fiesta grande allá y aquí por cada cadena que se rompe, fiesta de liberación, esperanza que se reza para que no persista ninguna cautividad.

María al pié de la cruz, María del vino bueno y nuevo que nos anda faltando, María Madre, hermana, amiga, compañera de todos nuestros caminos, María de la Libertad que es menester procurar a cada instante y conquistar a fuerza de servicio y de vidas ofrecidas.

Para ser redentores con el Hijo en un mundo plagado de opresiones.
Para todas mis hermanas y hermanos mercedarios, Feliz día de la Madre)

Paz y Bien






Una lámpara que no se esconde




Para el día de hoy (23/09/13):  
Evangelio según San Lucas 8, 16-18


(En los tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth, la vida nocturna de las familias, especialmente las más pobres, estaba irremediablemente acotada. Al caer el sol y llegar la oscuridad, sólo quedaba el recurso de velas -prácticamente inaccesibles- o de lámparas de aceite, las que eran en su gran medida prohibitivas por el elevado valor del aceite. Por ello, si en una vivienda familiar se prolongaba el día encendiendo una lámpara, había de colocarse en un sitio alto del monoambiente familiar para que todos fueran alcanzados por el resplandor y se beneficien con la luz de esa pequeña lámpara.

No ha de ser muy distinta la Evangelización.

Somos pequeñas lámparas de barro, casi insignificantes, pero portamos un tesoro invaluable que tiene destino de bien común, de luz para toda la familia humana. No se esconde esta luz, no se tapa, no se minimiza, especialmente porque no nos pertenece y porque muchos dependen de ella. 
La luz no es para unos pocos, ni tampoco ha de ocultarse escapando de todos los miedos.
Ha de ser bien visible para todos, y quizás el mejor modo de expresarla sea con gestos y acciones, a menudo de compasión silenciosa, un silencio que es más fuerte que cualquier estruendo.

Porque en la ilógica del Reino, este tesoro se multiplica cuando se lo comparte, y se pierde si no se dá.

Habrá que andar pues, hambrientos de luz)

Paz y Bien

Administradores infieles de la Gracia de Dios



Para el día de hoy (22/09/13):  
Evangelio según San Lucas 16, 1-13



(El Evangelio para el día de hoy es un texto para leer y reflexionar con especial detenimiento y cuidado. Es un texto escandaloso para propios y ajenos.

Ese administrador infiel al que se le exige rendición de cuentas, sinceramente, es un limitado ingenuo en comparación con los obscenos casos de corrupción que conocemos a diario y que nos lastiman y nos ofenden, y probablemente el Maestro se ha valido de un caso similar conocido en aquel entonces para dejar su enseñanza. Porque siempre, hasta de los hechos más tenebrosos, se pueden aprender algo, y se pueden encender luces, y podemos encontrar puertas abiertas hacia el reino de Dios.

El gran tema planteado es el dinero, y quizás una lectura demasiado rápida y superficial nos haga aferrar a una limitada definición acerca del dinero injusto: de suyo, ello implicaría -así, de un modo superficial- que también hay un dinero justo.
Nada de eso.
El dinero hace rato que ha dejado de tener un carácter meramente instrumental, y es un brutal paridor de esclavos, dispensador de miserias, núcleo de un pseudocielo -el mercado- que sólo realiza una torpe imitación de los verdaderos bienes, los que no perecen y que sólo se adquieren desde un corazón humilde y pobre. Por eso se ha deificado al dinero, por eso o nos decidimos servir al Dios de la libertad y la vida, Dios Abba de nuestro Señor Jesucristo o nos volvemos dóciles siervos del ídolo falaz de las monedas y los billetes, de los números electrónicos que reniegan abiertamente del trabajo, de la salud, de la educación. Y si no hay ruptura, hay derrumbe de almas.

Y es menester rescatar en las profundidades de la enseñanza del Maestro la desmesura de la Gracia.
Frente al criterio de absolutismo pragmático y de mercantilismo militante, hemos de administrar la Gracia, la bondad y la solidaridad con esa impracticidad y esa maravillosa ilógica del amor y la compasión que hace amigos, redescubre hermanos, se acerca al prójimo y, por sobre todo, crea familia grande, administradores infieles a cualquier inhumanidad, fieles perpetuos en los pequeños gestos que nos humanizan)

Paz y Bien

Mateo, o el elogio a todas las críticas




Para el día de hoy (21/09/13):  
Evangelio según San Mateo 9, 9-13


(No era gentes muy apreciadas los llamados publicanos. Más bien, todo lo contrario: eran subcontratados entre los paisanos de los países vasallos de Roma por los recaudadores oficiales de impuestos, los gravosos tributos que debían pagarse a la potencia ocupante, por lo general a costa de la miseria de los más pobres. Estos publicanos, a menudo, aprovechaban su posición para prácticas extorsivas y corruptas, de modo tal que en sus funciones solían amasar pingües fortunas personales. Por ello, por su sumisión a los opresores de Israel, por su contacto con los paganos y por su inclemencia para con los suyos eran profusamente odiados, a tal punto de ser considerados impuros de toda impureza, en la misma categoría moral pecadora de las prostitutas. Nadie quería juntarse con ellos.

