Alcancías







Para el día de hoy (17/06/16):  

Evangelio según San Mateo 6, 19-23





La lectura de hoy y la enseñanza del Maestro está directamente relacionada a la primer Bienaventuranza, la explica y hace profundizar a los discípulos acerca de ella. Tiene que ver con lo que anida en el corazón de cada creyente, lo que en verdad le es valioso, lo que define su vida, Dios o el mundo -dinero, cosas, poder-, pero también con la manera de ver al mundo y al prójimo, con la mirada bondadosa de Cristo o con la mirada mezquina del egoísmo, tamiz cruel que trata de amoldarlo todo a los caprichosos esquemas que se enarbolan.

Pero no es difícil trasladar el mensaje de Jesús de Nazareth de las personas a las naciones, sin perder de vista, claro está, que todo se define en los corazones.
Lo usual y razonable es mensurar y valorar a las naciones en base a sus estados financieros, su poder militar, el volumen de su comercio y producción. Sin embargo, a partir de los nefastos razonadores de miserias de diversos colores y pertenencias, el mundo parece generar cada vez más pobres, sobreabunda en marginalidad y vomita cada vez más violencia, a menudo producto de una injusticia que se enquista como natural y lógica, aún cuando nada -absolutamente nada- justifique el camino de la violencia, potro bravo del que es muy difícil desmontar y que nada tiene que ver con el Evangelio.

Corramos el grato riesgo de ser rotulados como ingenuos. Bendito sea Dios si eso es por la fidelidad a la Buena Noticia.
Desde lo que el Maestro nos descubre, podemos imaginar, soñar y construir otro mundo en donde la riqueza de las naciones no pase tanto por el poder que se imponga ni por la cantidad de ceros de sus finanzas -instrumentos válidos, pero sólo instrumentos- sino más bien en cómo protege a los indefensos, cómo promueve a los pobres, como rescata a los olvidados y desvalidos, el empleo que genera, la justicia que se observa porque es lo que se debe aunque no estén las luces de las cámaras encendidas.

Y también en la mirada que cada nación tenga para los que están caídos a la vera de la existencia, las periferias de la vida, alcancías en donde se acumulen santas moneditas de compasión, de solidaridad, de justicia, de fraternidad.

Paz y Bien



0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba