La cosecha final







Para el día de hoy (26/07/16):  

Evangelio según San Mateo 13, 36-63




La lectura del Evangelio que hoy nos convoca involucra la explicación de la parábola de la cizaña por parte del Maestro a los discípulos, parábola que meditábamos días pasados. Se trata de la aplicación universal de esa enseñanza, y el modo de vivirla en los tiempos que le toquen vivir a los discípulos de todos los tiempos, de toda la historia: si tomamos las dos lecturas en una sola línea, la primer parte es netamente cristológica mientras que la que hoy nos ocupa es eclesiológica por el compromiso de la comunidad cristiana y, a su vez, escatológica pues remite a los tiempos finales.

El tiempo final está decidido y resuelto por el Hijo del hombre, Su envío de los ángeles cosechadores es signo de su autoridad plena, de su soberanía divina. El tiempo final, antes que un tiempo de venganza y temores, es el tiempo santo del encuentro definitivo del Cristo con la humanidad y por eso es motivo de nuestra esperanza.
Porque la buena semilla dá frutos asombrosos, una cosecha portentosa desde la humildad silenciosa de la tierra fértil, y el Enemigo intentará frustrar ese destino de pan suscitando cizaña, yuyo venenoso que es extremadamente parecido en sus comienzos al trigo santo. Muy parecido, pero nunca lo mismo. 
Cizaña escandalosa, piedra de tropiezo de la fé de los pequeños.
Cizaña de maldad, en donde se cercena toda posibilidad de justicia, flor del Reino.

Aún así, paciencia y misericordia de Dios van de la mano. Siempre hay tiempo de revertir lo tóxico de la cizaña, y que revierta en pan de los hermanos.
Pero mejor aún, el Enemigo siembra cizaña precisamente por la presencia del trigo, de los buenos brotes, del mejor fruto.

A pesar de que duela, a pesar de todas las molestias y los horrores, la presencia de la cizaña es un indicador de que el trigo viene creciendo joven y sano, y no es nuestra la cosecha ni la poda intermedia.
Nuestra es la esperanza, nuestra es la alegría de sabernos acompañados y esperados hacia el final con gozo de reencuentro y fiesta de frutos.

Paz y Bien




1 comentarios:

ven dijo...

Señor, que tu misericordia nos acompañe siempre, gracias, que Dios sea con usted.

Publicar un comentario

ir arriba