Sin embargo, este Cristo que pasa junto a este publicano Mateo, inesperada y asombrosamente lo invita a seguirlo. Tal es lo que el encuentro suscita, que Mateo deja atrás su mesa recaudatoria, sus prácticas corruptas y opresivas, el que dirán, y su pasado. Ese rabbí galileo le ha abierto la puerta a una vida nueva, re-creada. Y como si eso no bastara, el Maestro comparte la mesa con varios otros publicanos más.

A diferencia de los otros Evangelios sinópticos, en donde se lo menta como Leví, en la Palabra para el día de hoy al publicano se lo reconoce por su nombre Mateo, y no es una expresión casual ni coyuntural: literalmente, Mateo significa don o regalo de Dios, y el nombre es signo y símbolo.
El publicano, el perdido, el extraviado, es el don de Dios para que la comunidad -cuerpo vivo de Cristo- se transforme en señal de auxilio y salvación para toda la humanidad, comenzando con los perdidos, los desechados, los que nadie quiere, con luz de compasión y misericordia.

Es claro que de un modo casi automático, los fariseos expresan su repudio y desconcierto, aún cuando lo hagan con buenos modos. Para estas almas severas y puntillosas, que se erigen en jueces exactos de sus hermanos, no hay un Cristo posible que se encuadre en sus parámetros.

Por eso, cada vez que la Iglesia florezca en compasión y se crezca en misericordia y servicio, es dable y razonable que arrecien tormentas de críticas en variadas formas.
Benditos sean esos momentos, signos ciertos de la fidelidad a la Buena Noticia, moleste a quien le moleste)

Paz y Bien

Jesús de Nazareth y las mujeres




Para el día de hoy (20/09/13):  
Evangelio según San Lucas 8, 1-3



(Las pocas líneas del Evangelio para el día de hoy pueden parecernos meramente anecdóticas o escasas en una coyuntura puntual. Y sin embargo, propician y significan un ambiente de profunda ruptura.

En el siglo I, y más específicamente en las culturas semíticas del Mediterráneo, las mujeres tenían un status religioso, legal, social y cultural muy inferior respecto del varón: lo poco que pudiera estar a su favor provendría de aquello que el varón le concediera, su padre, su esposo o su hijo mayor en el caso de viudez. Hasta las mismas normas de la Ley así lo establecían.
En cierto modo, ello implicaba cierta misoginia y una consideración degradante de la mujer, especialmente en el ámbito religioso, un sesgo que dolorosamente perdura hasta nuestros días.

Así entonces, por ese preconcepto menoscabante a María de Magdala se la consideró tradicionalmente como una prostituta conversa, cuando no hay ningún indicador exegético que nos lleve a inferir ello, y esa conclusión tiene la oculta intencionalidad de hacerla extensiva, esa cualificación, hacia todo lo femenino.
Lamentablemente, en nuestros días -y a causa de ese sojuzgamiento- nos hemos ido hacia el otro extremo, en la profusa militancia del género como ideología.

Ni una ni la otra tienen que ver con la Buena Noticia, y es el mismo Jesús a través de todo su ministerio el que transmite una verdad que, de tan sencilla y fundante, la solemos pasar por alto: su Dios Abba ama sin medida y por igual a todas sus hijas e hijos, y no hace diferencia de géneros.
Por ello lo que declara el Evangelista es revolucionario: junto a los discípulos, iban con el Maestro varias mujeres en la plenitud de su decisión de seguir los pasos de Jesús.
Una María de Magdala liberada su alma de siete demonios, es decir, una vida humana plena y libre.
Una Juana, esposa de Cusa -procurador de Herodes- que no se amilana por la barrera ideológica y de manifiesta enemistad, y se abre caminos tras Él.
Una Susana, que ha descubierto el tesoro escondido del Reino y, al igual que sus hermanos discípulos, ha dejado todo y lo ha puesto al servicio de esa Buena Noticia que se viene creciendo.

Por ello llamarán mujeriego a este Cristo de la bondad y la fraternidad: porque son sus hermanas y hermanos, porque nadie es más ni menos que nadie...y muy probablemente, porque su Madre ha tenido muchísimo que ver en el plan de Salvación de ese Dios que se ha hecho historia entre nosotros)

Paz y Bien


Mesa de Cristo, mesa de agradecidos




Para el día de hoy (19/09/13):  
Evangelio según San Lucas 7, 36-50


(Las mesas de Jesús de Nazareth, vistas de una manera simple y superficial, pueden resultarnos harto confusas. Pues se sentaba con gusto a comer con publicanos -denostados por la gran mayoría del pueblo-, con sus amigos, en una gran mesa en donde el pan y los peces se multiplican a favor de esa multitud hambrienta, y también gustaba de compartir la mesa con aquellos que habitualmente lo censuraban y lo despreciaban, los mismos que se convertirían en sus enemigos mortales.

Así sucede en la mesa que nos plantea el Evangelio para el día de hoy. El Maestro es invitado a cenar a a casa de un fariseo importante, un tal Simeón, el cual lo convida en parte por esa tenacidad censora, en parte por darse renombre al invitar a ese afamado taumaturgo y también quizás, por una curiosidad natural para saber de primera mano qué dice y que enseña el rabbí galileo.

Sin embargo, y a pesar de que Jesús es tratado con cortesía y cierto respeto aparente, es una mesa muy angosta y bastante ajena a las cosas del Reino de su Padre.
En plena cena, una mujer de la ciudad famosa por sus pecados públicos, conociendo la presencia del Señor en esa cena, irrumpe en el recinto, se arroja a sus pies cansados y plena de llanto, los lava, los seca con sus cabellos y los unge con perfume.
Es mucho más que un gesto de ternura y delicadeza.

En la Palestina del siglo I, el lavado de pies y su unción con perfume era una tarea exclusiva de los esclavos, además de ser un gesto constante e impostergable de hospitalidad. Por otra parte, aquellos a los que se conocían sus pecados -especialmente los de índole moral y pública- eran considerados impuros y, por lo tanto, indignos de participar en la vida comunitaria; más aún, quien estuviera en contacto con un impuro, a su vez, adquiriría ese estado de impureza y, por ello, de ostracismo.

Así entonces esa mujer tenía todo en su contra. Ser mujer, es decir, un ser inferior sujeto a los caprichos del varón; ser pecadora y para colmo, pecadora pública: ostracismo social y religioso y la censura moral, el ser señalada por las calles. Alguien quizás pueda inferir aquí que, de algún modo, ella debía afrontar esas consecuencias porque se lo había buscado. Pero eso poco tiene de compasión, y nada de las cosas del Reino. 
Por ello mismo el Maestro no se niega a lo hace esa mujer, porque nadie como Él para leer lo que se inscribe y florece en las honduras de los corazones, y por ello mismo surgirá la sorda crítica de Simeón, que repudia no sólo a la mujer, sino a la mansa aceptación de Jesús.

En realidad, no hay una seria discusión de ortodoxia o heterodoxia. Lo que está en el centro es el perdón y la gratitud.

Porque para Simeón, el perdón se obtiene mediante actos piadosos prefijados, en una espiritualidad de trueque, corazones comercialistas que pretenden, a través del cumplimiento de los preceptos, la obtención del favor divino.
Pero es el tiempo de la Gracia, el año interminable de la Misericordia.
El Dios de Jesús de Nazareth es un Padre que brinda su amor sin límites ni condiciones porque ama sin medidas a todas sus hijas e hijos, un Padre que nos quiere, una Madre que nos cuida.
Perdón y liberación son flores perpetuas y maravillosamente desproporcionadas con nuestras mezquindades. Porque el amor que Dios nos tiene es incondicional, y esa mujer, sepultada por sus miserias propias y por la condena social y religiosa, ha descubierto esa bondad infinita, y desde esa confianza, desde esa vida renovada -resucitada- agradece en lágrimas de alegría en la persona del Maestro.

Tal vez la mesa de Cristo -mesa grande, inmensa, con sitio para todos- que solemos llamar Iglesia, sea una reunión de mujeres y hombres agradecidos, cuya gratitud es producto y fruto de saberse y reconocerse amados y perdonados)

Paz y Bien



 

Parecidos y falacias




Para el día de hoy (18/09/13):  
Evangelio según San Lucas 7, 31-35




(Jesús de Nazareth es un observador estupendo, capaz de entrever siempre lo que hay de profundo más allá de las apariencias, y lo que puede servirle de aprendizaje y al mismo tiempo de enseñanza a partir de la cotidianeidad. Así entonces, posando su mirada sobre los juegos de unos niños, dirige su explícito reproche contra los dirigentes religiosos de Israel, y sus palabras son pura profecía que atraviesan los tiempos.

Porque esos hombres, ocultos tras máscaras de piedad y heterodoxia, sólo son parecidos a hombres religiosos, pero su actitud es desoladoramente falaz, que induce y produce confusión y error. Se creen infinitamente mejores que el resto del pueblo y por ende por sobre ellos, y simultáneamente cualquier testimonio viviente que provenga de Dios y se exprese en hombres santos es despreciado, repudiado y hacen lo que sea para acallarlo.
Así entonces, al Bautista, en su ascética integridad de profeta, lo tildaban de loco, antisocial y peligroso. Y luego de haberlo suprimido con corrupta violencia, surge el Maestro con su voz nueva, plena de Gracia y de Reino.
Para Él tienen otro rótulo: como Jesús gustaba de compartir la mesa, el pan y el vino con muchos, especialmente con los extraviados, con los excluidos, con los que nadie invita, lo tildan de borracho y de glotón, amigo de publicano y de pecadores.Hoy sería acusado de amigo de divorciados, de marxistas, de homosexuales, de adictos, de ateos, de cualquier persona calificada como impresentable, aquellos que son desechos sociales, que estas crueles ciudades en las que vivimos escupen y desprecian como residuo menos que humano.

Nada les/nos conformaba, porque ese Mesías no encaja en sus esquemas predeterminados, porque ese Cristo siempre es más y dá más, muchísimo más de nuestras tristes y limitadas expectativas.

Por esos las voces de las profetisas y los profetas que el Espíritu suscita entre nosotros han de ser escuchadas. Abuelas santas, profetas de barrio, obreros solidarios, niños de mirada transparente, amas de casa florecientes de la justicia que tan a menudo olvidamos, apóstoles de la sonrisa, mensajeros de la cortesía, discípulos tenaces de todo servicio que hacen de esta vida un vino bueno y santo para brindar entre todos)

Paz y Bien

De la vida como triste cortejo de resignación



Para el día de hoy (17/09/13):  
Evangelio según San Lucas 7, 11-17


(En los hechos que nos manifiesta el Evangelio para el día de hoy, el Maestro se encuentra con un cortejo que se encamina al cementerio a depositar en la tierra su triste ofrenda mortuoria.
Sin embargo, en realidad son dos los muertos y varios más los moribundos.

