La voluntad de Dios




La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. 
La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, 
la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, 
la moderación en las costumbres; 
el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, 
el conservar la paz con nuestros hermanos; 
el amar al Señor de todo corazón, 
amarlo en cuanto Padre, 
temerlo en cuanto Dios; 
el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; 
el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, 
el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; 
y, cuando está en juego su nombre y su honor, 
el mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, 
en los tormentos la confianza con que luchamos 
y en la muerte la paciencia que nos obtiene la corona. 
Esto es querer ser coherederos de Cristo, 
esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre.

San Cipriano, obispo y mártir
Tratado sobre la Oración del Señor

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