Glorificados



Para el día de hoy (19/05/15):  

Evangelio según San Juan 17, 1-11a.




La liturgia del día de hoy nos ofrece un fragmento de la llamada Oración Sacerdotal de Jesús: se trata de una plegaria elevada por Jesús de Nazareth desde sus mismas entrañas, la súplica de un hombre que está a punto de morir -tiene plena conciencia de ello-, y así ruega por los suyos, por los discípulos que permanecen, por todos nosotros, para que prevalezca en los que Él eligió la Gloria de Dios.

A simple vista, hay una extraña paradoja. La gloria de Dios parece estar íntimamente asociada a la muerte. Y más aún, parece no tratarse del resplandor inmarcesible de un cielo distante.
Respecto de nuestra acotada y mínima humanidad, Dios es el totalmente Otro, inmenso, infinito, inaccesible; pero un puente se ha tendido, Cristo Sacerdote, para que todos traspasen esa frontera en apariencia infranqueable, y puedan llegar a sus atrios, a las honduras de su corazón.

Se trata de la ilógica del Reino.
Hay una asociación con la muerte en tanto que vida ofrecida sin condiciones para que los demás vivan, signo y sacramento del amor mayor que todo lo transforma.
El Dios de Jesús de Nazareth, Abbá, es un Dios que ha decidido tejerse en la historia humana, un Dios que se abaja hasta estos campos yertos para que la vida florezca, Dios que se hace hombre, que se hace historia, que se hace vecino, que se hace niño en brazos de su Madre.

La gloria de Dios es la eternidad que se vuelca sobre esto que somos como rocío bondadoso e ilimitado, sin ningún mérito de nuestra parte. Sólo el amor de Dios todo lo puede.

Ese cielo que se nos abre corazón adentro es don y misterio. La gloria de Dios es que el hombre viva, especialmente el más pobre, en plenitud, en libertad.

Queda en nuestras manos ser fieles a ese amor primero, a esa decisión de rescate, haciéndonos oración palpitante en cada gesto, caridad sin reservas, Evangelios vivos que sólo acuden a las palabras cuando sea necesario, porque todo lo que hay que decir se dice con la vida misma cada día.

Paz y Bien


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