Esa mujer, viuda ella, ha perdido a su hijo único. La luz de sus ojos ha muerto, y ya no tiene demasiado sentido seguir viviendo. Además, por el simple hecho de ser mujer carece de derechos legales y religiosos: la poca justicia a la que pueda acceder, así como el sustento y la protección provienen de los varones, primero de su esposo y luego de su hijo. Así, con un implacable tristeza a cuestas, esa mujer está tan muerta como ese hijo que el grupo lleva en el ataúd, y al que la muerte ha arrancado de una vida plena, de amores y familia, árbol joven talado sin hesitar.

Ellos son los dos muertos, y a uno lo llevan al depósito de cuerpos en desecho, el cementerio, con mucho cuidado de lo que tocan, toda vez que la muerte es causa absoluta de impurificación y, por tanto, de segregación comunitaria.. La otra, la viuda, ya han asumido que se irá apagando pues la muerte ya se le ha afincado en su minúscula existencia de mujer excluida.

A la vez, los integrantes del cortejo son, en cierto modo, una multitud de moribundos que le hacen coro al dolor. Ellos no alivian las penas ni brindan su consuelo, ellos se han resignado ante lo que parece inevitable, ellos se rinden a lo impuesto porque les han enseñado que las cosas son así y nó de otra forma. Para ellos una lápida es la puntada final de esta mortaja que llamamos existencia.

Así solemos pasar por la vida, como un triste cortejo resignado, doblegados por todos los imposibles que nos hemos enclavado a lo largo de los días.

Sin embargo, como aquella vez nos vuelve a salir al paso Jesús de Nazareth con su santa irreverencia, con su asombrosa esperanza, con su inmensa y entrañable ternura que ante todo, aplaca esas lágrimas que ahogan, y sana esos ojos que sólo saben de llantos y no de amaneceres nuevos.

Y a todo se atreve.

Aunque esté establecido que está mal, que no se debe, que debes aguantarte las consecuencias, el se acerca allí en donde la muerte campea para que se despierte lo muerto, para que nos resucite la esperanza, para rehacernos en la mirada amplia con el corazón grande porque con la Gracia todo se puede.
La voz fuerte de Cristo nos sacude las fieras modorras para que volvamos, día a día, instante a instante, a despertarnos erguidos, íntegros y dignos a una vida plena)

Paz y Bien


Cristianos desconocidos, creyentes innominados



Para el día de hoy (16/09/13):  
Evangelio según San Lucas 7, 1-10


(A lo largo de los Evangelios, podemos rastrear toda una geografía -perfectamente trazable- que se corresponde con el ministerio y predicación misioneras de Jesús de Nazareth, y es menester prestar especial atención a su contenido simbólico, por todo lo que nos revela, por las ventanas que se nos abren. 
Así entonces, en esa geografía podemos intuir senderos de Salvación que el Dios de la Vida nos regala, una geografía de la Salvación.

En el Evangelio para el día de hoy nos situamos en Cafarnaúm, plena Galilea. Esa Galilea, si bien parte de la tierra santa, era mirada con desconfianza religiosa por los sectores más ortodoxos de la fé de Israel, pues Galilea era zona de intercambio y comercio con extranjeros, y por lo mismo, muy pasible de contaminación con lo ajeno y distinto, considerando al extranjero como el epítome de la impureza. Socialmente, no era mejor su consideración: desde las colinas jerosolimitanas, los galileos eran observados con condescendiente desprecio, varios escalones por debajo de la escala social -nada bueno puede salir de Nazareth-, algo así como kelpers judíos a los que todo se le exige pero pocos derechos se les concede.

La gran señal es que Dios se ha despojado de todo para hacerse uno de nosotros, uno entre tantos, el insondable y asombroso misterio de la Encarnación de un Dios que elige hacerse compañero y hermano de los que no cuentan, de los marginales, de los que son despreciados y no son muy tenidos en cuenta, en la Nazareth de esa Galilea de la periferia.

Por otra parte, la escena acentúa más esa situación: el centurión era un oficial de la fuerza militar del imperio ocupante y opresor de la Tierra Santa. Es un extranjero, un pagano, un proscrito que puede despertar alguna que otra simpatía menor pero que lleva en sí el estigma de su condición y su obrar. 
No obstante ello, suplica por un servidor suyo -casi seguro un esclavo-, que por la postración provocada por su dolencia, también es un proscrito y un impuro a causa de su enfermedad. Es un proscrito que ruega por otro proscrito a ese rabbí galileo que a nadie rechaza y que tanto bien pasa haciendo.
Pero también sabe que entre ese hombre de Dios y él, un soldado romano, hay un abismo insalvable. Por ello le hace llegar a Jesús su súplica a través de terceros, por ello abiertamente confiesa que no es digno de recibir bajo su techo a ese Cristo, y allí mismo germina el milagro. 
Ese hombre confía, tiene su mente y su corazón encendidos de fé en el Maestro y en el poder de su Palabra, aún cuando él no sea parte de ese pueblo elegido.

Ese centurión es imagen de tantos cristianos desconocidos, de tantos creyentes innominados. Son los que rompen toda barrera impuesta y se juegan por los demás, que anteponen el dolor del otro a cualquier interés propio. Son los que saben que la bondad tiende puentes que hacen superar cualquier abismo. Son los que esperan contra toda esperanza, son los que aún sin ser parte, confían aunque no vean.
Son los que sin demasiados aspavientos hacen el bien a todos sin buscar el aplauso o la conveniencia, y a nosotros también muchos nos levantan a diario tantas sinagogas para reunirnos.)

Paz y Bien



El Dios de los regresos y los reencuentros



Para el día de hoy (15/09/13):  
Evangelio según San Lucas 15, 1-32



(Jesús de Nazareth, en la parábola erróneamente llamada del Hijo Pródigo -pues sería más fiel llamarla del Padre Misericordioso- hace un retrato de varios personajes que revelan la esencia misma de Dios y las cosas que suelen arraigarse en la condición humana.
Así entonces el hijo menor, al hacer el reclamo de su porción de la herencia de su padre, en cierto modo quiere anticipar la muerte del mismo. Quiere la parte que le corresponde, quiere absoluta libertad de movimientos, quiere total independencia, y no quiere estar atado a nada ni a nadie, y quizás ése es el error más grosero. La liberación no estriba en ser libre de sino más bien en ser libre para.

El hijo menor, tras de esa oculta estrategia mortal, dilapida lo más valioso de su herencia que es su propia existencia, su dignidad única e intransferible, otorgada por ese insondable misterio filialmente amoroso: su vida es noble, es totalmente humana y digna porque ante todo es hijo.

La identidad desdibujada, la vida disipada en lo que perece, la dignidad hollada por el hambre y la miseria tendrían, en nuestro razonable horizonte, una conclusión unívoca y un final predeterminado, del cual no se vuelve. Al fin y al cabo, justo sería decir que este joven se lo buscó.

Pero el corazón sagrado del Dios de Jesús de Nazareth es infinitamente más amplio que nuestros acotados esquemas. Y, alabado sea Dios, la ilógica de la Gracia sigue siendo un magnífico escándalo.

Porque este Dios no se contenta con la espera acongojada, sino que sale al encuentro de quien se ha perdido. Porque este Dios pretende compartir en mesa grande el reencuentro de los extraviados, la vida recobrada, la dignidad restituída, la libertad auténtica reconquistada.

No cuenta lo que ha quedado anclado en el pasado, sólo que ahora es tiempo de abrazos y ya mismo, al calor de los afectos entrañables, germina un futuro por todo lo que podemos llegar a ser.

El Dios de Jesús de Nazareth no es un juez severo ni un verdugo eficaz, al que se supone rápido para el castigo  merecido. Este Dios es un Padre que ama sin medida a todas sus hijas e hijos, a los que se pierden y a los que refunfuñan porque aún no quieren mirar sus ojos misericordiosos que resplandecen en el Maestro -los mismos de María de Nazareth-, porque en su mesa siempre hay comida de sobra y lugares abundantes para que todos, sin excepción, nos juntemos a celebrar la vida que se nos ha regalado)

Paz y Bien

Esa cruz que enarbolamos



La Exaltación de la Santa Cruz

Para el día de hoy (14/09/13):  
Evangelio según San Juan 3, 13-17



(Hoy celebramos la Exaltación de la Santa Cruz. Es, cuanto menos, una celebración extraña y contradictoria, porque la cruz fué, es y será motivo de escándalo.
Porque inmersos en mares oscilantes de materialismo y hedonismo, y también en yertos campos citadinos plagados de miseria y sufrimiento, pareciera que se ensalzara el dolor y el sufrimiento. 

Algunos sienten una natural repulsión; los romanos no se andaban con vueltas a la hora del verdugo y de la ejecución de los que ellos consideraban criminales, terrible show cruel y sangriento. Otros sólo utilizarán un símbolo, los dos maderos cruzados que no tienen mayor sentido si no está el Crucificado. Otros se aferrarán al espanto y a la sangre vertida. Otras almas muy mezquinas quieren confundir a los pequeños con sesudos argumentos que pretenden indicar que el Maestro no ha muerto en esa cruz sino mediante otro método, otro tiempo, otro sentido.

Nosotros, desde el silencio, enarbolamos la Santa Cruz de Jesús de Nazareth porque es la señal certera del amor mayor, de la ternura de un Dios pobre absoluto, que de todo se despoja -eternidad, hijo, existencia- para que todos vivan, para que nadie más sea ejecutado, para que no haya más crucificados en ningún tiempo histórico.

Esos maderos no se cruzan de manera casual: uno de ellos apunta hacia ese cielo que le dá sentido y trascendencia. El otro, hacia los lados, se dirige al prójimo reconociendo y abrazando hermanos.
Allí en donde parece que todo finaliza de la peor manera, allí merced a ese amor entrañable, todo dá comienzo, un comienzo definitivo de Resurrección.

¿Dónde está ese Dios al que solemos reclamar cuando nos sumergimos en marejadas de dolor, de tristeza e injusticia?
Ese Cristo vuelve a estar allí, crucificado, para que recuperemos la vida, existencia ofrecida para que ninguno se pierda.

Esa es la cruz que enarbolamos como señal de auxilio, como bandera, como horizonte)

Paz y Bien

Hermano Cura Brochero -una canción-


R.P. José Gabriel del Rosario Brochero, sacerdote argentino -1840-1914- será consagrado Beato de la Iglesia Católica el día de mañana, 14 de setiembre de 2013.
Los hombres santos así son sal y son luz para los pueblos, y con todo y a pesar de todo, se nos vuelve día de fiesta y júbilo. 

Para compartir, una hermosa canción del querido y recordado Chany Inchausti -de Los Arroyeños- y Coco Dos Santos, interpretada por alguien que hace muy poco ha partido hacia los campos de Dios, Eduardo Madeo, primera voz de Los Fronterizos

Paz y Bien

Ricardo

HERMANO CURA BROCHERO (cueca)

Junto al río Santa Rosa
bajo el cielo cordobés
surgió a la vida la flor generosa
de tu alma, José Gabriel
surgió a la vida la flor generosa
de tu alma, José Gabriel

Como el agua del torrente
crece impetuosa tu voz
regando el dulce trigal de tu gente
con lluvia que manda Dios

Se apagó en Mina Clavero
pero siempre brillarán
tus fulgores, Cura Brochero,
que en tu pueblo vivirán
tus fulgores, Cura Brochero,
que en tu pueblo vivirán.

Junto a las cumbres nevadas
piedra, cielo y soledad
topando al viento en tu fiel Malacara
la vida te vió pasar
topando al viento en tu fiel Malacara
la vida te vió pasar.

Corteza de tronco viejo
mártir de la caridad
que alimentó en el fogón de tu pecho
la llama de la bondad

Se apagó en Mina Clavero
pero siempre brillarán
tus fulgores, Cura Brochero,
que en tu pueblo vivirán
tus fulgores, Cura Brochero,
que en tu pueblo vivirán.

Chany Inchausti - Coco Dos Santos

aquí  puede escucharse:


Repúblicas de ciegos



Para el día de hoy (13/09/13):  
Evangelio según San Lucas 6, 37-42


(La ceguera es, ante todo, una endemia espiritual. Pues obviamente el Maestro no se dirige a los no videntes, sino más bien a todos aquellos que por distintos motivos pasamos este corto tiempo que nos suele tocar vivir como ciegos, mirando sin ver, renegados de toda verdad por evidente que ella sea.

Esta ceguera persistente se manifiesta de múltiples modos, aunque su raíz sea siempre la misma. La ceguera de la propia ideología que no acepta ningún disenso u opinión diferente o en contrario. La ceguera de relativizar todo. La ceguera de mirar un simple árbol e ignorar flagrantemente el bosque que lo contiene y del cual forma parte sustancial. La ceguera de no ver al que sufre a tu lado. La ceguera -humanamente apóstata- del egoísmo, de preocuparse y ocuparse por lo que perece. La ceguera de lo que se impone antes de lo que se propone. La ceguera de la desesperanza, de la resignación, de los imposibles instaurados, del qué le vamos a hacer.

Todo ello se agiganta cuando esta ceguera campea en los corazones de los que tienen funciones dirigenciales, jerárquicas o de liderazgos. Esas cegueras, necesariamente, conducen al abismo.

Quizás entonces el mundo no sea otra cosa que un nutrido grupo de repúblicas de ciegos, o más bien, de enceguecidos, vidas opacas sin color ni tonalidades que se acepten y toleren, matices que nos enriquecen.

Por eso es menester atreverse a abrir bien los ojos, a despejarnos de tantas vigas que gustamos de portar, a la magnífica rebeldía de abrir los ojos y empaparse de verdad. Para germinar, para crecer y florecer, porque todo es posible, porque todo se nos ha dado, porque es el tiempo de la Gracia)

Paz y Bien

De la recompensa a la gratitud



Para el día de hoy (12/09/13):  
Evangelio según San Lucas 6, 27-36


(No es fácil. Las palabras del Maestro son revolucionarias, y se aparecen como una utopía imposible: el fundamento de la humanización total es un éxodo continuo de cualquier atisbo de egoísmo, aún cuando se asome como una lícita búsqueda personal.

La exhortación es inequívoca, se trata de amar, de bendecir y de orar, pero ante todo y especialmente por aquellos que nos odian, que nos maldicen, ese enemigo al que le place nuestra destrucción y nuestro silencio, la supresiva acción violenta.

Las palabras de Jesús de Nazareth son más que un discurso, y Él las ratifica ofreciendo mansamente su propia vida.
Se trata de que nadie más perezca, se trata de proteger la vida, y la vida de todos.
En el chato horizonte de nuestras mezquindades, el perdón deviene inútil cuando no imposible; pero en la santa ilógica del Reino, el perdón es camino de liberación que refunda existencias y naciones. El perdón es la gran revolución pendiente para nuestros corazones agobiados.

Es cuestión de comenzar a darse cuenta.
El perdón es la expresión de esa infinita misericordia que sostiene al universo, la dinámica de la Gracia de un Dios Abba que sólo vé hijas e hijos antes que propios y ajenos.
Por ello la bondad no ha de tener excepciones ni condicionales, y porque hemos sido reconocidos como tales por un Padre entrañable es que podemos descubrir hermanos a los que, quizás, en estos momentos descartamos.

Por ello la vida pueda expresarse como el paso salvador de Dios por nuestras vidas, unas existencias que tuercen destinos estériles en valles fecundos por esa gratitud renacida, la generosidad incondicional, la solidaridad tan necesaria como el respirar, la compasión como motor de la historia)

Paz y Bien


Bienaventuranzas, vivir en dos mundos



Para el día de hoy (11/09/13):  
Evangelio según San Lucas 6, 20-26



(A simple vista, la dialéctica bendición/maldición expresada por Jesús de Nazareth en el sermón del monte y especialmente en las bienaventuranzas indicaría una simple y directa tensión por la cual los seguidores del Maestro gozarán postreramente de las bendiciones divinas, así como los que no una catarata de maldiciones equivalentes a una condenación.

Pero en el tiempo nuevo de la Gracia, nunca las cosas son lineales, ni la Palabra ha de asimilarse literalmente. La literalidad es madre de todos los fundamentalismos.

Por eso Jesús no alaba a la pobreza por la pobreza misma, ni condena a la riqueza por la riqueza misma. Lo que sucede es que el pobre vive en dos mundos, en este presente duro e injusto y, a la vez, en ese mundo escatológico del Reino que este mismo momento ya está creciendo y presente entre nosotros.
El rico, en cambio, satisfecho con sus ambiciones materiales, se aferra solamente a este mundo perecedero que tiene fecha de vencimiento, un mundo esquivo en donde su horizonte no permite hermanos, no acepta prójimos, en donde se le rinde culto al dios dinero, ídolo cruel que devora a tantos y que a nadie más admite.

Esas imprecaciones, a nuestros oídos tan duras, son dolorosos gritos de súplica para no desperdiciar la existencia.
Esas bienaventuranzas son señales de auxilio para aquellos que no dan más, para que la esperanza no se apague, para que ni la pobreza, ni el dolor, ni el llanto ni la violencia que se obtiene a causa de la fidelidad al Reino nos quiten el horizonte de un tiempo nuevo y definitivo que Él ha pagado para nosotros a precio de sangre)

Paz y Bien

Con todos, para todos



Para el día de hoy (10/09/13):  
Evangelio según San Lucas 6, 12-19


(La clave y razón de la decisión tomada por Jesús y que nos relata el Evangelio para el día de hoy se encuentra en la oración: el Maestro pasa toda la noche orando, en diálogo fecundo con su Padre, y su oración es mucho más que una práctica piadosa o una ascesis espiritual. Para Él es una necesidad mayor que la de respirar, una necesidad que surge del amor mismo, porque cuando amamos siempre buscamos estar junto a quien en verdad queremos. Y así la vida se nos vuelve luminosa y fecunda.

A partir de esa noche -en donde resplandecía el Espíritu- el Maestro, de entre la multitud de discípulos, mujeres y hombres que le seguían, elige a doce de ellos. Es crucial que los Evangelistas recuerden sus nombres, nos brinden detalles puntuales de sus caracteres y de sus acciones.
Algunos nombres remitían a profetas, otros a los patriarcas, y es el pueblo que en los nombres de sus hijos quiere mantener vivas las tradiciones que hacen a su identidad primordial. Algunos tienen por oficio la pesca, otro es recaudador de impuestos, otros tienen un compromiso ideológico militante -los zelotas-, varios de ellos son de carácter voluble o arrebatado, uno lo negará abiertamente, otro lo venderá y traicionará a sus enemigos.

Se trata de hombres con algunas virtudes y muchos defectos, en los que no se ha desdibujado ninguna miseria. Porque para ser discípulo hay que seguir sus pasos y confiar, a pesar de todas nuestras limitaciones y mezquindades.
Es el asombro magnífico que nos produce la Gracia.

Con todo lo que somos, a pesar de todo lo que somos, hay una misión en marcha que es indelegable, intransferible, y que siempre la encabeza el Maestro, y es la de ir con todos aquellos que quieran seguirle haciendo el bien, sin distinción, creciendo en humanidad, reconstruyéndonos en compasión, renovando la faz de la tierra sin límites ni excepciones con esa misericordia que sustenta al universo)

Paz y Bien

Mano paralizada, corazones enfermos



Para el día de hoy (09/09/13):  
Evangelio según San Lucas 6, 6-11


(Una mano seca, una mano paralizada. Una mano incapacitada para el trabajo, para ganarse el pan, para el saludo franco y amable, una mano impedida de cualquier afecto, una mano que nada percibe y nada señala, una presurosa señal de discapacidad, de enfermedad, de condena expresa, un hombre que ha de ser apartado de todo pues es portador de impureza visible, es un minusválido no tanto por no valerse por sí mismo, sino más bien por valer menos.

Esos hombres duros y puntillosamente religiosos -estrictamente ortodoxos- no tenían en cuenta al doliente; al fin y al cabo, ya estaba mensurado y clasificado, y no podían distraer ni un segundo de su atención en esos detalles menores. En cambio, preferían centrar ojos y oídos en el rabbí galileo que se atrevía a cosas tan peligrosas y contrarias a las buenas costumbres, en medio de la comunidad, insuflando la imagen de un Dios que nada tenía que ver con el Dios de Israel en el que ellos creían.
Este galileo se había vuelto un sujeto de cuidado, un revoltoso cuyo peligro mayor radicaba en lo que estaba inexorablemente firme y Él venía a cuestionar en gestos, en acciones y en palabras. Por ello mismo estaban atentos a que el nazareno cometiera algun irresponsable error, para así tener motivos sobrados para acusarle de blasfemo...el resto de su cruel sistema se encargaría de el silenciamiento postrero.

El Maestro conoce como nadie todo lo que se teje en las honduras de cada existencia, en especial lo que se esconde, y es mucho más que una motivación meramente psicológica. Por ello mismo, a plena vista de esos hijos mezquinos hace pasar al centro de la congregación a ese hombre que padece el mal en su mano. Porque para hacer el bien no hay que andar pidiendo permiso, porque no hay días habilitados y días prohibidos para la compasión y porque el socorro al necesitado ha de ser el centro gravitante de toda comunidad que quiere permanecer fiel al Reino que ya está entre nosotros.

Ese hombre recupera las facultades plenas de su mano, una humanidad felizmente reconstituida y re-creada. Porque, al fin y al cabo, ese hombre era un doliente, pero los otros, los otros sí eran los verdaderos enfermos, corazones de piedra inconmovible)

Paz y Bien

Sin medias tintas


Para el día de hoy (08/09/13):  
Evangelio según San Lucas 14, 25-33



(Jesús caminaba rodeado por una gran multitud. Muchos de ellos lo seguían por su palabra nueva, por sus enseñanzas tan distintas a las demás que imperaban y abundaban por aquel entonces. Otros tantos, porque Él sanaba a todos los que le traían, y realizaba cosas imposibles. Muchos también -entre ellos sus mismos discípulos- que ponían en Él sus esperanzas de liberación de Israel, y esperaban sinceramente que ese profeta galileo asumiera pronto su función como Rey de Israel, derrotando por fin a sus enemigos romanos y reestableciendo la dinastía davídica. 

Muchos eran los motivos para seguirle, pero no advertían lo más importante: que Jesús de Nazareth vá camino a Jerusalem, a enfrentarse a los espantos de la Pasión por su total fidelidad al proyecto de su Padre, a su amor, a un destino que asumía como propio y que, sin dudas, pocos o nadie entendían o aceptaban.

Es fácil entremezclarse entre una multitud así, cada uno con sus ansias, sus aspiraciones personales, sus ilusiones y fantasías. Es fácil también salirse cuando la columna parece no dirigirse a donde suponíamos, y ello es también motivo de angustia para todos aquellos siervos de los números y las estadísticas, porque han depositado sus valores allí en donde se afincan el número y las cantidades de adeptos, la masa que se impone, las credenciales identificatorias.

Al Maestro, sinceramente, no se detenía demasiado en todo ello. Esos conteos son tan fáciles de calcular como banales, y quizás vaya siendo tiempo de dejar de lado el contar cuantos somos, sino más bien volver a darnos cuenta que al frente de este peregrinar vá el mismo Cristo en camino decidido hacia la cruz, y que quien se atreva a seguir sus pasos no puede maquillarse con los colores desvaídos de los afanes momentáneos, del escudo multitudinario -vano muro de papel- y de la verdad bebida a medida y sabor de la pura conveniencia individual.

La vida cristiana no ha de escribirse con medias tintas que se diluyan con facilidad, que se borroneen ante la aparición del primer chubasco pequeño.

Se trata de algo más que una elección pasajera, o de una opción variable.
Se trata de poner como mayor valor y horizonte de navegación a ese Reino inaugurado por el Maestro que tiene el tinte imborrable de lo definitivo, pues se inscribe en las honduras de los corazones, en los núcleos primordiales de cada existencia.

Sólo así tiene sentido seguir sus pasos, renegando de todo ego, saliendo en busca del hermano con la cruz al hombro)

Paz y Bien

Señor del sábado



Para el día de hoy (07/09/13):  
Evangelio según San Lucas 6, 1-5



(En los tiempos del exilio y la cautividad en Babilonia, el pueblo de Israel tuvo la urgente necesidad de aferrarse a sus costumbres y tradiciones para no perder su identidad única. Entre esas tradiciones, estaba la ley mosaica que regía su vida religiosa, aún bajo el dominio babilónico; entre los mandamientos, el Shabbat como día de encuentro para reencontrarse con su Dios y la comunidad, día para la oración, el descanso y la reflexión. Es decir, el Shabbat era un día más que especial, instituido para su propio bien.

Sin embargo, con el transcurso del tiempo y como suele suceder, tradiciones se convierten en traiciones. Normas y preceptos se habían sacralizado por sí mismas -fundamentalismo exacerbado e inhumano-, y así se perdía de vista a Aquél que las había inspirado, y a la vez el para qué.
A tal punto que la observancia de esas normas era causa de opresión, de ahogo espiritual, de rictus amargo, de culto vacío.

En esa sintonía es que se suscita la crítica de los puntillosos fariseos respecto del Maestro y sus discípulos; al atravesar un sembradío, sintieron la punzada del hambre, y con gesto natural arrancaron algunas espigas para poder comer los granos, algo tan simple como una necesidad primaria. Pero para las almas mezquinas, primero están las normas y luego las necesidades, primero el rigor, luego -quizás- la humanidad.

Nosotros también somos cultores de muchos sábados, cualesquiera sea su origen. El sábado del clericalismo, el sábado del templo cerrado a unos pocos, el sábado del dinero, el sábado de la figuración, el sábado de las preeminencias y los títulos, el sábado vacío de compasión y pródigo en olvido del prójimo.

Por Gracia de Dios, Jesús de Nazareth es un santo alborotador. Es Señor del Sábado, de todos los sábados instaurados, para que dejen de golpearnos y aplastarnos, para que prime la necesidad del hermano, para que haya reencuentro fecundo, para que florezca la solidaridad, para volver a reunirnos al calor del Espíritu en estos inviernos de egoísmos y violencias)

Paz y Bien

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